
Los higos son uno de los alimentos más refrescantes y dulces que existen. Pese a que la mayoría se atrevería a afirmar que es una fruta, esto realmente no es así. De hecho, es considerado como una fruta, sin embargo su estructura es algo diferente.
El higo es, sorprendentemente, una inflorescencia: una compleja estructura que alberga cientos de pequeñas y delicadas flores, todas agrupadas dentro de un tallo bulboso que conocemos como el higo mismo. Es decir, que cada vez que te comes este alimento, realmente estás ingiriendo pequeñas flores.
Pero, si esto te ha parecido interesante, su proceso de polinización es aún más complejo. Debido a esta infraestructura interna tan complicada, su polinización es algo peculiar. Al ser una estructura floral cerrada, es inaccesible para el viento o las abejas, por lo que hay un animal que juega un papel fundamental: las avispas.
Pero estos no son los típicos insectos amarillos y negros que nos imaginamos todos. Se trata de las avispas de los higos, que es una especie más pequeña. Según informa el medio Food Unfolded, de las más de 850 especies de higueras, casi todas tienen su propia especie de avispa de higo, adaptada exclusivamente a esa planta. Esta curiosa asociación existe desde la prehistoria, contando con millones de años.
El sacrificio de las avispas
Cuando un higo está listo para ser polinizado, emite un aroma que atrae a estos insectos. Una avispa hembra, impulsada por este llamado, se abre paso a través de una diminuta abertura del tamaño de una aguja en la base del higo. Cuando la hembra se mete en este pequeño agujero, pierde las alas, firmando así su sentencia de muerte.
A partir de este momento vivirá dos días dentro del higo. Una vez en el interior de esta inflorescencia, la avispa se dedicará a poner todos los huevos posibles en estas pequeñas flores que conforman el higo.
La higuera detecta que los huevos han sido depositados en su interior y produce una reacción química. Esto da como resultado que cree tejido vegetal que los recubre, que posteriormente servirá de alimento para las larvas que salgan.
Durante las semanas siguientes, los huevos se desarrollan y las primeras en emerger son las crías macho. Sin alas y con cuerpos parecidos a gusanos, su misión es crucial: fertilizar a las larvas hembras antes de que nazcan. Después de esto, los machos utilizan sus mandíbulas para perforar la carne del higo, creando túneles de salida.
Una vez completada su labor, los machos mueren dentro de la cavidad del higo. Cuando el resto de avispas hembras nacen, ya están fertilizadas. De esta manera, el ciclo se vuelve a repetir constantemente. Esto asegura la supervivencia de las avispas y la de los propios higos gracias a este proceso llamado simbiosis.
Es probable que te preguntes si realmente comes avispas cuando consumes higos. La respuesta es que probablemente no. En la mayoría de los casos, los higos que se comercializan se reproducen mediante un sistema de esquejes, por lo que no requieren de las avispas para poder polinizarse.
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