
Cuando se recibe un diagnóstico de cáncer, es bastante probable que lo último en lo que se piense sea en el sexo. El shock de la noticia bloquea y nubla la mente antes de la llegada del tsunami de preguntas: ¿de qué tipo es el tumor?, ¿en qué fase se encuentra?, ¿cómo es el tratamiento y cuáles son sus efectos secundarios? Ante este escenario, puede parecer frívolo que en la consulta con el oncólogo surja la cuestión “¿cómo va a cambiar mi vida sexual?"
La vergüenza y el tabú asociados al sexo aleja a los pacientes de cáncer de formular ciertas preguntas relacionadas. Vanesa Jorge es coordinadora de Atención Psicosocial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y lamenta que se trate todavía de “un tema poco verbalizado” tanto por los pacientes como por el propio entorno sanitario.
El cáncer de mama es el más frecuente a nivel mundial. En España, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que 37.682 mujeres recibirán el diagnóstico de esta enfermedad en 2025. Muchas de ellas tienen preguntas, inquietudes o un malestar respecto a su vida sexual, “pero no siempre se sienten cómodas para plantearlo o creen que no es un tema importante dentro del proceso oncológico”.
La sexualidad es importante para todas las personas, incluidas aquellas que están pasando por enfermedades tan duras como puede ser un cáncer. Puesto que se trata de un aspecto central del ser humano, cuidarla en pacientes oncológicos es fundamental para el bienestar integral de la persona.
“A menudo, la sexualidad queda relegada a un segundo plano frente a la prioridad médica de curar la enfermedad, pero atender esta dimensión es clave para la calidad de vida, la autoestima y la conexión con una misma y con la pareja si la hubiera, y siempre respetando los tiempos y las necesidades de las pacientes”, sostiene la psico-oncóloga en una entrevista con este medio.
El duro y muchas veces lento proceso del cáncer, así como los efectos secundarios de los tratamientos, puede aliviarse en cierta medida si el paciente tiene la oportunidad de disfrutar de su libido. “La sexualidad puede aportarnos oxitocina, dopamina, endorfinas… Todo lo que se segrega cuando tenemos respuesta sexual hace que nos sintamos mejor”, expone para Infobae España la doctora Maite Fernández, ginecóloga en la Clínica Planas de Barcelona y sexóloga de LELO.
La pérdida del apetito sexual
El cáncer llega y altera cada aspecto de la vida. En primer lugar, y el más obvio, la salud. Luego llega la familia, el trabajo, el ocio con amigas, las tareas cotidianas del día a día… y aunque la enfermedad se impregna en todos los ámbitos, no por ello se debe hacer un símil entre la persona y el cáncer. “Los pacientes oncológicos siguen siendo personas, no son un preámbulo de la muerte ni tienen que dejar de hacerlo todo. Son personas que están pasando por un proceso muy duro”, aclara Fernández.
Sin embargo, es natural que a consecuencia de la enfermedad los pacientes pierdan el apetito sexual. “La disminución de la libido ocurre en casi todos los procesos oncológicos por el tema emocional”, explica la sexóloga, pero en el caso de los cánceres ginecológicos (como el de mama o el de útero), en los que se provoca una menopausia, esta disminución del deseo sexual responde a un componente hormonal, orgánico.
Algunas mujeres con cáncer de mama reciben un tratamiento hormonal para perder sus estrógenos y evitar así que estimulen el crecimiento de las células cancerígenas. “Sabemos que estas mujeres van a tener sequedad vaginal y no deberíamos esperar a que la sufran para tratarla. Deberíamos informar a esas señoras antes de que aparezcan los síntomas para que sea mucho más fácil solucionarlo”, señala la ginecóloga.
La mirada al espejo
Un acto en apariencia tan nimio como mirarse al espejo puede ser un desafío para muchos pacientes de cáncer, especialmente en los ginecológicos, donde los cambios corporales pueden ser más visibles. “La pérdida del cabello, las cicatrices, la mastectomía o la ganancia o pérdida de peso, entre otros, pueden afectar cómo la persona se ve, se siente y se relaciona con los demás”, apunta Vanesa Jorge.
Ese proceso de adaptación a la nueva imagen corporal puede tener un fuerte impacto en la autoestima, ya que, como explica la psico-oncóloga, “no se trata solo de una cuestión estética”, sino de reconciliarse y reconocerse con la persona que está en el espejo.
La autoestima está muy relacionada con el deseo sexual, tanto como el que se siente hacia otra persona como hacia uno mismo. Como indica la doctora Fernández, “cuando tú estás segura de ti y tienes una buena autoestima, te sientes más erótica y disfrutas más de tu sexualidad”.
En aquellos tratamientos oncológicos en los que es necesario amputar, como una mastectomía, la conmoción por la imagen física puede ser considerable. Los avances de la medicina han permitido que en la actualidad la reconstrucción mamaria se realice de forma inmediata tras la extirpación del seno, lo que previene de forma significativa las consecuencias psicológicas del proceso.
En una entrevista con Infobae España, el doctor Alonso Poza, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid, explicaba que, gracias a la reconstrucción mamaria, las mujeres afrontan mejor su enfermedad: “Son pacientes que tienen una disposición psicológica más serena y acertada, ya que mantienen su imagen corporal íntegra cuando han sido reconstruidas de forma inmediata o bien de forma diferida”.
Respetar la ausencia de libido
Pese a la importancia de cuidar la libido, cada caso es único y tampoco se debe forzar al paciente a tratar su deseo. “No es obligatorio tener deseo sexual, no tiene que ser una obligación y no tenemos que tratar los problemas de deseo”, recuerda la sexóloga de LELO.
De hecho, en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se considera que una persona tiene un problema de deseo cuando supone un problema para la persona que lo sufre. “Si yo no tengo ganas de tener relaciones, pero es que me da igual, yo no tengo un problema de deseo”, explica la doctora Fernández.
Para Vanesa Jorge, la salud sexual forma parte de la atención integral de la persona, especialmente durante y después del cáncer. Por ello anima a la esfera sanitaria a generar un espacio de confianza en las consultas en el que se normalice la conversación: “Muchas pacientes agradecen poder hablar de su sexualidad, expresar sus dudas y recibir orientación”.
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