“Para tu perro, un abrazo no siempre es una muestra de afecto”: un adiestrador canino explica los motivos

Entender el lenguaje no verbal de tu mascota es fundamental para interpretar sus señales

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Mujer abrazando a su perro.
Mujer abrazando a su perro. (Freepik)

Las mascotas son una parte fundamental de la vida de muchas personas. Si perteneces a este grupo, probablemente te preocupe su bienestar. Bajo esta premisa, son muchos los que buscan ofrecer lo mejor a su perro o gato.

Sin embargo, aunque nuestra intención sea buena, no siempre logramos el efecto deseado. Un adiestrador canino ha publicado en su cuenta de TikTok (@adiestramiento_n.humedas) un vídeo en el que advierte sobre una conducta que puede ser perjudicial.

“Para tu perro, un abrazo no siempre es una muestra de afecto”, afirma el especialista. Aunque para los humanos un abrazo puede ser una muestra de cariño, muchos perros no lo perciben de la misma manera.

Algunos se sienten atrapados o incómodos cuando se les rodea con los brazos, lo que puede generar estrés o ansiedad. El lenguaje corporal de cada animal ofrece señales claras: apartar la mirada, tensarse, girar la cabeza o intentar alejarse son indicativos de malestar.

Cada perro es único y su tolerancia a los abrazos varía según su personalidad, experiencias previas y su capacidad de socialización. Por eso, es fundamental aprender a interpretar sus señales y respetar sus límites. Forzar el contacto físico puede afectar la confianza del animal y provocar comportamientos defensivos.

Existen formas alternativas de demostrar afecto que son más agradables para la mayoría de los perros. Las caricias suaves en zonas que disfrutan, como el lomo o detrás de las orejas, dar largos paseos o jugar juntos son métodos que fortalecen el vínculo.

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Comprender el lenguaje canino, un aspecto clave

Los perros poseen un sistema de comunicación muy distinto al de los humanos, basado principalmente en señales corporales, gestos, posturas y sonidos. A diferencia de los humanos, que tienen un lenguaje oral mucho más expresivo, dependen de movimientos sutiles y cambios en su comportamiento para transmitir emociones.

Prestar especial atención a la posición de sus orejas, la cola, la postura del cuerpo o incluso la tensión en los músculos permite interpretar su estado emocional de manera más precisa que cualquier contacto físico.

El contexto también es fundamental. Un mismo gesto puede significar cosas diferentes según la situación: una cola que se mueve no siempre indica felicidad, y un perro que se acerca a olfatear no necesariamente busca afecto, sino información sobre su entorno.

Además, los perros son expertos en leer el lenguaje humano y adaptarse a él, pero no siempre interpretan correctamente gestos como los abrazos, que para ellos pueden ser intrusivos. Reconocer que su forma de comunicarse no coincide con la nuestra permite ofrecerles cariño de maneras que realmente valoren.

Aprender a interpretar el lenguaje de los perros requiere observación y paciencia. Cada gesto puede transmitir información sobre cómo se sienten en ese momento. Respetar sus señales y adaptar nuestras interacciones a sus necesidades fortalece el vínculo y evita estrés innecesario.

Actividades como realizar juegos interactivos, dar paseos o las caricias suaves, cuando se realizan con atención a su comportamiento, son formas efectivas de demostrar cariño sin invadir su espacio personal.