La historia del origen de las rinoplastias: adúlteros a quienes les cortaban la nariz como castigo en la India

Esta intervención quirúrgica consistía en la aplicación a la nariz de un colgajo de piel y pretendía “borrar esa ignominia judicial”

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Recreación del cirujano Sushruta realizando
Recreación del cirujano Sushruta realizando una rinoplastia. (Escuela Superior de Ayurveda)

Más de 204.000 intervenciones de cirugía estética tienen lugar cada año en España, una cifra que se ha disparado un 215% en la última década, según los datos más recientes que ofrece la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), de 2023. El aumento de pechos, la rinoplastia o la liposucción son las cirugías más demandadas.

Los implacables cánones de belleza modelan un culto al cuerpo que, en muchas ocasiones, derivan en estas intervenciones estéticas. Sin embargo, el siglo XXI no ha sido el inventor de cirugías como la rinoplastia, pues su historia se remonta a un tiempo anterior a nuestra era, en el Antiguo Egipto y la India.

La medicina hindú sobresalió de entre las de su tiempo en buena parte gracias a un riquísimo arsenal quirúrgico (escalpelos, sierras, tijeras, ganchos, sondas, fórceps...), pero también por sus profesionales. Según recoge el médico y divulgador científico Pedro Gargantilla en MUY INTERESANTE, quienes querían aprender la práctica de la cirugía se iniciaban “haciendo incisiones en sacos o calabazas y practicando la sección de venas de animales muertos, lo cual pone de manifiesto la existencia de una cirugía experimental”.

Por otra parte, existían operaciones más complejas, como las de cataratas, la litotomía (para extraer cálculos de la vejiga), la cesárea o la hidrocele (hinchazón del escroto). En ellas, “los pacientes eran anestesiados mediante hipnosis”.

Otros médicos importantes fueron Charaka y Vagbhata, en cuyos libros “se mencionan multitud de remedios naturales y se otorga al mercurio poderes divinos” y sentaron la base de la medicina hindú. Esta se sustentaba en una alimentación basada en plantas y ciertas medidas de higiene, como la cremación de cadáveres o la prohibición del casamiento con mujeres en cuyas familias hubiera antecedentes de enfermedades como la tisis, la epilepsia o la elefantiasis.

Las sangrías, las ventosas, los vomitivos y las irrigaciones vaginales y uretrales eran toras de las medidas terapéuticas, así como el uso de plantas medicinales, apunta Gargantilla. “Destacaba la rauwolfia, que era útil para el miedo, la depresión, el insomnio y la inquietud. A mediados del siglo XX, se descubrió que esta planta contiene reserpina, una sustancia útil para la hipertensión arterial”.

Los médicos advierten de los riesgos del intrusismo en la cirugía estética, ya que en el último año ha habido un aumento de denuncias por negligencias médicas

Rinoplastias para tapar un castigo

Entre los nombres más reputados de la medicina ayurvédica destaca el del cirujano Sushruta, uno de sus fundadores y considerado el padre de la cirugía plástica. En uno de sus escritos, aseguró que “solamente la unión de la medicina y cirugía conducen al médico completo, el médico que carece del conocimiento de una de estas ramas es como un pájaro que solo tiene un ala”.

Este cirujano hindú vivió en el siglo VII a.C. y a lo largo de su vida profesional realizó numerosas rinoplastias, aunque, a diferencia de nuestra época, no por fines estéticos. En la India, el castigo para los adúlteros era cortarles la nariz, por lo que intentaban mediante una rinoplastia “borrar esa ignominia judicial”. El método de la operación consistía en “la aplicación a la nariz de un colgajo de piel tallado en la frente”. Sushruta también dominaba las operaciones de cataratas y la extracción de flechas y astillas, cuenta Gargantilla.