Más allá de la estética: bótox para el tratamiento del bruxismo

El bruxismo causa dolores en la mandíbula, los oídos, la cabeza y puede llegar a modificar la apariencia del rostro

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Una persona con bruxismo. (AdobeStock)
Una persona con bruxismo. (AdobeStock)

La toxina botulínica, conocida popularmente como bótox, suele asociarse casi inmediatamente a la medicina estética y al tratamiento de arrugas faciales. Sin embargo, sus aplicaciones van mucho más allá de la belleza. En el campo de la cirugía maxilofacial, esta sustancia se utiliza con éxito en el tratamiento de trastornos musculares como el bruxismo, una patología que afecta a un número creciente de personas y que está estrechamente vinculada con el estilo de vida moderno.

El bruxismo es una actividad muscular masticatoria repetitiva que se caracteriza por apretar o rechinar los dientes y por ejercer presión sobre la mandíbula de manera involuntaria. La Clínica Mayo explica que puede presentarse durante el día o, con mayor frecuencia, durante la noche, mientras la persona duerme. Aunque sus causas no están del todo claras, existe un fuerte vínculo con situaciones de estrés y ansiedad, lo que explica el aumento de diagnósticos en un contexto en el que las tensiones laborales, académicas y personales están a la orden del día.

Los síntomas del bruxismo pueden ser muy variados y van desde dolores de cabeza recurrentes hasta molestias en la articulación temporomandibular, la zona que une la mandíbula con el cráneo. El dolor puede irradiarse hacia los oídos, lo que a veces confunde el diagnóstico inicial. Con el paso del tiempo, la sobrecarga muscular derivada de apretar los dientes de forma constante provoca contracturas y un aumento en el tono muscular de los maseteros, temporales y pterigoideos, los principales músculos de la masticación.

En los casos más visibles, esta hiperactividad muscular llega a modificar la apariencia del rostro. La hipertrofia de los maseteros puede ensanchar la cara y darle un aspecto más cuadrado, lo que genera un malestar estético añadido a las molestias físicas. Aún más preocupante es el desgaste progresivo que puede producirse en las piezas dentales, que llegan a fracturarse en los casos extremos. Algunos pacientes, además, desarrollan dificultades para abrir la boca con normalidad, lo que afecta su calidad de vida.

Episodio: ¿Qué es el bruxismo?.

Bótox para el bruxismo

Frente a este panorama, el bótox se presenta como una alternativa terapéutica eficaz. El tratamiento consiste en la infiltración de toxina botulínica en los músculos responsables de la tensión, explican los profesionales de la clínica Victoria Prats. Al actuar sobre la unión neuromuscular, la sustancia produce una relajación de la musculatura contraída de forma crónica, reduciendo el dolor y mejorando la movilidad de la mandíbula. Se trata de un procedimiento ambulatorio, mínimamente invasivo y con resultados perceptibles a las pocas semanas.

En los casos en los que el bruxismo ha generado una hipertrofia visible de los maseteros, el uso de bótox tiene un efecto doblemente beneficioso. Por un lado, disminuye la presión sobre la mandíbula y los dientes; por otro, provoca una reducción gradual del volumen muscular, devolviendo al rostro un aspecto más estilizado y fino. Este cambio estético suele ser muy valorado por los pacientes, que ven mejorada no solo su salud, sino también su imagen personal.

La aplicación de la toxina botulínica en el tratamiento del bruxismo refleja el potencial de esta sustancia más allá del ámbito estético. Lejos de limitarse a suavizar arrugas, el bótox se ha consolidado como una herramienta eficaz para mejorar la calidad de vida de quienes padecen dolencias musculares crónicas. Si bien no elimina la causa del bruxismo (ya que el estrés y la ansiedad siguen siendo factores determinantes), sí ofrece un alivio significativo de los síntomas y previene complicaciones a largo plazo, como el deterioro dental.