Una doctora da la clave para pasar el calor sin mareos y bajadas de tensión arterial: “Una alternativa muy rápida”

Para minimizar estos efectos, la doctora Isabel Viña ha compartido una serie de recomendaciones prácticas y de fácil aplicación para sobrellevar las altas temperaturas de forma segura

Guardar
Captura de pantalla de la
Captura de pantalla de la publicación de Isabel Viña. (TikTok)

Con el verano y estas temperaturas que, a veces, parece que nos asfixian, el riesgo de sufrir mareos o bajadas de tensión arterial aumenta, especialmente durante las olas de calor. Estas situaciones pueden afectar con mayor intensidad a personas con hipotensión o a quienes permanecen expuestos al sol en horas críticas. Para minimizar estos efectos, la doctora Isabel Viña ha compartido una serie de recomendaciones prácticas y de fácil aplicación para sobrellevar el calor de forma segura y evitar complicaciones relacionadas con la presión arterial.

Evitar estar en la calle en las horas centrales

El primer consejo que ofrece la doctora, divulgadora y creadora del pódcast Tus amigas las hormonas, es evitar salir a la calle en las horas de mayor radiación solar, habitualmente entre las 12:00 y las 17:00. En ese periodo, la intensidad del calor y la exposición al sol incrementan el riesgo de deshidratación, insolación y desequilibrios en la tensión arterial. “Lo primero, obviamente, va a ser intentar evitar estar en la calle en las horas centrales del día”, señala la experta.

En el caso de que salir sea imprescindible, es recomendable buscar zonas de sombra, utilizar ropa ligera de colores claros y protegerse con sombreros o gorras. El uso de protector solar es también vital para prevenir daños en la piel.

La primera ola de calor del verano que ha empezado este sábado dejará a 35 provincias con avisos por altas temperaturas, 18 de ellos en nivel naranja, según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Diferentes personas, en las playas de València, han tildado de "insoportable" esta época del año, que ha comenzado antes que antaño, a su juicio.

Hidratación continua, incluso sin sed

Una de las claves más importantes que subraya la doctora es mantener una hidratación adecuada a lo largo del día. “Beber aunque no tengamos sed”, insiste. Este hábito es esencial para que el cuerpo regule correctamente su temperatura y mantenga la estabilidad de la presión arterial. La sed no siempre es un indicador temprano de deshidratación, por lo que se aconseja beber agua con frecuencia, incluso en ausencia de sensación de sed.

Los expertos recomiendan consumir al menos 1,5 a 2 litros de agua al día, incrementando esa cantidad en función del nivel de actividad física o si se ha estado expuesto al calor durante mucho tiempo.

El papel de la sal

Uno de los consejos más específicos que ofrece la doctora Viña está dirigido a quienes sufren de hipotensión, es decir, presión arterial baja. Estas personas tienden a experimentar con más frecuencia síntomas como mareo, fatiga, debilidad general e incluso desmayos cuando las temperaturas son elevadas. Para ellas, la especialista sugiere un incremento moderado del consumo de sal, siempre bajo la supervisión médica.

“La sal retiene, almacena tres veces su peso en agua, por tanto, tú te hidratas y además tomas sal. Favoreces que la tensión arterial suba”, explica. Este efecto puede ayudar a estabilizar la presión arterial en personas con tendencia a la hipotensión, mejorando su tolerancia al calor.

Alimentos útiles

La médico también ofrece ejemplos prácticos de alimentos con sal que pueden incorporarse fácilmente a la dieta diaria para ayudar a combatir la bajada de tensión. “¿En qué alimentos puede estar la sal? De manera fácil que lo tengamos en nuestro día a día. Alimentos encurtidos, las cebolletas, los pepinillos son una alternativa muy rápida, útil para subirte la tensión y no darte ese aplazamiento del calor”, indica.

Estos alimentos, además de ser accesibles y fáciles de conservar en verano, pueden actuar como un refuerzo raudo cuando se perciben los primeros síntomas de bajada de tensión, como visión borrosa o debilidad repentina.