Una estrella de baloncesto se enfrenta a la pena de muerte en Indonesia por consumo de cannabis: “Ninguna otra sustancia alivia mi dolor”

El jugador consumía de manera habitual como tratamiento de su enfermedad inflamatoria crónica

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Jarred Shaw, jugador profesional de
Jarred Shaw, jugador profesional de baloncesto

En una celda sofocante a las afueras de Yakarta, Indonesia, el estadounidense Jarred Shaw, un exjugador profesional de baloncesto de 35 años se enfrenta a una situación que ha trastocado su vida por completo. Shaw, estrella de la liga indonesia de baloncesto y conocido por su paso por equipos internacionales, fue arrestado en mayo de este año por posesión de 132 ositos de goma con cannabis, que había adquirido para aliviar el dolor crónico que padece debido a una enfermedad inflamatoria llamada Crohn.

El arresto ocurrió cuando Shaw acudió a su vestíbulo a recoger el paquete con los dulces. En ese momento, diez policías vestidos de civil lo arrestaron, acusándolo de posesión de una cantidad significativa de droga.

La policía incautó un total de 869 gramos de estos ositos de goma, una cantidad que incluye el peso del azúcar y la gelatina. Aunque Shaw defiende que estos productos eran para su consumo personal y no para tráfico, las autoridades indonesias lo acusan de formar parte de una red internacional de narcotráfico.

Un error fatal que puede costarle la vida

Originario de Dallas, Texas, Shaw fue una prometedora figura del baloncesto en Estados Unidos antes de convertirse en una estrella de la liga indonesia. Tras pasar por equipos de Turquía, Japón, Argentina, Túnez y Tailandia, Shaw encontró su lugar en el Prawira Bandung, equipo con el que logró el campeonato nacional en 2023 y sumó más de 1.000 puntos en tres temporadas. Sin embargo, la tranquilidad que había alcanzado como deportista se vio truncada por el dolor de su enfermedad, lo que le llevó a buscar una alternativa terapéutica con cannabis.

La organización criminal estaba liderada por un matrimonio de origen neerlandés que operaba desde la Costa del Sol. Las golosinas eran infusionadas con estupefacientes en laboratorios creado para tal fin

En países donde el cannabis está despenalizado, como Tailandia, Shaw podía tratarse sin miedo. Sin embargo, Indonesia es conocida por sus leyes extremadamente severas contra las drogas, que incluyen la pena de muerte por tráfico de sustancias ilegales. “Cometí un error estúpido”, admite Shaw desde su celda, reconociendo que su decisión de recurrir al cannabis, aunque fue una necesidad médica, se convirtió en un error fatal en un país con reglas tan draconianas, según informa La Dépêche.

Su situación actual

A medida que Shaw espera su juicio, su vida dentro de la prisión ha sido una pesadilla. El centroamericano, que mide 2,38 metros, fue colocado en una celda con otros 12 reclusos, lo que hizo aún más difícil su adaptación. “Esos días fueron los peores de mi vida”, afirma, describiendo el ambiente oscuro y opresivo en el que se encontraba. Sin embargo, con el tiempo, la fe, la oración y el acceso a un gimnasio improvisado lo han ayudado a encontrar algo de fuerza.

A pesar de su situación, Shaw mantiene la esperanza de poder volver a la cancha algún día. “Acabo de cumplir 35 años, pero todavía me siento joven. Me encantaría volver a jugar al baloncesto”, dice con nostalgia, aferrándose a la idea de que, tal vez, algún día su vida volverá a la normalidad.

Dos agentes vigilando la salida
Dos agentes vigilando la salida de la cárcel

La situación de Shaw no es un caso aislado. Activistas y defensores de los derechos humanos han señalado que existen miles de personas en todo el mundo que enfrentan sentencias extremas por delitos no violentos relacionados con el cannabis. Stephanie Shepard, del Last Prisoner Project, comentó que la historia del jugador ilustra un problema global. “En todo el mundo, hay personas que están cumpliendo sentencias severas por delitos relacionados con el cannabis. Estos castigos violan los derechos humanos”, afirmó.