
Una escena tan surrealista como incómoda tuvo lugar el martes 23 de septiembre en un centro de jardinería ubicado en Rosendaal, Países Bajos. Según informó el medio local AD, una clienta perdió los estribos después de que se le negara el acceso a los baños del establecimiento, y su reacción dejó a empleados y testigos completamente atónitos.
“Normalmente, los clientes pueden usarlos, pero un bromista bloqueó nuestros baños”, explicó la propietaria del local, justificando la medida temporal que había desactivado el acceso a los aseos del centro. No obstante, esta explicación no calmó a la mujer, quien, visiblemente molesta, rechazó las razones ofrecidas por el personal y anunció que orinaría allí mismo si no se le permitía usar el servicio.
La amenaza no se quedó en palabras. Según las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del establecimiento, la clienta se bajó los pantalones, se agachó y orinó dentro de un cubo en medio de uno de los pasillos del centro de jardinería. Lo que ocurrió a continuación sorprendió incluso más: la mujer se levantó, tomó el cubo y arrojó su contenido por debajo del mostrador de la caja, en presencia de empleados y otros clientes.
Un testigo que se encontraba en la caja contigua aparece en el vídeo sin mostrar reacción alguna, como si la escena formara parte de su rutina diaria. Mientras tanto, el personal del establecimiento quedó sin palabras ante lo que acababa de suceder. “Todos estábamos atónitos y no sabíamos qué hacer”, declararon dos empleados al medio neerlandés. “Por supuesto, dijimos que era absolutamente inaceptable, pero eso fue todo lo que pudimos decir”.
El incidente no dio lugar a consecuencias judiciales. Las autoridades no intervinieron y la tienda optó por resolver la situación de manera interna. “Simplemente le echamos un cubo de lejía y lo restregamos”, comentó un funcionario de la tienda, quitando hierro al asunto, aunque reconociendo la incomodidad del momento.
Acceso a baños: un conflicto recurrente
El incidente ocurrido en Rosendaal reaviva una problemática que no es exclusiva de los Países Bajos: el acceso a baños en espacios comerciales. En muchas ciudades europeas, no existe una obligación legal para que los comercios permitan el uso de sus aseos a personas no empleadas, y en muchos casos, ni siquiera a sus propios clientes. En los Países Bajos, organizaciones como la Toilet Alliance llevan años reclamando normas más claras y acceso digno, especialmente para personas mayores, embarazadas o con condiciones médicas como la enfermedad de Crohn.
Según un informe citado por DutchNews.nl, más de la mitad de las personas encuestadas han sido rechazadas al solicitar el uso del baño en tiendas o cafeterías, incluso siendo clientes. Esta falta de acceso ha provocado, en algunos casos, situaciones incómodas o incluso humillantes.
En el Reino Unido también se han reportado casos similares. Uno de los más conocidos fue el de una madre que denunció públicamente a un Tesco Express en Stockport, después de que su hija de cinco años fuera rechazada cuando pidió ir al baño. La menor, que no pudo aguantarse más, terminó orinándose encima, lo que causó una fuerte reacción pública y obligó a la cadena a revisar su política.
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