Vivir a menos de 50 kilómetros del mar podría sumar años de vida, según un estudio

Vivir cerca de la costa está vinculado a una mayor esperanza de vida debido a diferencias ambientales y sociales

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Vivir a menos de 50
Vivir a menos de 50 kilómetros del mar podría sumar años de vida, según un estudio (Adobe Stock).

El vínculo entre la longevidad y la costa vuelve a estar en el centro del debate tras una investigación publicada en Environmental Research y liderada por científicos de la Universidad Estatal de Ohio. El equipo analizó datos de más de 66.000 áreas censales en Estados Unidos, poniendo el foco en la cercanía de la población a distintas masas de agua y su relación con la esperanza de vida.

La esperanza de vida aumenta en las poblaciones costeras

Las conclusiones son directas: vivir cerca de la costa parece sumar años, mientras residir en zonas urbanas junto a ríos o lagos interiores puede tener el efecto contrario. Los datos señalan que quienes habitan a menos de 50 kilómetros de una línea costera superan la media nacional de longevidad, alcanzando o superando los 80 años, mientras que en ciudades ribereñas o lacustres el promedio desciende a unos 78 años.

Jianyong “Jamie” Wu, al frente del estudio, explicó los motivos que pueden estar detrás del fenómeno: “Los residentes costeros probablemente viven más gracias a una variedad de factores interconectados”. Entre ellos menciona temperaturas más suaves, aire más limpio y mayores opciones de ocio. Además, el informe contempla ventajas como mejor red de transporte, mayor renta y menor riesgo de sequía en las zonas cercanas al mar.

Los beneficios de vivir cerca
Los beneficios de vivir cerca del mar (Pexels)

La brecha no solo se atribuye a los beneficios del entorno costero, sino también a circunstancias negativas presentes en áreas interiores. Yanni Cao, investigadora posdoctoral, destacó en el estudio: “La contaminación, la pobreza, la falta de oportunidades seguras para la actividad física y un mayor riesgo de inundaciones probablemente influyen en estas diferencias”.

Uno de los hallazgos más claros de la investigación es el impacto de las temperaturas: las regiones costeras atraviesan menos días de calor extremo que las áreas cercanas a lagos o ríos, lo que podría influir en el bienestar general.

El interés por la influencia de las “zonas azules” no es nada nuevo. Estudios previos ya habían relacionado la cercanía al agua con mejor salud física y cardiovascular, pero nunca antes se había comparado el efecto del mar frente al de aguas interiores de forma tan exhaustiva. “Pensábamos que cualquier tipo de ‘zona azul’ ofrecería algún efecto beneficioso, y nos sorprendió encontrar una diferencia tan significativa y clara entre vivir junto a aguas costeras y hacerlo junto a aguas interiores”, reconoció Wu, quien ejerce como profesor adjunto en la Facultad de Salud Pública de la Universidad Estatal de Ohio.

En palabras del propio Wu: “Hemos encontrado una diferencia clara: en las zonas costeras, la gente vive más”. Por su parte, Cao planteó que estos datos pueden ayudar a entender por qué la esperanza de vida en Estados Unidos ha caído y se recupera más lentamente en comparación con otros países ricos.

La diversidad de factores sociales y ambientales, según los autores, podría explicar la desigualdad en longevidad observada a lo largo del país. “Probablemente, varios determinantes sociales de la salud, incluidos factores ambientales complejos que contribuyen a desigualdades sanitarias, desempeñan un papel clave en las diferencias que hemos observado”, concluyó Cao.