Un trabajador estalla contra la jornada partida: “Debería ser ilegal”

Casi la mitad de los trabajadores enfrenta horarios divididos que prolongan los desplazamientos y generan fatiga, mientras expertos advierten de la dificultad para equilibrar vida personal y profesional

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La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha insistido este martes en que el debate sobre la reducción de la jornada laboral con los grupos parlamentarios debe darse "en las condiciones más favorables posibles". (Fuente: La Moncloa / Europa Press)

La jornada partida sigue generando debate en España por sus efectos en la productividad y la conciliación laboral. Los trabajadores denuncian interrupciones largas y desplazamientos que dificultan equilibrar la vida personal y la laboral. En cambio, la jornada continua se asocia a mayor satisfacción laboral, fluidez en el trabajo y mejor organización familiar, consolidándose como una alternativa más atractiva para empresas que buscan equilibrar rendimiento y bienestar de su plantilla.

El horario partido suscita constantemente críticas entre los trabajadores, que señalan las dificultades cotidianas y el desgaste innecesario que supone este sistema. Lejos de limitarse al tiempo efectivo de trabajo que reflejan los contratos, la realidad del turno partido amplía las horas comprometidas para el trabajador debido a los desplazamientos y al extenso lapso entre jornadas.

Al describir su experiencia laboral, una persona que trabajó cuatro años y siete meses en una empresa en la que la jornada se organizaba de esta manera expuso el impacto que tuvo este modelo de horario en su rutina diaria. Joel Giménez, que también es creador de contenido en redes, relató en su perfil de TikTok (@joelmeister_) que, durante varios años, su horario se extendía desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde, reanudando luego desde las cuatro hasta las siete de la tarde.

Hasta cuatro trayectos al día y dos horas perdidas

Según indicó, “salía de mi casa, volvía a mi casa y luego salía de mi casa y volvía a mi casa, es decir, cuatro viajes”. Esta distribución implicaba realizar continuos desplazamientos, con el consiguiente cansancio y pérdida de tiempo. “El turno de trabajo con horario partido debería ser ilegal”, sentenció Giménez, mostrando su desacuerdo con las empresas que aplican esta política.

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Un trabajador estalla contra la jornada partida: “Debería ser ilegal”

El tiempo disponible para la comida tampoco resultaba práctico, pues al comer en unos 20 o 30 minutos, la persona disponía de aproximadamente una hora y media sin utilidad antes de reiniciar la jornada. Más adelante, el horario fue modificado: de nueve a dos y de tres a seis de la tarde, lo que permitió quedarse a comer en la empresa y reducir los desplazamientos. Aun así, la sensación de tiempo perdido persistía. “Comía en 20, 30 minutos y luego ya, bueno, media hora perdiendo el tiempo y ya volvía”, aseguró el trabajador.

Este testimonio en primera persona ilustra los retos que plantea el horario partido, desde la ineficiencia de los intervalos ampliados sin ocupación productiva, hasta la fatiga acumulada de los desplazamientos repetidos y el intento constante de reorganizar la rutina diaria para minimizar el esfuerzo innecesario.

Casi la mitad de trabajadores tiene jornada partida

Aproximadamente el 43% de los trabajadores españoles realiza su jornada en horario partido, según los últimos datos de este tipo recogidos por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) en su Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo. Este tipo de jornada es más común en sectores como la construcción, donde alcanza el 65%, y en el sector agrario, con un 51%.

En contraste, sectores como la industria y los servicios presentan menores porcentajes de jornada partida. Además, la encuesta revela diferencias significativas entre géneros. Mientras que el 48,7% de los hombres trabaja en jornada partida, solo el 35,2% de las mujeres lo hace. Estas disparidades también se observan en función del tamaño de la empresa, siendo más frecuente en empresas con menos de 10 trabajadores.