Un joven de 19 años ‘salva’ la panadería del pueblo y contrata a sus padres como dependientes: “Desde que es jefe, siempre está trabajando”

Sus productos llegan hoy a 30 localidades de Francia. También abastece a campings, colegios, restaurantes y hoteles

Guardar
Una panadería. (Flickr)
Una panadería. (Flickr)

Los niños todavía quieren ser futbolistas, policías o astronautas. Es una de las pocas cosas que no ha cambiado en las últimas décadas, según la encuesta de Adecco ‘Qué quieres ser de mayor’. En concreto, dos de cada diez quieren ser futbolistas, el 10% policía y el 7,3% youtuber (la principal novedad). Otros se imaginan como informáticos (6%), bomberos (5,3%), ingenieros (4,7%), cocineros (4%) y abogados (3,3%). El informe no destaca ningún porcentaje que quiera ser panadero.

Sin embargo, Bryan Jonniaux, un francés residente en el pequeño pueblo de Signy-Le-Petit, en las Ardenas, tenía claro desde pequeño que quería dedicarse a hacer pan. Un sueño que nunca lo abandonó y que ha hecho realidad muy joven, con 19 años, cuando logró adquirir la panadería de su localidad, de apenas 1.300 habitantes. Según ha contado en France Active, una página de información sobre emprendedores, y en otros medios regionales, involucró a sus padres en su empresa, quienes, en vez de buscar la jubilación, decidieron acompañar a su hijo en esta nueva etapa empresarial. “Nunca pensé que trabajaría para mi hijo; ¡a su edad muchos prefieren irse de fiesta!”, ha comentado el padre.

La capacidad productiva que han alcanzado es notable. El pan de Bryan llega hoy a 30 pueblos, y también abastece a campings, colegios, restaurantes, freidurías y hoteles. El establecimiento, rebautizado como ‘La Maison des Pains’, utiliza en promedio 4,5 toneladas de harina al mes, lo que da cuenta del sostenido crecimiento y la importancia regional de la panadería.

El entorno familiar es la base del éxito, pero también lo es la disciplina cotidiana: Bryan inicia su jornada a las dos de la mañana y la concluye a las siete de la tarde, seis días a la semana. “¡Desde que es jefe, siempre está trabajando!”, comenta su padre. También dirige un equipo en el que se incluyen, además de sus padres, dos dependientas y un aprendiz, completando lo que él mismo define como una verdadera “familia del pan”.

Cómo hacer masa madre para preparar nuestro propio pan en casa, siguiendo los consejos de los panaderos.

“El banco se burló de mí”

Comenzar el camino no fue fácil. El joven recuerda la incredulidad que afrontó al solicitar un préstamo bancario: “El primer banco no me tomó muy en serio. ¡Se burlaron un poco de mí!”, revela, dejando claro que su determinación se convirtió finalmente en la clave para convencer a los financiadores.

Los clientes, por su parte, no escatiman en elogios: “Su pan es excelente, ¡y los pasteles también son súper!”, comenta en los medios franceses una de las habituales consumidoras de la panadería, rubricando así el impacto positivo que el nuevo emprendimiento familiar ha suscitado entre los vecinos.

Para Bryan, el verdadero éxito trasciende la rentabilidad y el reconocimiento profesional. La mayor recompensa, según él, está en la entrega de quienes le acompañan día tras día: “Ver la satisfacción de los clientes es enorme, pero ver al personal darlo todo por la tienda es una recompensa maravillosa”. Así, guiado por tenacidad, disciplina y un entusiasmo inquebrantable, el joven panadero ha logrado que el aroma y la calidad de su panadería se extiendan por su región.