De empresario a basurero, la historia del español que se fue a Alemania por una oferta de trabajo falsa y rehizo su vida con ayuda de un sacerdote: “Aquí te cobran por todo”

Jose se fue con su mujer y sus dos hijos a Remscheid, un pueblo de Düsseldorf, donde lleva 15 años

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Jose Mateos Mariscal, un español
Jose Mateos Mariscal, un español que vive en Alemania. (Imagen cedida)

La migración puede nacer por diferentes motivos, pero que siempre es dura, es un hecho, Para Jose Mateos Mariscal, un hombre de 55 años que lleva más de 12 años viviendo en Alemania, ha sido un proceso de adaptación bastante duro.

Jose Mateo era empresario. Originario de Zamora, “tenía conmigo alrededor de unas 40 personas. Trabajamos en Madrid y en Guadalajara”, explica. “Nos dedicábamos a las estructuras metálicas, a hacer grandes superficies como Carrefour, como Eroski, como Alcampo. Todos los grandes centros comerciales”. Pero “la burbuja inmobiliaria nos trizó hace 12 años y me embargaron todo, nos dejaron en la calle”, añade. Aunque trató de aguantar, “estuvimos dos años muy precariamente y decidimos buscar algo más”.

Por eso, cuando le ofrecieron una oferta de trabajo en Alemania, no dudó en hacer la maleta junto con su mujer y sus dos hijos pequeños —entonces de 8 y 7 años— y trasladarse allí. Había visto “un trabajo en internet donde ofertaba que había que entrar en una bolsa de empleo y pagar 300 euros. Yo piqué”, relata Jose. El anuncio obligaba desplazarse hasta Remscheid. “Pero no existía nada, nos vimos perdidos”.

Afortunadamente, entraron a “un bar español, preguntamos que a ver quién nos podía ayudar”. Y sucedió el milagro. El sacerdote José Antonio Ordaz les “llevó a su casa” y “estuvimos allí hasta que pudo hacernos el anmeldung”, el padrón alemán. En esos años (2013), “la inmigración estaba muy regulada”, por lo que sin este documento “no podías trabajar y no te podías dar de alta”, revela. Una ayuda que nunca ha olvidado. Desde entonces, ha apoyado a otros españoles “a buscar trabajo, a integrarlos, a hacerles papeles, haciendo de traductores...”

Una vez pudo trabajar, comenzó “en una agencia temporal de soldador”. “Tuve suerte porque el jefe de la empresa hablaba español. Pero con los compañeros me era muy difícil expresarme. No hablaba alemán, no hablaba ni una palabra”, asegura. Una barrera que hizo que su primera experiencia fuese bastante negativa: “Lo pasé muy mal porque me quería volver a España. Me causaba depresión”, narra el zamorano para Infobae España.

No obstante, ver el progreso en sus hijos le dio fuerzas para seguir. “El antídoto es pensar que mis hijos son los que van a heredar lo bueno de Alemania”. Así, “tienen carreras superiores universitarias: mi hijo es arquitecto y mi hija es traductora jurada de cinco idiomas”, admite. Una formación que ha sido posible gracias al sistema alemán, que premia a los buenos estudiantes. “Ahorran todo céntimo, no malgastan ni uno. Por lo que si tienes una mala nota, mejor que te dediques a trabajar”, recomienda. Pero Jose Mateos, que viene “de una ruina económica”, ahora puede decir que está content,o porque aunque “les voy a dejar deudas”, puede estar seguro de que “les voy a dejar el legado de que puedan valerse por ellos mismos”.

Vivir en Alemania: “Muchas veces aquí es imposible”

La vivienda en Alemania es una cuestión que atormenta sus ciudadanos —igual que en España—. “Instalarte, por el tema de los costes de la vida, muchas veces aquí es imposible”, afirma el originario de Zamora. Y es que “ahora mismo, una casa de dos habitaciones ronda los 1.200 euros en cualquier ciudad pequeña, ya no te hablo de ciudades grandes como Düsseldorf, Colonia o demás, que suele costar unos 3.000 euros”, comenta.

De esta manera, con su trabajo actual de basurero, con el que cobra 2.500 euros al mes, Jose tiene que “invertir el 50% del sueldo en el piso”. En su familia, su mujer trabaja “un mínimo de tres horas” al día, su hijo (Leandro Mateos Hernández) se ha permitido estudiar una carrera de arquitectura gracias a una ayuda estatal por buenas notas y su hija (Yasmín Mateos Hernández) “ya está instalada” con su propia familia.

Jose Mateos Mariscal, un español
Jose Mateos Mariscal, un español que vive en Alemania. (Imagen cedida)

Pero “si no tienes un supercolchón de dinero, estás vendido en Alemania. Porque, como yo digo, cuesta hasta orinar”, declara. En contraste, su hijo, que ha estado viviendo un tiempo en Londres, le ha asegurado que, a pesar de “una ciudad carísima”, no tiene nada que ver con lo que ven en Alemania.

