
Mudarse a otro país es una experiencia tan emocionante como desafiante. Supone enfrentarse a nuevos retos, conocer otras culturas y descubrir lugares que transforman la manera en que una persona se ve a sí misma y al mundo. Sin embargo, esta aventura también tiene su contraparte: el choque cultural, una realidad que puede impactar la vida cotidiana más de lo esperado.
Aunque cambiar de país suele vivirse como una oportunidad estimulante, el proceso de aculturación, es decir, la adaptación a una nueva cultura y la modificación de hábitos previos, es una constante entre quienes emigran en busca de un nuevo comienzo. A menudo, este proceso llega acompañado de ajustes grandes y pequeños que no siempre se anticipan antes de hacer las maletas.
En este contexto, Alejandro Mesa, creador de contenido en la cuenta de TikTok @buenosdiasporcierto y profesor en Irlanda desde hace diez meses, compartió en redes sociales un video donde enumera las tres cosas que, en su opinión, España supera con creces frente al país extranjero en el que reside:
Los festivos nacionales: España vs Irlanda
Alejandro Mesa señala que una de las grandes diferencias entre España e Irlanda está en los días festivos y los “puentes”: “La primera cosa que creo que es mejor en España que en Irlanda es que en España tenemos muchos más días festivos que aquí. En Irlanda, la idea de hacer un puente no existe, porque todos los festivos nacionales caen en lunes, así que no hay margen para alargar el descanso”, explica.
Además, al trabajar como profesor, añade que en España estaba acostumbrado a un ritmo laboral distinto: “Siendo profesor, cada dos por tres tenía una semanita que podía aprovechar; cada dos o tres meses tenía ese descanso, ese break para desconectar un poco la cabeza.”
Y, efectivamente, las cifras lo respaldan: España cuenta con hasta 14 días festivos anuales (entre nacionales, autonómicos y locales), mientras que Irlanda tiene solo 10, todos fijados en lunes para garantizar fines de semana largos, pero sin los tradicionales “puentes” tan característicos de la cultura laboral española.
Los servicios de asistencia técnica a domicilio
La segunda gran diferencia son los servicios técnicos a domicilio. Según cuenta, conseguir que un técnico acuda a casa en Irlanda puede convertirse en una auténtica odisea. “En España, si tienes una avería o necesitas un fontanero, un electricista o el instalador del wifi, llamas hoy y mañana lo tienes en casa. Aquí, en cambio, todo se retrasa semanas”, explica.
Su experiencia con la instalación de internet es un ejemplo: tras contratar el servicio WiFi, pasó más de dos meses esperando a que un técnico acudiera a su vivienda. “Cuando preguntas cuándo pueden venir, te dicen: ‘el jueves de la semana que viene, entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde’. Y claro, uno también trabaja de nueve a cinco. Si no estás en casa, pierdes el turno y tienes que volver a esperar otra semana.”
Por lo que en Irlanda, los servicios de asistencia al hogar son más lentos, caros y limitados en horario que en España. Las empresas suelen concentrarse en las grandes ciudades y los técnicos cobran entre 80 y 100 euros por visita, solo en horario laboral. En cambio, en España la atención es más rápida y flexible: muchas compañías ofrecen asistencia 24 horas, con tarifas más bajas (60 a 80 euros) y la posibilidad de recibir un técnico el mismo día o al siguiente.
El transporte público
La tercera y última gran diferencia que Mesa señala tiene que ver con algo tan cotidiano como moverse por la ciudad. Según el creador de contenido, el transporte público irlandés deja mucho que desear frente a la eficiencia española.
En España, explica, es habitual contar con una red amplia de metro, trenes de cercanías y autobuses urbanos que funcionan con frecuencia y puntualidad. “En Irlanda, en cambio, depender del transporte público puede convertirse en una aventura”, comenta entre risas, aunque no oculta su frustración.
Después de nueve meses usando coche particular, Mesa decidió probar suerte con el transporte irlandés. La experiencia no fue buena: los autobuses se retrasan constantemente, algunos desaparecen del sistema sin explicación y no es raro que se estropeen a mitad de trayecto. A ello se suman las condiciones meteorológicas, que complican aún más los desplazamientos: “Cuando llueve, y aquí llueve casi todos los días, los retrasos se multiplican”, cuenta.
Y, más allá del tono anecdótico, su queja tiene fundamento. Mientras que España cuenta con redes de transporte urbano y ferroviario amplias, puntuales y asequibles, el sistema irlandés, concentrado casi exclusivamente en Dublín, resulta más caro, menos frecuente y con mayores fallos de servicio. En Irlanda, además, el coche particular sigue siendo el medio de transporte predominante, algo que contrasta con el uso cotidiano del metro, autobús o tren en las grandes ciudades españolas. “En España puedes confiar en que el metro o el tren te llevará a tiempo. Aquí, en Irlanda, nunca sabes si el autobús va a pasar o no”, resume Mesa.
Después se narrar estos hechos, el profesor concluye el vídeo de la siguiente forma: “¿No todo es perfecto en Irlanda? Evidentemente. Y a veces echo de menos España, por supuesto”.
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