La inflación le ha robado el ocio a los españoles: dos de cada tres apenas pueden dedicarle un 10% de su salario

Según una encuesta, el 40,7% de los españoles gasta menos de 50 euros al mes en sus ‘hobbies’, mientras que un 32,4% destina entre 50 y 100 euros

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Dos jóvenes pasan el rato
Dos jóvenes pasan el rato en un parque de Barcelona (David Zorraquino / Europa Press)

El ocio también acusa los efectos de la inflación. Aunque nueve de cada diez españoles afirma tener un hobbie, el gasto destinado a estas actividades sigue siendo limitado: el 65% asegura que dedica menos del 10% de sus ingresos mensuales a sus aficiones, según los resultados de una encuesta elaborada por Klarna. Los datos obtenidos reflejan cómo la subida general de precios y el encarecimiento del coste de vida han transformado la manera en que los consumidores disfrutan de su tiempo libre.

Los ‘hobbies’, una inversión en bienestar pero con límites económicos

En la actualidad, las aficiones se han convertido en una forma de cuidar la salud mental y aliviar el estrés laboral, una motivación que menciona el 37% de los encuestados. Sin embargo, la contención del gasto demuestra que ese bienestar emocional se busca dentro de los márgenes del presupuesto familiar.

De acuerdo con la encuesta, el 40,7% de los españoles gasta menos de 50 euros al mes en sus pasatiempos, mientras que un 32,4% destina entre 50 y 100 euros. Apenas un 15,6% supera esa cifra, un dato que evidencia la prudencia financiera con la que la mayoría afronta el ocio. “Estos datos ponen de manifiesto la capacidad de los españoles para cuidar su bienestar sin comprometer su estabilidad económica”, explica Karoline Bliemegger, experta en finanzas de Klarna.

El estudio, realizado entre más de un millar de personas de entre 18 y 65 años, muestra que las aficiones se mantienen en la rutina diaria, pero con un perfil de gasto moderado. La prioridad ya no es consumir más, sino disfrutar de forma asequible.

El ocio se racionaliza

El control del gasto se ha convertido en una práctica generalizada. Solo un 11,2% de los encuestados reconoce no llevar ningún seguimiento de lo que destina al ocio. En cambio, más de la mitad busca ofertas y promociones (55%) o compara precios antes de comprar (51,9%). El 28,4% aprovecha programas de fidelización y un 15,3% fracciona los pagos para acceder a cursos, material deportivo o equipamiento tecnológico sin tensionar el presupuesto mensual.

Esta tendencia muestra una forma de consumo más racional y planificada, que se extiende también a las actividades recreativas. El gasto en ocio se somete al mismo control que la cesta de la compra o la factura energética, en un contexto donde cada euro cuenta.

Según Klarna, la búsqueda de equilibrio entre disfrute y estabilidad económica explica el auge de nuevas herramientas financieras, como los pagos flexibles o el cashback, que permiten recuperar parte del gasto. Este comportamiento, que es habitual en otros sectores del consumo, empieza a consolidarse también en el ámbito del tiempo libre.

Los jóvenes, los más activos y los más limitados

El deporte se mantiene como el hobby más popular, con un 52% de participación, especialmente entre los jóvenes de 18 a 24 años, donde alcanza el 60,3%. Sin embargo, son precisamente los más jóvenes quienes sienten un mayor esfuerzo económico para mantener sus aficiones, tal y como muestra el estudio.

La incorporación al mundo laboral más tardía de los jóvenes, con una tasa de empleo entre los 16 y los 29 años 15 puntos porcentuales inferior a la de 2007, hará que los que se jubilen en 2065 y que solo hayan podido cotizar 30 años deban compensar sus menores cotizaciones demorando la jubilación hasta los 71 años si quieren mantener el nivel de vida previo.

La brecha de ingresos y la precariedad laboral explican que, aunque participen más en actividades deportivas o tecnológicas, su margen de gasto sea menor que el de las generaciones anteriores. En cambio, entre los mayores de 55 años, el impacto del gasto en hobbies apenas repercute en su presupuesto mensual.

El ocio como espejo del poder adquisitivo

El ocio, que antes podía considerarse un gasto discrecional, se ha integrado en la planificación financiera con la misma lógica que otros bienes y servicios esenciales. Sin embargo, su acceso depende cada vez más del poder adquisitivo de cada hogar: quienes cuentan con sus necesidades básicas cubiertas pueden seguir destinando parte del presupuesto a actividades de bienestar, mientras que para otros se ha convertido en un lujo ocasional.

La encuesta de Klarna revela que cada vez más consumidores buscan fórmulas para compatibilizar el bienestar con la estabilidad presupuestaria, transformando sus hábitos hacia un modelo de “ocio sostenible” en términos económicos.