“Tener la razón no significa que vayas a ganar un juicio”, según una abogada

“Gana quien puede probar que tiene la razón, y eso es muy distinto”, según la letrada ‘lexatica.legal’

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'lexatica.legal'
'lexatica.legal'

“Tener razón no significa que vayas a ganar un juicio”. Con esta frase comienza uno de sus TikToks la abogada ‘lexatica.legal’. Una afirmación que de primeras puede tener bastante impacto para cualquier persona que se acabe encontrando con el vídeo, pero cuya respuesta es mucho menos sorprendente.

Y es que cualquier persona con un mínimo de conocimientos en como funciona la Justicia y los tribunales (o con sentido común) sabe que “en los juzgados no gana quien tiene la razón, sino quien puede probar que tiene la razón”. Según la letrada esto es algo “muy distinto”.

Al final un juicio sirve para determinar la verdad y para ello es necesario aportar pruebas fiables y mantener un relato coherente entre todas las partes, ya sea la víctima, los acusados o los testigos. Con esa información es con la única con la que el juez puede llegar a una conclusión, porque sino la Justicia no funcionaría.

“También es importante el papel del abogado”

“Hay que tener en cuenta que el juez es una tercera persona que no conoce lo que pasó en primera persona, no conoce el contexto, no te conoce a ti, no conoce a la otra parte”, continúa la abogada, ya que no tendría ningún sentido que la persona que juzga unos hechos fuera parte del caso.

“Por lo tanto, solo se basa en lo que ve, en lo que lee y en los medios de prueba. Esta será la clave que hará que un juez se decante por una parte o por otra. Medios de prueba como pueden ser la prueba documental, que se puede aportar tanto con el escrito de demanda o con la contestación, o también documental que se puede aportar en el mismo acto de juicio, la prueba testifical o la prueba pericial en función de las circunstancias de cada caso”, añade.

“Por supuesto que también es importante el papel del abogado en el sentido de cómo articular la estrategia, cómo comunicar aquello que se quiere transmitir. Pero lo cierto es que si no existen medios de prueba que avalen tu versión o bien existen pero son escuetos para fundamentar tus pretensiones en comparación con la parte contraria, será muy complicado”, finaliza.

¿Cómo funciona un juicio en España?

En el ámbito civil, el punto de partida suele ser la demanda. Quien reclama algo (ya sea una indemnización, el cumplimiento de un contrato, la devolución de una deuda…) presenta por escrito ante el juzgado competente qué quiere, contra quién lo quiere y por qué lo quiere, acompañando los documentos que tenga para fundamentar su versión.

La otra parte responde —contesta la demanda—, aceptando, negando lo que se le atribuye, presentando sus propios documentos o defensas. Aquí ya se marca la lucha: lo que cada parte expone y acredita por escrito establecen los contornos del litigio. Según la Ley de Enjuiciamiento Civil estos pasos iniciales, como la demanda, la contestación y la audiencia previa, fijan qué hechos están en disputa y qué pruebas se permitirán.

Tras esa fase de alegaciones iniciales, el tribunal suele convocar una audiencia previa (en los juicios ordinarios civiles). En ella se depuran las cuestiones procesales, se decide qué documentos serán admitidos, se fijan los hechos que no van a estar en discusión, se analizan posibles allanamientos, contestaciones tardías, y también se planifica la prueba. Es como preparar el terreno: quiénes serán los testigos, qué peritajes se necesitan, qué papeleo falta. Si algo no se propones aquí o se hace fuera de plazo, puede que no se admita más adelante.

Después viene el juicio en sí, o acto de juicio: en un juicio civil ordinario, eso implica que se formularán las pruebas admitidas —documentales, testificales, periciales, etc.—, se practicarán (los testigos declaran, los peritos exponen, los documentos se examinan), y ambas partes harán sus alegatos finales. El juez escucha, valora lo presentado, atiende al principio del contraditorio (cada parte tiene derecho a rebatir lo que trae la otra parte) y busca construir una imagen de lo que ocurrió realmente.

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Al terminar la prueba y los alegatos se dicta la sentencia. En esa decisión escrita, el juez o tribunal expone qué hechos considera probados, qué normas legales aplican, por qué rechaza unas pretensiones y admite otras (o desestima todas). Se debe hacer con fundamentación suficiente, explicando por qué se acepta o se rechaza cada prueba y cada argumento relevante. En lo civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil exige que la sentencia se acuerde con los principios de audiencia (lo que dijeron las partes), congruencia, motivación escrita.