Trabajan en una tienda erótica y no pueden más por su salario y falta de protección: “Una vez entró un hombre desnudo que se masturbaba entre los estantes”

Las trabajadoras del comercio erótico presentan un pliego de reivindicaciones tras años de abusos, precariedad y desamparo

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La tienda erótica Magic X
La tienda erótica Magic X (Magic X)

Bajo un cielo encapotado y un calor sofocante, Alexandra (31) y Leonie (25) aparcan discretamente su coche en un polígono industrial del área metropolitana de Zúrich, cerca de una de las 31 tiendas Magic X Erotic Megastore repartidas por toda Suiza. Allí, junto a un local de comida para mascotas, comparten con el diario Blick su testimonio. “Nuestras condiciones laborales no son nada sexy”, suelta Alexandra, sin rodeos.

Ambas son empleadas de Magic X, una conocida cadena de tiendas eróticas. Su trabajo: vender productos relacionados con el placer sexual —desde juguetes hasta artículos de cuero— a una clientela predominantemente masculina. En total, unas 100 mujeres trabajan en la firma, la mayoría solas frente al público, en locales grandes y sin medidas reales de protección ante comportamientos abusivos por parte de ciertos clientes. La situación se agrava con sueldos bajos incluso para los estándares del comercio minorista, jornadas extendidas con horas extra no remuneradas y tareas adicionales fuera del horario comercial que no se compensan de ninguna manera.

Trabajar incluso enfermas

Alexandra es jefa de tienda desde diciembre de 2024. Aunque lleva poco en el puesto, ha tenido tiempo de entender lo que sufren sus compañeras. “No puedo ser fuerte por mi equipo si yo misma ya estoy al límite”, confiesa. El índice de rotación es alto, y aunque algunas trabajadoras llevan años en la empresa, muchas no aguantan.

Leonie, por su parte, es empleada itinerante. La mandan de una tienda a otra, muchas veces con apenas unas horas de aviso. “Puede que no sepa hasta el último momento dónde tengo que trabajar ese día”, explica. La escasez de personal la obliga a trabajar incluso en condiciones de salud precarias. “Tuve una gastroenteritis fuerte, estaba fatal, pero a los dos días ya me estaban presionando para volver”, cuenta. Algo similar le ocurrió tras una hernia discal: su médica le recomendó descansar dos o tres semanas, pero solo pudo estar fuera una.

Una persona en una tienda
Una persona en una tienda erótica (Freepik)

Demandas claras y una respuesta prometedora

Los casos extremos de clientela irrespetuosa también forman parte del día a día. “Una vez entró un hombre desnudo que se masturbaba entre los estantes”, recuerda Alexandra. En situaciones así, se les prohíbe llamar a la policía y deben resolverlo solas.

Cansadas de este panorama, ambas se han unido al sindicato Unia para elaborar un extenso catálogo de exigencias, con siete puntos principales. Reclaman desde sueldos dignos hasta un entorno laboral más seguro, oportunidades reales de desarrollo profesional y una gestión respetuosa. Este jueves presentarán el documento a la dirección con la esperanza de provocar un cambio real.

Y parece que podrían ser escuchadas. Desde mayo, la cadena tiene nuevo director general: Marco Syfrig, de 65 años, también principal accionista. Syfrig atribuye la degradación de las condiciones laborales a un periodo de vacío directivo tras el fallecimiento del anterior gerente. En declaraciones a Blick, asegura haber retomado las riendas con un objetivo claro: “Restaurar una cultura laboral favorable a las empleadas con una estructura de liderazgo clara”.

Ya hay señales de mejora. Una estructura salarial confidencial que ha visto el periódico sugiere que los sueldos subirán significativamente este mismo mes. Además, Syfrig ha iniciado una ronda de visitas a todas las responsables de tienda para hablar sobre nuevos contratos laborales más justos. Sobre las horas extra no pagadas y el trabajo fuera del horario, promete una investigación y medidas inmediatas: “Si se confirma, se acabará de inmediato”.

Ninguna empleada deberá volver a su puesto estando enferma, asegura el nuevo responsable. En cuanto a los clientes que traspasen los límites, la empresa promete tolerancia cero a partir de ahora.