
Los perros son una de las mascotas más queridas en España. Según las cifras de la Federación Europea de Alimentación para Animales de Compañía, hay aproximadamente 9,3 millones en el país.
Esta cifra los posiciona como la más común, superando a los gatos. Si eres una de las personas que tienen un amigo canino en casa, es habitual que busque lo mejor para su bienestar. Sin embargo, hay ocasiones en las que se pueden cometer fallos y errores.
Según cuenta un adiestrador canino que sube contenido a su cuenta de TikTok (@adiestramiento_n.humedas), en algunas ocasiones podemos depender demasiado de estos animales. “Tu perro no es tu terapeuta”, afirma al inicio de uno de sus últimos vídeos.
El fallo que cometen muchas personas
El hombre explica que, aunque los perros pueden ser un gran apoyo emocional, no deben convertirse en el centro de nuestras cargas o preocupaciones. “Su compañía, su mirada o su rutina diaria pueden darte estabilidad y momentos de calma”, señala.
De hecho, hay varios estudios que respaldan los numerosos beneficios de convivir con un animal. Uno de los efectos más destacados es que reduce el estrés y la ansiedad. Sin embargo, advierte de un error frecuente: esperar que el perro actúe como un terapeuta.
El especialista subraya que, del mismo modo que los humanos necesitan cuidar su bienestar, los perros también requieren atención. No se les puede exigir que estén siempre disponibles o tranquilos. Además, necesitan recibir a cambio el mismo respeto para estar cómodos.
“Hay que ser justo: cuidar su bienestar físico y emocional, respetar sus espacios, sus necesidades y sus silencios”, añade. De esta manera, la relación entre la persona y el animal se mantiene sana y equilibrada.
Por último, el adiestrador recuerda que, aunque un perro puede acompañar en momentos difíciles, nunca debe sustituir la ayuda profesional cuando esta es necesaria. “Tu perro puede caminar a tu lado, pero no reemplaza a un terapeuta”, concluye.

Cómo fortalecer el vínculo con tu perro
Construir una buena relación con un perro va mucho más allá de los paseos o el cariño. Requiere comprensión, respeto y tiempo compartido de calidad. Una de las claves principales es mantener una rutina estable: los horarios regulares para comer, salir a la calle o descansar ayudan al animal a sentirse seguro y tranquilo.
También es importante dedicar momentos a tener ciertas interacciones positivas. Jugar con él y pasar tiempo juntos refuerza la conexión y mejora la comunicación. El ejercicio físico y la estimulación mental son otros pilares fundamentales. Los paseos diarios, el olfateo, los juegos de búsqueda o los juguetes interactivos contribuyen a su bienestar y previenen comportamientos problemáticos derivados del aburrimiento.
Por último, cuidar su salud con visitas regulares al veterinario, una alimentación equilibrada y un entorno tranquilo refuerza el vínculo y la confianza mutua. El perro percibe cuando se siente comprendido y atendido, y responde con afecto y lealtad. En definitiva, una relación sana se basa en el equilibrio: ofrecer compañía, pero también respeto y atención.
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