Estos son los cinco objetos con los que comemos plástico todos los días

Un estudio revela que cada persona inhala o ingiere más de 22 millones de partículas plásticas al año

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
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El consumo de plástico se ha convertido en una de las mayores amenazas para la salud del planeta y también para la de las personas. Los mares, los bosques y los campos están siendo invadidos por microplásticos y nanoplásticos, fragmentos diminutos que se descomponen lentamente y terminan colándose en el aire que respiramos y los alimentos que consumimos.

Lo más preocupante es que estos materiales ya han llegado al interior de nuestros hogares, y especialmente a un lugar tan común como la cocina. Según un estudio reciente, cada persona inhala o ingiere 22 millones de partículas plásticas al año, procedentes del aire, los utensilios de cocina o los envases de plástico que utilizamos a diario.

Investigaciones publicadas en 2025 han confirmado que los microplásticos pueden acumularse en los tejidos corporales, causando daños en órganos como el hígado y los pulmones, y aumentando el riesgo de enfermedades degenerativas, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

¿Hasta dónde puede llegar un microplástico?

Estos fragmentos diminutos, casi invisibles, pueden alterar procesos celulares y provocar inflamaciones que, con el tiempo, afectan al funcionamiento del organismo.

Los expertos advierten que la exposición no solo se produce por ingestión, sino también por inhalación, ya que los microplásticos se encuentran suspendidos en el aire doméstico y se liberan con el uso o el lavado de objetos de plástico.

Los utensilios más peligrosos de la cocina

Entre los elementos que más riesgo presentan están los utensilios de plástico, como cucharones, tenedores o espátulas. Aunque son más económicos y prácticos, los científicos han comprobado que al entrar en contacto con alimentos calientes liberan microplásticos que terminan en la comida y, por tanto, en el cuerpo humano.

Los especialistas recomiendan sustituirlos por herramientas de madera, acero inoxidable o silicona de calidad alimentaria, que no se deterioran con la temperatura.

(Freepik)
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Otro de los objetos más comunes y preocupantes son las botellas de plástico reutilizables. Estudios internacionales han detectado partículas plásticas en el 93% de las botellas analizadas.

La liberación de microplásticos aumenta cuando el envase está abollado, expuesto al sol o se reutiliza durante demasiado tiempo. En su lugar, se aconseja optar por botellas de vidrio o acero inoxidable.

Las bolsitas de té

(Getty Images)
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Uno de los descubrimientos más llamativos proviene de un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, que detectó altas concentraciones de microplásticos y nanoplásticos en el agua después de infusionar bolsitas de té. Las temperaturas elevadas y la delgadez del material provocan que se desprendan partículas con cada taza.

Las sartenes de teflón también se encuentran en la lista de artículos de riesgo. Un pequeño rasguño o grieta en la superficie puede liberar compuestos tóxicos y microplásticos que se pegan a los alimentos. Algunos estudios apuntan que durante su uso se liberan partículas con bromo y otros químicos persistentes, por lo que los especialistas aconsejan sustituirlas por recipientes de vidrio, hierro fundido o cerámica.

El auge de la comida a domicilio ha traído también un aumento en el uso de envases plásticos para llevar, otro foco de contaminación. Al calentar estos recipientes, se liberan partículas que pueden contaminar los alimentos.

Los investigadores avisan de que reducir el uso del plástico en la cocina es urgente, tanto por salud personal como por sostenibilidad ambiental. Pequeños gestos como usar vidrio en lugar de plástico, evitar el agua embotellada o elegir utensilios duraderos pueden marcar una gran diferencia. Los microplásticos son invisibles, pero su impacto, tanto en nuestro cuerpo como en el planeta, es cada vez más evidente.