Una madre y sus tres hijos llegan a la casa que han alquilado tras 10 horas de carretera y se encuentran con que no existe y el siguiente mail: “Estafa, lo siento”

La familia, que viajaba desde Alsacia para pasar sus vacaciones en El Barcarès, perdió 1.400 euros y tuvo que dormir en el coche antes de encontrar alojamiento gracias a la solidaridad vecinal

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Playa Paloma, en Francia (Shutterstock).
Playa Paloma, en Francia (Shutterstock).

El viaje estaba calculado al milímetro: diez horas de carretera, casi mil kilómetros desde Alsacia hasta El Barcarès, en los Pirineos Orientales franceses. Una casa amplia, cerca de la playa, donde una madre y sus tres hijos pasarían sus vacaciones de verano. Llevaban trece años repitiendo destino y, esta vez, incluso compartirían estancia con una amiga y sus dos hijos. Pero lo que empezó con un “buen viaje” terminó con un correo demoledor: “Estafa, lo siento”.

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Un alquiler que parecía seguro

Según recoge Ouest France, la familia decidió este año no reservar a través de una plataforma especializada. Buscaban ahorrar y, para ello, recurrieron a redes sociales. El anuncio les inspiró confianza: fotos cuidadas, descripción detallada, dirección precisa y un nombre que coincidía con el titular de la cuenta bancaria.

Hubo intercambio de mensajes, correos electrónicos y llamadas telefónicas. Incluso se firmó un contrato de alquiler. Todo parecía en regla. Confiada, la madre envió un primer pago de 1.400 euros, dejando otros 600 para entregar en efectivo el día de la llegada.

El supuesto propietario se despidió deseándoles “buen viaje”. La carretera transcurrió sin incidentes, hasta que, al llegar a las 18:30 horas del 2 de agosto, la ilusión se rompió: nadie abrió la puerta, nadie contestó al teléfono. Minutos después, en la bandeja de entrada, apareció el mensaje que confirmaba el engaño.

La noche más larga

La gente disfruta del sol
La gente disfruta del sol en una playa de la Croisette en Cannes, Francia (REUTERS/Stephane Mahe)

Al poco de llegar, la familia fue alcanzada por la amiga y sus hijos, que también habían hecho el viaje para compartir la casa. La situación dejó a los seis sin techo y sin reserva alternativa. La madre acudió a la gendarmería para presentar denuncia, pero esa noche no había otra opción que dormir en el coche.

La historia se difundió rápidamente en redes sociales, y la comunidad local se movilizó para ayudarles. Gracias a esa solidaridad, al día siguiente encontraron un alojamiento “asequible” que les permitió salvar parte de sus vacaciones y evitar que la experiencia acabara en un regreso anticipado a casa.

Con el susto ya asumido, la afectada admitió que podría haber tomado más precauciones. Entre ellas, consultar al ayuntamiento para verificar la existencia de la vivienda y la identidad del propietario. “Podría haberme evitado todo esto”, lamentó en declaraciones recogidas por Actu Perpignan.

Consejos para evitar fraudes en alquileres vacacionales

La plataforma francesa Cybermalveillance.gouv.fr recuerda que existen pasos básicos para reducir el riesgo de caer en una estafa de este tipo:

  • Comprobar las imágenes y el anuncio. Usar buscadores para verificar si las fotos han sido publicadas en otros sitios con datos de contacto diferentes.
  • Desconfiar de arrendadores demasiado distantes o insistentes. Un trato excesivamente frío o, por el contrario, demasiado presionante, debe encender las alarmas.
  • Evitar transferencias a cuentas en el extranjero. Este tipo de pagos son más difíciles de rastrear y recuperar.
  • Solicitar una copia de la taxe foncière (impuesto sobre la propiedad). Este documento confirma la titularidad del inmueble y permite asegurarse de que quien lo alquila es realmente el dueño.
La impresionante playa de Francia a 30 minutos de España en la que veraneaba una emperatriz y es perfecta para el surf.

La recomendación general es no precipitarse y dedicar tiempo a verificar la oferta, especialmente cuando se trata de anuncios encontrados en redes sociales o páginas sin garantías.

Lo que iba a ser un verano más en la costa mediterránea se convirtió para esta familia en una lección amarga: ahorrar unos cientos de euros evitando las plataformas de alquiler puede acabar costando mucho más.