“Me comentaba que los museos son todos gratis. Aquí en los museos todos pagamos. La cultura alemana está perdida. Cobran por todo. Solo falta que nos pongan un impuesto por respirar”, asegura Jose. Incluso, los ciudadanos alemanes tienen que pagar “170 euros en ciudades pequeñas por tener un perro”.

Algo que desde España se ve como un disparate: “Lo tienen como un objeto, no lo tienen como una mascota. Un perro, que muchas veces es esencial”. Y es que, “en el tema de la emigración, hay muchos problemas psicológicos”, y tener a uno de estos animales puede marcar la diferencia. En su caso, ha sido primordial. “Vengo, lo acaricio, estoy con él, me saca a la calle y me hace un tiempo más ameno”, afirma.

Jose Mateos Mariscal, un español
Jose Mateos Mariscal, un español que vive en Alemania. (Imagen cedida)

La vida del migrante: una máscara de éxito

Jose y su familia pueden estar contentos por el resultado de su cambio. Pero no lo han tenido nada fácil y siempre han tenido que fingir con sus familiares y amigos españoles. “El estatus nosotros que vendemos en España, la mayoría de nosotros, es que trabajamos con una bata blanca en una fábrica superior. Yo trabajo de basurero, cogiendo toda la basura de todos los alemanes”, explica.

Admite que le encanta la película ‘Perdiendo el norte’, ya que “nos identifica a muchísimos, porque vendemos la realidad que no es”. En su caso, reconoce que cuando ha cogido un Mercedes con un leasing —sistema de alquiler de coches—, ha llegado a hacerlo pasar como suyo. De esta forma, como “aquí todo es muy caro —como comer pescado o carne—; entonces ahorramos hasta la dieta para poder comer una vez al día e irnos a España a vender nuestro sueño”, relata.

Pero “la realidad es que para integrarnos nos tenemos que quedar en casa durmiendo y yendo a trabajar (14 horas)”. Y es que “un simple café te vale 4 o 5 euros normalmente. Pero esos euros nos viene bien para ir a España”. Aun así, Jose admite que cuando vuelva a su país natal lo hará “sin un céntimo, porque no ahorro nada”. Ese dinero, junto con todo su tiempo libre, se lo ha dado a sus hijos: “Evadimos la depresión, la nostalgia, el síndrome de Ulises que tenemos todos los emigrantes, lo evadimos integrándonos, gastando dinero”, asegura. Pero eso le ha valido para asegurarse la integración de su familia y su nieto.

Una adaptación que no ha sido tampoco sencilla. Al parecer, en “la zona en la que nosotros vivimos, el 99,99% —en los tiempos del Tercer Reich— eran de Hitler. Entonces, tienes el vecino que cuando te confundes una vez por tirar la basura, ya te está sacando fotos y mandándoselas al jefe de la casa que tú has tirado mal”, narra. En sus primeros años viviendo allí, tuvieron un problema con una cajera de un Aldi, que al ver que hablaban español en la cola, “pasó dos veces el producto del cliente anterior y me cobró 6 euros de más”.

Un incidente que lograron solucionar hablando mediante señas con la encargada. Pero Jose insiste en que hay un “problema de racismo en algunos pueblos pequeños, como Wupper, Renshai y Solingen”. Con “solo ver esa piel ya te distinguen”, asegura.

Jose Mateos Mariscal, un español
Jose Mateos Mariscal, un español que vive en Alemania. (Imagen cedida)

“Siempre oía que Alemania nos llevaba a España 40 años de ventaja”

A pesar de los malos momentos que hayan podido pasar los Mateos-Hernández, también han experimentado algunas ventajas en las que Alemania supera a España. Concretamente, en la educación y la sanidad: “Creo que los mejores médicos, sin desprestigiar a España, están aquí. Tienes una lista de espera muy corta. Yo cuando llegué, si estabas mal, te hacían todas las pruebas en una semana y te daban el resultado al mismo día”, asegura.

Pero Jose asegura que España lidera en “la calidad de internet” y los “medios de transportes”. Y es que, para un recorrido de 30 kilómetros, puedes estar hasta 3 horas esperando. Unos factores directamente influidos por el mantenimiento de las infraestructuras y la “precariedad” de las coberturas.

ChatGPT Plus Los españoles emigran a Suiza y Alemania por mejores oportunidades laborales, salarios más altos y condiciones de vida superiores. La estabilidad económica, sistemas sociales eficientes y la demanda de mano de obra cualificada atraen a profesionales y jóvenes. Esta fuga de talento puede afectar negativamente a España.

Al recordar esto, no ha podido evitar pensar en un viaje que hizo junto a algunos de sus familiares en los años 90: “Siempre se oía que Alemania nos llevaba a España 40 años de ventaja. Ahora confirmo que no es así”, comenta. En un primer momento, el sueño de este hombre de 55 años siempre ha sido ir a Suiza, pero “realmente volvería a Alemania por mis hijos, porque tienen un futuro bueno”.

Y es que, “aunque aquí yo he sufrido más que el que se tragó el baúl con el idioma y con la depresión del clima, volvería a hacerlo”.