Un conductor se gasta más de 100.000 euros en un Mercedes GLE 400 y descubre que los frenos son de madera

La sorpresa se apoderó de un taller en Alemania cuando, tras revisar un flamante coche de segunda mano, los técnicos encontraron bloques de madera en lugar de pastillas de freno, acompañados de un improvisado logo de Brembo escrito a mano

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Un conductor se gasta más
Un conductor se gasta más de 100.000 euros en un Mercedes GLE 400 y descubre que los frenos son de madera (Facebook / Polizei Ludwigsburg)

Un Mercedes-Benz GLE 400 recién adquirido - de segunda mano - fue protagonista de una historia insólita que ha causado estupor entre los profesionales del motor y los cuerpos de seguridad en Alemania. A los pocos días de haberlo comprado - por más de 11.000 euros, según Automoto -, sin embargo, comenzó a notar que el coche no frenaba correctamente, por lo que decidió llevarlo a un taller: allí descubrió que su coche nuevo escondía un secreto que podría haberle costado la vida.

100.000 euros de coche con frenos de madera

Nada más llegar al taller oficial, los técnicos comenzaron a revisar el vehículo debido a las quejas sobre el mal rendimiento de los frenos. Lo que hallaron dejó desconcertados a los presentes: polvo de madera quemada impregnaba las ruedas delanteras del Mercedes. Al desmontar el sistema de frenado, la escena pareció sacada de una parodia: en lugar de pastillas de freno homologadas, las pinzas alojaban bloques de madera tallados a medida, con el nombre “Brembo” escrito a mano en rotulador negro, como si fuese una broma, imitando el sello de la conocida marca de frenos de altas prestaciones.

El vehículo, un SUV valorado en más de 97.000 euros en España y que supera los 110.000 euros en configuraciones altas, exige sistemas de frenado que estén diseñados y certificados para soportar grandes cargas, velocidad y condiciones de uso extremas. Las pastillas originales garantizan fricción, estabilidad térmica y durabilidad en cada frenada. En cambio, la madera, por mucho que presente un acabado aparentemente cuidado, carece de las propiedades técnicas adecuadas para esta función. Bajo un uso exigente, el material puede arder, deformarse o directamente fallar, multiplicando el riesgo de accidente.

Ante el hallazgo, los mecánicos alertaron de inmediato a la policía de Ludwigsburg, que intervino el vehículo y decomisó los componentes fraudulentos como prueba. Las primeras pesquisas vinculan la manipulación al propietario anterior, responsable de instalar los bloques y, por tanto, de poner en riesgo la vida de cualquiera que condujese el coche o circulase a su alrededor. La investigación policial sigue abierta, centrándose tanto en esclarecer los hechos y posibles responsables, como en determinar si se trata de un caso aislado o de una práctica más extendida entre algunos vendedores sin escrúpulos que quieren ahorrarse el coste de recambios originales.

La escena, que para muchos recuerda a los orígenes del automóvil en el siglo XIX cuando se experimentaba con frenos de madera de manera rudimentaria, ha reactivado las alertas sobre la necesidad de extremar las precauciones en la compraventa de vehículos de segunda mano, especialmente cuando se formaliza a través de internet o subastas en las que no siempre es posible verificar el estado real del automóvil antes de adjudicarse la puja. Los últimos años han visto aumentar los fraudes alrededor del mercado de ocasión: desde alteraciones del cuentakilómetros y trucajes electrónicos hasta la sustitución de elementos críticos por piezas de baja calidad o incompatibles.

Las recomendaciones de los expertos a la hora de comprar un vehículo de segunda mano son claras: solicitar siempre fotografías con detalle, especialmente de los componentes de seguridad; prestar atención al desgaste visible de discos y pastillas; desconfiar de sistemas que parecen nuevos pero carecen de historial de mantenimiento o factura; y realizar siempre una prueba funcional suave en entorno controlado. Si el automóvil procede de una subasta o de un canal poco transparente, acudir a un taller de confianza para una inspección técnica integral resulta imprescindible antes de firmar la transacción.