Jessica, psicóloga y criminóloga, explica cómo se calcula la hora de la muerte de una persona: “El cuerpo cambia de una forma bastante predecible”

Descubre los signos físicos que permiten a los expertos estimar el momento del fallecimiento

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Montaje de Infobae en el que sale Jessica, la criminóloga

En las series policiales hay muchas situaciones que, por muy ficticias que parezcan, pueden llegar a ser reales. Entre las cosas que más sorprenden está la precisión con la que los forenses anuncian la hora de la muerte.

Esto es algo que los especialistas son capaces de determinar. Precisamente Jessica, una criminóloga, ha explicado en sus redes sociales el procedimiento que siguen para conocer el momento exacto. Para ello, ha publicado un vídeo en su cuenta de TikTok (@huelladeldelito), que cuenta con más de 630.000 seguidores.

¿Cómo se calcula la hora de la muerte?

Determinar la hora de la muerte de una persona representa uno de los principales retos en la investigación forense. El proceso precisa observar cómo responde el cuerpo tras el fallecimiento. Para ello, se basan en varios criterios fisiológicos y ambientales.

Noticias del día 24 de septiembre del 2025.

Este análisis no garantiza una precisión absoluta; se trata de una aproximación basada en la observación de distintos signos corporales. “El cuerpo cambia de una forma bastante predecible”, menciona la especialista.

El primer parámetro considerado es el algor mortis, relacionado con la disminución progresiva de la temperatura corporal. Una vez que ocurre la muerte, el cuerpo comienza a perder entre 0,8 y 1 grado cada hora durante las primeras etapas, hasta alcanzar la temperatura ambiente.

Esta pérdida de calor puede variar dependiendo de factores como la ropa, la masa corporal y el entorno. Según explicó Jessica, si la víctima se encuentra en un medio como el agua, el enfriamiento corporal avanza a mayor velocidad por el intercambio térmico con el entorno.

El siguiente indicador esencial es el rigor mortis, fenómeno que se desarrolla en un orden determinado: primero la cara y mandíbula, después el cuello y el tronco, y finalmente las extremidades.

Este endurecimiento progresivo empieza a notarse entre las dos y cuatro horas posteriores al deceso, se generaliza entre las seis y doce horas, alcanza su máximo entre las doce y quince horas y desaparece gradualmente tras veinticuatro a treinta y seis horas.

Las livideces cadavéricas constituyen otro de los pilares en la datación temporal. Al parar la circulación sanguínea, la sangre se acumula por efecto de la gravedad. Esto provoca que se formen manchas violetas, que aparecen minutos después del fallecimiento y se definen durante las primeras 12 a 24 horas.

En casos donde el cuerpo lleva más tiempo sin vida, la entomología forense cobra relevancia. La llegada de insectos necrófagos, como las moscas, ocurre entre minutos y horas después del fallecimiento. Las hembras depositan huevos que se transforman en larvas de tres estadios.

El tipo de insecto encontrado y el estado de su desarrollo permiten establecer el tiempo mínimo transcurrido desde la muerte. Este método cobra especial importancia si el cuerpo se halla en exteriores o ambientes favorables para la colonización de insectos.

El análisis forense no se basa en un solo signo. Los especialistas integran todos los elementos observados, además de otros como el contenido gástrico, para establecer una ventana temporal aproximada del deceso.