Por qué sentimos más frío a medida que envejecemos, según una doctora

Una especialista británica analiza los principales factores de este fenómeno

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Persona resfriada. (Freepik)
Persona resfriada. (Freepik)

Durante esta última semana, las temperaturas han empezado a descender, dando paso a la temporada de abrigo y, para los más frioleros, a los gorros y los guantes. Es evidente que el frío tiene diferentes efectos dependiendo de factores como la altura, el peso o el sexo. Sin embargo, hay un factor determinante: la edad.

A medida que envejecemos, muchas personas notan que sienten el frío con mayor intensidad, incluso usando varias capas de ropa. Según la doctora Elise Dallas, médica de familia en la clínica London General Practice que ha concedido una entrevista al medio Independent, existen múltiples razones que explican por qué los adultos mayores notan más las bajas temperaturas.

Metabolismo más lento

Uno de los factores principales es la desaceleración del metabolismo. Con la edad, la masa muscular disminuye y los cambios hormonales afectan la función tiroidea y suprarrenal. Dallas señala que esta combinación reduce la tasa metabólica y la producción de calor, lo que hace que el cuerpo genere menos energía para mantenerse caliente.

Además, la termogénesis, el mecanismo por el cual nuestro organismo produce calor, se vuelve menos eficiente, tanto en los procesos involuntarios como los escalofríos o la activación de la grasa parda.

Menos músculo y grasa

La pérdida de masa muscular y de grasa subcutánea también influye en la sensación de frío. La sarcopenia, que es la disminución progresiva de la musculatura, limita la capacidad del cuerpo para generar calor, mientras que la reducción de la grasa subcutánea disminuye el aislamiento natural.

Circulación y enfermedades crónicas

Otro factor clave es la circulación. Con la edad, los vasos sanguíneos se endurecen y la capacidad de vasodilatación se reduce, lo que ralentiza el flujo de sangre hacia manos y pies. Esto, unido a enfermedades crónicas frecuentes en adultos mayores, como hipotiroidismo, anemia, diabetes o insuficiencia cardíaca, incrementa la vulnerabilidad al frío.

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Medicamentos y otros factores

El uso de medicamentos comunes en la edad avanzada también puede alterar la termorregulación. Algunos diuréticos, antidepresivos, betabloqueantes o vasodilatadores afectan el flujo sanguíneo y la capacidad de retener calor, explica la doctora Dallas. A ello se suman otros cambios fisiológicos, como la piel más fina, menor actividad física o una menor ingesta calórica.

Riesgos asociados al frío

La exposición prolongada a bajas temperaturas puede tener consecuencias graves para la salud de los mayores. La doctora advierte de que la hipotermia puede aparecer incluso dentro de casa y que el frío intenso incrementa el riesgo cardiovascular, empeora la artritis y puede afectar la cognición y la movilidad.

Cómo protegerse

Para mitigar estos efectos, la especialista recomienda varias estrategias. Mantener actividad física regular, vestirse adecuadamente, asegurarse de que la vivienda esté correctamente climatizada y prestar atención a la alimentación son factores clave. Además, es aconsejable revisar periódicamente la medicación con el médico, para minimizar efectos secundarios que puedan incrementar la sensibilidad al frío.

Sentir más frío con la edad es un fenómeno natural que combina factores fisiológicos, enfermedades, medicación y cambios en el cuerpo. Con precaución y hábitos adecuados, es posible reducir los riesgos asociados a los meses más fríos, protegiendo la salud y la calidad de vida.