Frenar las manecillas del reloj biológico de las mujeres: España lidera la investigación en fertilidad para rejuvenecer los ovarios

En el país se realizan cada año más de 167.000 ciclos de fecundación in vitro, lo que supone cerca del 15% de estos tratamientos de toda Europa

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España es uno de los
España es uno de los países líderes en investigación en fertilidad. (AdobeStock)

La mujer nace con una cantidad limitada de ovocitos y experimenta su periodo más fértil entre los 16 y los 30 años, aproximadamente. Es en estos años cuando las mujeres cuentan con una óptima cantidad y calidad de ovocitos. A partir de los 35 años, la reserva ovárica comienza a degenerarse hasta agotarse por completo entre los 45 y los 55 años.

La precariedad, la dificultad de acceso a la vivienda y los elevados costes de la crianza inciden directamente sobre la baja tasa de natalidad en España, cuyas cifras han alcanzado mínimos históricos. Como consecuencia de esta situación económica, cada vez son más las mujeres que se ven obligadas a una maternidad tardía. Según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona publicado en abril, la edad para tener el primer hijo supera ya los 33 años.

Ante esta problemática, no es de extrañar que España sea uno de los países líder en investigación de la fertilidad, pues la reproducción asistida crece cada año. Los últimos datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) muestran un crecimiento del 33% en los nacimientos por estas prácticas, según el registro de actividad de 2021.

De acuerdo con la SEF, en España se realizan más de 167.000 ciclos de fecundación in vitro (FIV) y aproximadamente 31.000 ciclos de inseminación artificial, lo que se traduce en un total de 40.000 nacimientos anuales. Además, según datos de Instituto Bernabeu, España concentra cerca del 15% de los tratamientos FIV de toda Europa, superando en volumen a grandes potencias como Francia o Alemania.

Ecografía de una mujer embarazada.
Ecografía de una mujer embarazada. (Shutterstock)

Los métodos de fertilidad más avanzados

Entre las técnicas más destacadas de los últimos años en materia de fertilidad, sobresale la doble inducción de maduración ovocitaria (doble trigger). En lugar de una sola hormona para inducir la ovulación, se aplican dos señales distintas y complementarias, lo que mejora la maduración de los ovocitos y aumenta la posibilidad de obtener óvulos de calidad.

La doctora Ana Fuentes, especialista en baja respuesta ovárica del Instituto Bernabeu, explica que “la diferencia puede ser enorme”: “Es una técnica simple, pero con un impacto real que aumenta las posibilidades de éxito y ahorra a las pacientes someterse a más tratamientos fallidos”.

España también lidera en la técnica de la doble estimulación ovárica, que permite obtener óvulos en dos fases del mismo ciclo menstrual: primero en la fase folicular y después en la fase lútea. En lugar de esperar semanas, se realiza una segunda estimulación inmediatamente después de la primera, duplicando las oportunidades en un mismo mes.

Las madres solteras sufren más riesgo de pobreza: “No podemos vivir con una jornada reducida, necesitamos recursos”.

Farmacogenética, el futuro de la medicina reproductiva

Dentro de la medicina de precisión, la farmacogenética se erige como el futuro de la medicina reproductiva para combatir la baja reserva ovárica. Esta disciplina estudia cómo los genes afectan a la manera en la que los medicamentos interactúan en el organismo de una persona.

Puesto que no todas las mujeres metabolizan los fármacos de la misma manera, la farmacogénetica analiza las variaciones genéticas que determinan cómo va a responder la paciente a la estimulación hormonal. “Podemos saber qué dosis y qué tipo de medicamentos serán más efectivos y seguros para cada mujer. Así reducimos tratamientos fallidos e intentamos mejorar la respuesta ovárica”, expone la doctora Fuentes.

A su vez, la farmacogénetica permite al equipo médico conocer por qué algunas mujeres tienen una baja respuesta a la estimulación hormonal a pesar de contar con unos marcadores de reserva ovárica normales. En este campo, España es uno de los países europeos que más ha avanzado al integrar en la práctica clínica a ginecólogos, genetistas y embriólogos.