Así es un amigo de verdad, según una psicóloga: “Pasa lo mismo que con una pareja”

Silvia Severino sostiene que este vínculo se asemeja al amor romántico sin las limitaciones que este puede tener

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Un abrazo entre amigas (AdobeStock)
Un abrazo entre amigas (AdobeStock)

La Real Academia Española (RAE) define la amistad como un “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Pero hay tantas definiciones como vínculos. Para la psicóloga Silvia Severino, que comparte a través de su cuenta de TikTok (@silviaseverinopsico) reflexiones sobre psicología, un amigo de verdad, “no es alguien con quien solo sales y compartes momentos divertidos”.

Según la psicología relacional, explica, “un amigo es alguien con quien decides crecer”. Es más, para la psicóloga la amistad se asemeja al amor romántico: “Lo mismo pasa en una pareja, el amor real es cuando los dos se comprometen a crecer juntos”. Y, para Severino, crecer juntos implica tres cuestiones: “Hacerte responsable de ti mismo”, “saber que el otro también está trabajando en sí mismo” y “estar dispuestos a ayudarnos mutuamente”. “Y lo más beneficioso, aunque la relación dure poco o no dure toda la vida, si fue auténtica, ambas personas salimos ganadoras de eso. ¿Por qué? Porque somos mejores que cuando empezamos”, sostiene.

La diversidad de experiencias y emociones que rodean a la amistad se manifiesta en la multiplicidad de definiciones y vivencias asociadas a este vínculo. El neurocientífico y divulgador Mariano Sigman y el escritor Jacobo Bergareche exploraron esta complejidad al reunir a sus allegados en un banquete para indagar cómo cada uno experimenta la amistad. De ese encuentro surgió el libro Amistad. Un ensayo compartido (Debate), donde ambos autores examinan los parámetros de la amistad y cuestionan varios mitos arraigados. Sigman destaca que la flexibilidad es una de las características esenciales de la amistad, la cual no requiere declaraciones de amor eterno ni compromisos formales.

La elección voluntaria distingue a la amistad de otros lazos afectivos. A diferencia de los vínculos familiares, que se heredan, o de las relaciones de pareja, que suelen implicar pactos de exclusividad, la amistad se basa en la libertad y la ausencia de obligaciones contractuales. Además, toda forma de amor auténtico requiere de una base amistosa, mientras que la amistad puede existir sin que intervengan otras formas de amor.

El valor de la amistad se refleja en su impacto sobre el bienestar físico y emocional. La creencia popular de que “quien tiene un amigo, tiene un tesoro” choca de lleno con la función protectora que ejercen los amigos verdaderos frente a las adversidades. No obstante, la frecuencia de trato no garantiza la profundidad del vínculo, y no todas las personas que se presentan como amigas lo son en realidad. Las amistades sinceras y profundas son poco frecuentes, lo que resalta la necesidad de apreciarlas y cultivarlas.

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¿Cómo reconocer a un buen amigo?

Un estudio respaldado por la Fundación BBVA revela que los españoles cuentan con un mayor número de amigos en comparación con habitantes de países cercanos. Sin embargo, surge la pregunta sobre la calidad de estos lazos: ¿se trata de amistades genuinas o de simples conocidos? La investigación del . Félix Requiena de la Universidad de Málaga señala que tanto en España como en Estados Unidos, la percepción de la felicidad suele vincularse con la cantidad de amigos en redes sociales, lo que puede distorsionar el significado real de la amistad. Para contrarrestar esta tendencia, el portal La Mente es Maravillosa recomienda prestar atención a ciertas cualidades que definen a un amigo verdadero.

Entre las características fundamentales de la amistad auténtica, destaca la preocupación sincera por el otro. Un amigo genuino no aparece solo en momentos de conveniencia, sino que se mantiene presente y atento a las necesidades del otro, mostrando un interés desinteresado por su bienestar. Esta presencia constante brinda la certeza de que se cuenta con apoyo en situaciones difíciles.

La aceptación y la ausencia de juicio constituyen otro pilar esencial. Según una investigación de la Universidad de la República de Cuba sobre la amistad en la adolescencia, el amigo verdadero busca comprender antes que criticar, y si señala defectos, lo hace con la intención de aliviar el sufrimiento, no de imponer un cambio. Esta actitud fomenta un ambiente de confianza donde cada uno puede mostrarse tal como es.

La capacidad de aliviar situaciones complicadas sin dramatismo ni sermones distingue a los amigos auténticos. En lugar de ofrecer lecciones de vida, optan por acompañar de manera sencilla y espontánea, recurriendo a gestos cotidianos como invitar a dar un paseo o compartir un helado para restar gravedad a los problemas. La escucha activa y respetuosa es otro rasgo distintivo, pues implica prestar atención genuina a las palabras y emociones del otro, sin interferencias ni juicios, permitiendo que el interlocutor se exprese y se comprenda a sí mismo.

La sinceridad y la confianza mutua son inherentes a la amistad profunda. Los amigos verdaderos no recurren a la hipocresía ni a la falsa cortesía, sino que se muestran tal como son, lo que fortalece el vínculo y elimina la necesidad de fingir. Finalmente, la valoración de los defectos como virtudes representa una de las mayores fortunas de contar con amigos auténticos. Mientras que muchas personas tienden a centrarse en las imperfecciones ajenas, el amigo verdadero actúa como un espejo que ayuda a potenciar lo mejor de cada uno, facilitando así el crecimiento personal y la evolución conjunta.