Por qué el verano es la época de sufrir más infecciones íntimas, según una ginecóloga: “El bañador mojado altera la flora vaginal protectora”

La doctora María Dolores Gómez Roig revela para ‘Infobae España’ el peligro de ciertos hábitos propios del verano y qué hacer para prevenir enfermedades como la candidiasis

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Un grupo de personas disfrutando
Un grupo de personas disfrutando de un día de playa (AdobeStock)

Sol. Playa. Helados. Mojitos. Piscinas. Vacaciones. Noches al fresco. Son conceptos que nos conducen al verano, a la temporada del año en la que las horas parecen transcurrir más lentas y, al mismo tiempo, los días se viven acelerados. Pero a la sal del agua del mar que se enreda en el pelo o al cloro de la piscina que se pega a la piel le suele acompañar otra experiencia más desagradable: las infecciones íntimas.

Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), las patologías del área de ginecología y obstetricia crecen un 50 % durante el verano, lo que representa un tercio de las consultas anuales en esta consulta. Así, la temporada estival se corona como la época en la que más se sufre de candidiasis, cistitis y demás infecciones vulvovaginales.

La doctora María Dolores Gómez Roig, especialista en Ginecología y miembro de Top Doctors Group, analiza en una entrevista con Infobae España las razones que explican por qué los meses de verano son críticos para las infecciones íntimas y qué podemos hacer para prevenirlas.

PREGUNTA: ¿Por qué el verano es la época en la que se producen más infecciones íntimas?

RESPUESTA: Según las sociedades científicas y diversos estudios, se ha demostrado que las infecciones vaginales aumentan hasta un 50 % respecto a otras estaciones. Y los factores clave que provocan este aumento de infecciones es el calor y la humedad, que alteran el equilibrio de la flora vaginal, facilitando el crecimiento de hongos y bacterias; el bañador mojado y la ropa ajustada, que también alteran la microbiota protectora; un aumento de actividad en piscinas y playas en las que el cloro y la sal puede modificar el pH vaginal; y cambios en la dieta como serían los viajes, un mayor consumo de azúcares, alcohol y la alteración de nuestro ritmo habitual que influye negativamente.

P: ¿Qué tipo de infecciones son las más comunes y qué las provocan?

R: La infección más frecuente es la candidiasis vulvovaginal provocada por el hongo Candida, que está favorecido por la humedad, el calor y el pH alterado. También aumentan las vaginosis bacterianas, la Gardnerella, por disminución de los lactobacilos y el cambio de la microbiota vaginal. También pueden haber más cistitis debido a mayor humedad y menor higiene después de los baños, relaciones sexuales más frecuentes, y las enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, gonorrea y tricomoniasis si hay relaciones sexuales esporádicas y con menor protección.

Consulta de ginecología (Shutterstock)
Consulta de ginecología (Shutterstock)

P: ¿Afecta más a los hombres, a las mujeres o de forma similar?

R: La incidencia es superior en las mujeres debido a que hay factores anatómicos como la uretra más corta o por conductas propias de mujeres que son prendas más ajustadas. También están los casos de embarazo o los cambios hormonales que implican estas diferencias. E incluso hay alguna publicación científica que dice que hasta un 75 % de las mujeres experimentarán algún episodio de vulvovaginitis clínicamente sintomática durante el periodo estival frente a una incidencia menor y formas clínicas más leves en los hombres.

P: ¿Cómo podemos protegernos especialmente en verano teniendo en cuenta las actividades de ocio (piscinas, playas, más relaciones sexuales esporádicas...)?

R: Las recomendaciones basadas en evidencia y guías clínicas es no permanecer con el bañador mojado y cambiarlo cuanto antes para reducir la humedad que favorece el crecimiento de microorganismos. Usar ropa interior de algodón y evitar la ropa ajustada o sintética. Una higiene íntima adecuada, preferible con productos específicos para la vulva con pH ácido. Evitar el exceso de lavados, sobre todo vaginales. Solamente lavar la zona íntima las veces que sean precisas, una vez al día o dos con agua y gel específico. Hidratarse bien. Secar bien la zona tras el baño.

Sobre todo, las relaciones sexuales que sean seguras con uso de preservativos para prevenir las enfermedades de transmisión sexual. Consultar siempre al médico de forma precoz ante síntomas atípicos como el picor en la zona genital con flujo diferente o dolor. Tener una alimentación equilibrada para reducir el consumo de azúcares y el alcohol que producen cambios en la microbiota que pueden favorecer las infecciones. Y en las embarazadas extremar la vigilancia y la prevención.