Gonzalo Bernardos, economista: “El impuesto de sucesiones pretende repartir la suerte que han tenido las familias de padres con dinero”

El impuesto de sucesiones es un tributo que corresponde a los herederos por la transmisión de bienes y derechos tras el fallecimiento de un familiar o allegado, y cuya recaudación depende de cada comunidad autónoma

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Gonzalo Bernardos, economista: “El impuesto
Gonzalo Bernardos, economista: “El impuesto de sucesiones pretende repartir la suerte que han tenido las familias de padres con dinero”. (Montaje Infobae España con imágenes de Canva e Infobae)

En España, el impuesto de sucesiones es un tributo que corresponde a los herederos por la transmisión de bienes y derechos tras el fallecimiento de un familiar o allegado, y cuya recaudación depende de cada comunidad autónoma. La aplicación de este impuesto varía notablemente en función del lugar de residencia y del valor del patrimonio heredado.

El economista Gonzalo Bernardos ha ofrecido en un vídeo publicado en TikTok una visión matizada sobre este tributo, y ha señalado los principales mitos en torno a su funcionamiento y quienes son realmente los afectados por él.

¿Quién paga realmente el impuesto?

Según Bernardos, una de las ideas más extendidas es la que califica al impuesto de sucesiones como un “impuesto a la muerte”. “Algunos neoliberales dicen que el impuesto de sucesiones es un impuesto a la muerte. No es verdad”, afirma el economista en la publicación del perfil de Consumidor Global. Así, Bernardos puntualiza la diferencia entre sujetos pasivos y objeto del tributo. “En primer lugar, el muerto no paga nada. Aquí, el que paga, algunas ocasiones y no demasiadas, son los herederos”, aclara.

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Por eso, el especialista recalca que no todos los contribuyentes deben abonar este impuesto, ya que queda reservado para un perfil económico muy concreto. “Unos herederos que pagan por un dinero que les viene prácticamente regalado, porque ellos no han hecho nada para conseguirlo. Únicamente lo que han tenido es suerte de nacer en una familia con posibilidades”, explica Bernardos

Después, el experto señala que el tributo se aplica fundamentalmente a los patrimonios elevados y no repercute en los ciudadanos que reciben pequeñas herencias: “En España, aunque la derecha lo diga, el impuesto sobre sucesiones solo lo pagan los que tienen un elevado patrimonio”, recalca Bernardos, quien insiste en el escaso impacto sobre situaciones de herencia típicas.

“Porque si alguien hereda un piso donde vivían sus padres y además hereda una cierta cantidad de dinero, 30.000-40.000-50.000 euros, en algunas autonomías no paga nada y en otras paga muy poco”, puntualiza el economista. La legislación vigente permite a las comunidades autónomas establecer bonificaciones, deducciones e, incluso, exenciones, lo que produce grandes diferencias entre regiones. En la práctica, muchas familias quedan exentas o afrontas importes reducidos, lo que ahonda la percepción de desigualdad entre territorios.

Recaudación del Impuesto de Sucesiones
Recaudación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones por Comunidades Autónomas (Banco de España)

Redistribuir la “suerte”: el objetivo social del impuesto

Más allá de la recaudación, Bernardos señala que la motivación del impuesto se encuentra en la equidad fiscal y la distribución de oportunidades. Tal como argumenta el economista: “El impuesto en sucesiones lo que quiere hacer, y por eso está dentro del sistema fiscal español, es repartir la suerte que han tenido aquellas familias con padres con dinero. Pasar un poco de ese dinero, pero solo un poco, a las personas que no tienen la suerte de tener una familia con posibilidades”.

En este sentido, la figura del impuesto de sucesiones busca reequilibrar parcialmente las desigualdades generadas por la transmisión intergeneracional de patrimonios, aunque su alcance práctico se ve limitado por las diferencias regionales y las bonificaciones existentes. El debate sobre su existencia y reforma continúa presente en la agenda política y en la sociedad, con posiciones enfrentadas respecto a su justicia y a la eficacia como herramienta de redistribución de la riqueza.