Un neurólogo desmiente algunas creencias sobre las altas capacidades: “La mayoría de veces aparecen en el seno de una neurodivergencia”

Aunque creemos que pueden estar ligadas a una persona “perfecta”, en la mayoría de los casos estas personas se enfrentan a múltiples dificultades en su día a día

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Un neurólogo desmiente lo que
Un neurólogo desmiente lo que pensamos sobre las altas capacidades. (Tiktok/VisualesIA)

Un reciente video del neurólogo Chema González ha causado revuelo en TikTok, acumulando miles de visualizaciones y abriendo un debate sobre un tema poco conocido: las altas capacidades intelectuales y su relación con la neurodivergencia. En su intervención, González ha querido desmitificar la visión idealizada de las altas capacidades como un don “perfecto” y ha destacado cómo, en muchos casos, estas habilidades excepcionales vienen acompañadas de características propias de trastornos neurodivergentes.

“La mayoría de las veces, las altas capacidades aparecen en el seno de una neurodivergencia”, afirma González en el video, subrayando que, aunque no siempre se cumplan los criterios clínicos para diagnosticar un trastorno, los individuos con altas capacidades suelen presentar rasgos similares a aquellos de condiciones como el autismo, el TDAH o la dislexia. Este enfoque plantea una nueva visión sobre los llamados “genios”, abriendo espacio para una reflexión más profunda sobre las complejidades de la mente humana.

El neurólogo resalta que estas habilidades excepcionales no se dan en un vacío; por el contrario, suelen estar entrelazadas con diversas alteraciones perceptivas y cognitivas. La presencia de características asociadas a trastornos como el TDAH o el autismo no es una anomalía, sino una parte integral de la experiencia de estas personas.

Algunas características de estas personalidades

Un ejemplo claro de estas alteraciones perceptivas es el “tono absoluto”, un fenómeno frecuente entre los genios musicales. Este rasgo permite a los individuos identificar una nota musical con total precisión, sin necesidad de compararla con otras. González pone un ejemplo para que las personas sin esta capacidad lo podamos entender: los colores que nosotros vemos, como el rojo, los distinguimos de manera clara. Lo mismo pasa con estas personas y la percepción de los sonidos.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, González menciona la sinestesia, un fenómeno sensorial en el que ciertos cerebros pueden “ver” sonidos o “escuchar” colores. Esta capacidad, que puede parecer un reto para quienes no la experimentan, es, en muchos casos, un apoyo importante en el aprendizaje de disciplinas como las matemáticas, pues facilita la asociación de conceptos abstractos con percepciones sensoriales concretas.

Las debilidades de estas condiciones

No siempre son las percepciones las que distinguen a estos individuos, sino también la forma en que su cerebro organiza el pensamiento. En este sentido, las personas con TDAH presentan un flujo constante de ideas que puede resultar tanto un talento como una fuente de frustración. Este torrente de creatividad puede fomentar soluciones originales e innovadoras, aunque también puede generar dificultades para mantener la concentración.

Freepik
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Por otro lado, en los perfiles autistas, el procesamiento sensorial es más intenso, lo que puede ser una ventaja en la interpretación de información detallada, pero conlleva desafíos a nivel social. “Cuando el cerebro es muy bueno en algo, normalmente está quitando recursos a otras tareas”, explica el neurólogo, haciendo hincapié en cómo este enfoque cognitivo especializado puede afectar el desarrollo de habilidades sociales. Esto puede generar sentimientos de incomodidad y desconexión, algo que es común entre las personas con altas capacidades.

“No tienes que parecerte a los demás ni pasar como uno más del montón. Tienes que buscar ese hueco donde solo tú puedes estar”, concluía Chema González, alentando a las personas con estas capacidades a que se hagan un hueco en el mundo a pesar de sentirse “de otro planeta”. Y es que, una de las realidades de estas condiciones, como el TDAH o el autismo, es la sensación de aislamiento que experimentan muchas de las personas que las poseen. La desconexión entre sus habilidades excepcionales y la sociedad puede hacer que se sientan solas o incomprendidas.