El cuerpo avisa de la diabetes: las señales más comunes que suelen confundirse con el cansancio de la rutina

Más de cinco millones de personas en España viven con diabetes, 537 en todo el mundo

Guardar
Un hombre cansado (AdobeStock)
Un hombre cansado (AdobeStock)

De las 537 millones de personas que viven en diabetes en el mundo, más de cinco millones son en España. Estos datos, arrojados por la Sociedad Española de Diabetes (SED), revelan que el número de personas diabéticas ha aumentado un 42 % desde 2019 en nuestro país y un 16 % en todo el mundo. Esta enfermedad crónica se desarrolla de manera gradual, y en muchos casos, silenciosa.

A diferencia de otros trastornos que presentan manifestaciones claras desde el inicio, la diabetes puede avanzar durante años sin que la persona afectada sea consciente de ello. Esta evolución lenta hace que el diagnóstico se retrase con frecuencia y que los síntomas pasen inadvertidos o se confundan con señales de estrés, cansancio o envejecimiento. Sin embargo, reconocerlos a tiempo es fundamental para evitar complicaciones y mantener la enfermedad bajo control.

Uno de los primeros signos de alerta que recogen los profesionales de la Clínica Mayo es el aumento de la sed, una sensación constante de necesidad de beber agua que no se calma fácilmente. Este síntoma, conocido como polidipsia, aparece porque los niveles elevados de glucosa en sangre obligan al organismo a eliminar el exceso de azúcar mediante la orina.

Como consecuencia, el cuerpo se deshidrata y reclama más líquido para compensar la pérdida. Paralelamente, se produce un aumento de la micción, o poliuria, otro de los indicadores más característicos de la diabetes tipo 2. La persona nota que necesita ir al baño con mucha más frecuencia, incluso durante la noche, lo que afecta al descanso y a la calidad de vida.

Un joven se realiza la
Un joven se realiza la prueba de la diabetes (Shutterstock)

A estas señales suele sumarse el aumento del hambre, o polifagia. A pesar de comer más, el organismo no utiliza correctamente la glucosa como fuente de energía debido a la resistencia a la insulina, por lo que el cerebro interpreta que falta combustible y estimula el apetito. Esta paradoja puede venir acompañada de una pérdida de peso inexplicada, ya que, al no poder obtener energía de la glucosa, el cuerpo recurre a las reservas de grasa y músculo para obtenerla. Esta combinación (más hambre y menos peso) es una señal de alarma que conviene no ignorar.

Otro síntoma frecuente es el cansancio persistente, según la Clínica Mayo. Las personas con diabetes no controlada suelen sentir fatiga incluso después de descansar lo suficiente. Esto se debe, nuevamente, a que las células no reciben la energía necesaria. La falta de glucosa disponible para su uso provoca sensaciones constantes de agotamiento físico y mental.

Daniel López Rosetti - Diabetes

Visión borrosa e infecciones: los otros síntomas de la diabetes

La visión borrosa es otra manifestación común, ya que los niveles altos de glucosa pueden alterar los fluidos en el cristalino del ojo, afectando la capacidad de enfocar correctamente. Este problema puede aparecer y desaparecer según las variaciones de azúcar en sangre, por lo que muchas personas lo atribuyen erróneamente al cansancio visual o a la edad.

Las llagas de cicatrización lenta y las infecciones frecuentes representan otras señales relevantes, cuenta la Clínica Mayo. La diabetes afecta la capacidad del organismo para reparar tejidos y combatir microorganismos, lo que favorece la aparición de infecciones cutáneas, urinarias o fúngicas. Un simple corte puede tardar semanas en cerrarse y las infecciones pueden repetirse con más frecuencia de lo normal.

Un signo menos visible pero igualmente importante es el entumecimiento u hormigueo en manos y pies, conocido como neuropatía diabética. Este síntoma surge por el daño que los niveles elevados de glucosa causan en los nervios periféricos. Con el tiempo, puede provocar dolor, pérdida de sensibilidad o dificultades para caminar, por lo que es fundamental detectarlo en sus primeras etapas.

Además, muchas personas desarrollan zonas de piel oscurecida, especialmente en las axilas y el cuello. Este trastorno, llamado acantosis nigricans, suele estar relacionado con la resistencia a la insulina y puede ser una de las primeras señales visibles de que algo no va bien en el metabolismo.