El envejecimiento y la baja natalidad frenan el crecimiento económico en España: cómo sostener el sistema de bienestar y el empleo en una sociedad cada vez más mayor

La inmigración, el fomento de la natalidad y la adaptación tecnológica surgen como alternativas para afrontar la falta de relevo generacional y garantizar la estabilidad del mercado laboral en los próximos años, aunque pueden no ser suficiente

Guardar
El envejecimiento y la baja
El envejecimiento y la baja natalidad frenan el crecimiento económico en España. (Montaje Infobae España con imágenes de Canva)

Somos una sociedad cada vez más envejecida. El aumento de la esperanza de vida, por un lado, y la persistente baja natalidad, por otro, están empezando a transformar la economía y el mercado laboral a nivel mundial, también el modelo español. Según CaixaBank Research, este cambio demográfico puede suponer una desaceleración del crecimiento económico y una presión cada vez mayor sobre el sistema de bienestar.

La estructura poblacional, que antes se parecía a una pirámide, con una basa ancha de jóvenes y un vértice estrecho de mayores, ahora cuenta con una base cada vez más estrecha y una parte superior que se ensancha. Este cambio implica que las generaciones en edad de trabajar no van a poder sostener con la misma facilidad a una población de jubilados en aumento.

Además, en nuestro país, la tasa de fertilidad se sitúa por debajo del nivel de reemplazo desde hace más de cuatro décadas, situándose en torno a 1,3 hijos por mujer, y sin previsión de crecimiento en los próximos 25 años. Esta media está muy lejos del umbral de 2,1 necesario para mantener estable la población sin inmigración. A esto se le añade que la esperanza de vida no para de crecer. En España está actualmente en los 84 años, y a nivel global en los 74, y se espera que siga aumentando hasta 2050.

Crecimiento de la población. (Fuente:
Crecimiento de la población. (Fuente: CaixaBank Research a partir de datos del INE para España y de UN World Population Prospects 2024 para el resto)

La “trampa demográfica” limita el crecimiento: en 2050 solo habrá 1,6 trabajadores por jubilado

Y este envejecimiento y estancamiento poblacional tienen consecuencias directas sobre el crecimiento económico y el mercado laboral. Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostican que el crecimiento global de la economía entre 2025 y 2050 será de 1,1 puntos porcentuales menos que en el periodo 2016-2018 si se mantienen las políticas actuales.

En España, la llamada “trampa demográfica” ya es una realidad. Desde 2020, la cohorte de 67 años que accede a la jubilación supera en número a la de 25 años que entra en el mercado laboral. La ratio de dependencia, que es la proporción de personas mayores de 65 años respecto a la población de 25 a 54 años, pasará del 36% actual al 61% en 2050. Esto significa que por cada jubilado solo habrá 1,6 personas en edad de trabajar, frente a las 2,6 actuales.

Tasa de dependencia. (Fuente: CaixaBank
Tasa de dependencia. (Fuente: CaixaBank Research, a partir de datos del INE para España y de UN World Population Prospects 2024 para el resto)

Ante este panorama, las “palancas demográficas” tradicionales, que son aquellos factores que generan cambios en la composición de una población y afectan a la sociedad y la economía (urbanización, tasa de natalidad o envejecimiento), están muy limitadas. El fomento de la natalidad, aunque deseable, tiene un impacto muy reducido y sus efectos se empezarán a materializar a partir del 2050. Las políticas públicas orientadas a reducir el coste de tener hijos no logran elevar la tasa de fertilidad al nivel de reemplazo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Así, la inmigración se perfila como una vía inmediata para contrarrestar el declive poblacional, aunque de forma parcial. Entre 2022 y 2024, España recibió cerca de 1,2 millones de inmigrantes, y las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) apuntan a que haya una entrada de unos 375.000 inmigrantes al año hasta 2053. Sin embargo, para mantener la ratio de dependencia actual, serían necesarios flujos cercanos al millón de inmigrantes al año durante tres décadas, una cifra que supera ampliamente las previsiones y plantea desafíos en el abastecimiento de servicios públicos y en la integración social. Además, la percepción pública sobre la inmigración varía: en España y Portugal, el 47% de la población tiene, por el momento, una visión positiva, mientras que en otros países europeos las opiniones están mucho más divididas.

Impacto de la inmigración en
Impacto de la inmigración en el desarrollo del país. (Fuente: CaixaBank Research, a partir de datos de la World Values Survey Wave 7: 2017-2022)

Claves para afrontar el cambio demográfico: aumentar la participación laboral y apostar por la innovación

Frente a la insuficiencia de las palancas demográficas, desde CaixaBank Research, el economista David Martínez Turégano subraya en un artículo la importancia de políticas que incrementen la participación laboral, especialmente entre mujeres y personas mayores. A día de hoy, todavía persisten las diferencias en la tasa de actividad entre países y grupos poblacionales, con menores tasas entre mujeres y un descenso pronunciado a partir de los 60 años.

Para aumentar la participación femenina, el economista propone medidas como la mejora de la conciliación familiar, la flexibilización de horarios, incentivos fiscales y una mayor oferta de servicios de educación infantil. En el caso de prolongar la vida laboral, sugiere incentivos para ajustar la edad de jubilación efectiva, compatibilizar el retiro con el empleo, reforzar la formación continua y mejorar la salud en la vejez. La gestión eficiente de los flujos migratorios también puede ser esencial para mantener la estabilidad del mercado laboral.

Las pensiones de jubilación en 2025 y su capacidad adquisitiva auguran un futuro sombrío para nuestros mayores.

Con todo esto, la tecnología y la innovación se vuelven también fundamentales para enfrentar estos cambios en la población. Y también será clave que las personas aprendan nuevas habilidades para adaptarse a los cambios de la tecnología y la transición verde, que se ayude a quienes pueden verse más afectados por la automatización para que nadie quede atrás en estos cambios.

En los últimos años, la productividad laboral ha mejorado por los avances en la economía y la transformación estructural, pero este efecto empieza a ser menor en los países más desarrollados. La inteligencia artificial podría ayudar a que el trabajo sea más eficiente, sobre todo en empleos que requieren pensar mucho. Hay estudios que muestran que en Estados Unidos la productividad aumentaría entre un 1% y un 1,5% cada año, lo cual serviría para compensar el menor crecimiento de la población. Aun así, el uso de la IA trae consigo muchas dudas, y su impacto será menor en lugares donde están menos preparados en tecnología y organización

Al final, la magnitud del cambio demográfico exige reformas estructurales y una adaptación social profunda. Ni la inmigración ni un repunte de la natalidad bastarán por sí solos para revertir una transformación que ya se nos ha echado encima. Por esto, la economía, el sistema de bienestar y el ahorro privado deberán encontrar nuevas formas de responder a la realidad de una población más longeva y menos numerosa.