Estos son todos los beneficios de usar el bidet: de una limpieza profunda a una reducción notable del gasto de agua

El consumo creciente de papel higiénico implica que, a lo largo de su vida, una persona pueda llegar a utilizar el equivalente a 384 árboles solo para su higiene personal

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El clásico bidet que muchos
El clásico bidet que muchos hogares españoles tienen. (Canva)

El crecimiento de la población mundial ha tenido un impacto directo en el consumo de productos de higiene personal, especialmente en el uso de papel higiénico. En el año 2000, la población global se situaba en 6.143.493.823 personas, mientras que en la actualidad la cifra ronda los 7.932.289.012 habitantes. Este aumento ha impulsado la demanda de elementos como el papel higiénico, las toallas de papel y las servilletas.

El consumo medio anual de papel higiénico a nivel mundial se sitúa en torno a 29 rollos por persona, aunque en países como Estados Unidos o Reino Unido el gasto por habitante es considerablemente mayor. Cada año, el desembolso global en este producto alcanza casi 30.000 millones de dólares. Sin embargo, el impacto económico no es el único aspecto relevante: el coste medioambiental es significativo, ya que a lo largo de su vida una persona puede llegar a consumir 384 árboles únicamente para su higiene personal.

Alternativas al papel higiénico

La nueva alternativa al papel
La nueva alternativa al papel higiénico (Pexels)

Ante este escenario, han surgido diversas alternativas al papel higiénico tradicional. Las toallas húmedas representan una opción, aunque no eliminan el uso de papel y su precio suele ser superior al del papel convencional. Otra posibilidad es la ducha, que garantiza una limpieza completa de la piel, pero implica un consumo de agua mucho más elevado.

El bidet se presenta como una solución específica que permite prescindir del papel higiénico y reduce notablemente el gasto de agua en comparación con el baño completo. Además, aporta ventajas para la salud que el papel no ofrece, como facilitar la higiene en personas con hemorroides y aliviar las molestias asociadas. También resulta especialmente beneficioso para la higiene femenina, proporcionando una sensación de comodidad y frescor.

La evolución tecnológica ha dado lugar a los bidés inteligentes, diseñados para adaptarse a los espacios reducidos de las grandes ciudades. Estos dispositivos se instalan sobre el inodoro, sustituyendo el asiento tradicional, y mantienen las ventajas del bidé clásico, incorporando además innovaciones como asiento térmico, luz nocturna para evitar encender la luz principal del baño, diferentes modos de lavado, ajuste de temperatura y presión, secado con aire tibio y mecanismos automáticos para la apertura y cierre de la tapa, así como para la descarga del inodoro tras su uso.

Opciones portátiles y adaptabilidad

El bidet electrónico es una
El bidet electrónico es una versión moderna del clásico español. (Canva)

Por último, los bidets portátiles ofrecen una alternativa práctica y versátil. Su tamaño compacto permite transportarlos en una bolsa o mochila, funcionan con baterías y pueden almacenar agua para varios usos. Estos modelos resultan especialmente útiles para la higiene de los bebés durante el cambio de pañal, facilitando la limpieza en cualquier lugar.

A medida que crece la conciencia medioambiental y se generalizan las innovaciones tecnológicas en el ámbito doméstico, el debate sobre el futuro del papel higiénico se intensifica. Cada vez más consumidores valoran opciones sostenibles que reduzcan la tala de árboles y el consumo de agua sin renunciar a la comodidad. Los fabricantes, por su parte, apuestan por papeles reciclados, fibras alternativas como el bambú o soluciones electrónicas que combinan limpieza y eficiencia energética. Todo apunta a que el baño del futuro será más ecológico, inteligente y respetuoso con el planeta.