Una uruguaya que vive en España cuenta que discutir es “un deporte extremo” allí: “Cualquier lugar es un campo de batalla”

Las costumbres y la manera en la que la sociedad se relaciona varían de un país a otro

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Una uruguaya en España se
Una uruguaya en España se sorprende de la forma de discutir de los españoles (@emi_grando/TikTok)

Como todos los países del mundo, España cuenta con sus propias costumbres. Estas no solo son las tradiciones que cada uno de los pueblos del territorio han erigido durante años o siglos, sino que el recorrido cultural de España incluye la manera en la que la sociedad se relaciona y habla entre sí.

Esto, al igual que ocurre en otras partes del mundo, provoca que muchos extranjeros sientan extrañeza o incluso un choque cultural si, al visitar o irse a vivir a otro lugar, encuentran allí diferencias sustanciales con respecto a aquello a lo que están acostumbrados. El contacto suele ser una de estas cuestiones problemáticas: mientras que en los países mediterráneos la cercanía entre las personas suele llevarse por bandera, en otros lugares predomina un mayor distanciamiento.

En este sentido, también difiere la manera en la que se desarrollan los conflictos. Emiliana Artagaveytia, una uruguaya que reside en España, ha observado en uno de los últimos vídeos publicados en su cuenta de TikTok (@emi_grando) que "discutir en España puede ser un deporte extremo". De esta forma, “como buen deporte nacional, tiene sus bases y sus reglas”, bromea.

“Es un talento”

“Lo primero que tienes que saber es que cualquier lugar puede ser un campo de batalla”, explica la joven uruguaya. Así, los lugares en los que más suelen llevarse a cabo estas discusiones son “la mesa de la abuela”, donde la familia puede debatir sobre cuestiones diversas, o “cualquier bar de la vuelta”, un espacio que invita a conversar mientras se toma algo.

Unos amigos conversando en un
Unos amigos conversando en un bar (Freepik)

Emiliana ha observado, durante el tiempo que ha estado viviendo en España, que hay ciertos comportamientos que suelen darse siempre en este tipo de situaciones. Por ejemplo, el hecho de que se “repite la misma palabra con diferentes tonos: ‘sí, hombre; no, hombre; sí, hombre, claro”. Así, se va subiendo el tono.

También es frecuente que se utilicen sonidos, como bufidos o expresiones como “buah”, o gestos: “movimiento de mano ascendente acompañando la tonalidad de lo que están diciendo”.

La creadora de contenido uruguaya, además, ha hablado de “la memoria selectiva”, a la que ha descrito como “un talento”: “Se acuerdan de lo que hiciste el 6 de marzo de 2012, pero no se acuerdan lo que acaban de decir hace 15 minutos. Y, para eso, llaman testigos”.

Hay un factor sorpresa en estas discusiones y es que, cuando parece que la pelea va a llegar a su fin, “se empiezan a interrumpir entre todos, empiezan a levantar la voz, utilizan frases como ‘¿me puedes escuchar?’ o ‘escúchame’ y empiezan a llamar por su nombre completo. En fin, gente envuelta en llamas”. Además, la discusión se reactiva cuando alguien quiere añadir algo a la conversación: “Quiero decir algo que se me olvidó decirte” o “Pero lo que más me molesta”.

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Sin embargo, pese a que estos debates sean frecuentes y en ocasiones muy intensos, “después todos se dan abrazos y dos besos y te dicen ‘hasta luego’, ‘qué lindo verte, Maricarmen, después de tantos años’. Se agarraron de los pelos prácticamente. Así es el amor, el amor español”, señala la uruguaya, haciendo referencia a la capacidad de los españoles muchas veces de dejar el conflicto exactamente en el lugar en el que comenzó.