Qué es el impétigo, la infección cutánea que afecta sobre todo a los niños y que aumenta en verano

Esta enfermedad altamente contagiosa puede presentarse en zonas como la cara, alrededor de la boca o la nariz

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Un niño rascándose la piel
Un niño rascándose la piel del brazo (Shutterstock)

El impétigo es una infección bacteriana de la piel que afecta principalmente a niños, aunque también puede presentarse en adultos. Es una enfermedad altamente contagiosa, pero por lo general leve, que se caracteriza por la aparición de lesiones rojas, ampollas o costras doradas, especialmente en la cara, alrededor de la nariz y la boca. A pesar de su aspecto llamativo y su facilidad para propagarse, el impétigo suele responder bien al tratamiento médico y rara vez conlleva complicaciones graves.

¿Qué causa el impétigo?

El impétigo es provocado por bacterias comunes, especialmente el Staphylococcus aureus y, en menor medida, el Streptococcus pyogenes, según explican los expertos de MedlinePlus. Estas bacterias pueden vivir en la piel sin causar daño, pero cuando se presentan pequeñas heridas, picaduras de insectos, eccemas u otras lesiones cutáneas, pueden penetrar en la epidermis y desencadenar la infección.

El contagio se produce por contacto directo con una persona infectada o con objetos contaminados, como toallas, ropa o juguetes. Por este motivo, el impétigo se propaga fácilmente en entornos donde el contacto cercano es frecuente, como guarderías, colegios o gimnasios. La falta de higiene y el calor también son factores que favorecen su aparición.

Así, según se explica en la página web de Quirón Salud, en verano puede aumentar la incidencia de esta enfermedad. Esto se debe a las altas temperaturas, el aumento de la sudoración o el rascado de picaduras de insectos como los mosquitos, facilitando la infección secundaria por bacterias.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Síntomas del impétigo

El impétigo se presenta en dos formas principales: impétigo no ampolloso (la más común) e impétigo ampolloso.

Impétigo no ampolloso

En este caso, aparecen pequeñas pápulas o granos rojos que rápidamente se convierten en vesículas. Estas vesículas se rompen y forman costras de color miel; las lesiones no suelen causar dolor, pero sí picor, lo que lleva al rascado y facilita la propagación.

Impétigo ampolloso

Por el contrario, el impétigo ampolloso, que es menos frecuente, pero más común en lactantes y niños pequeños, se presente en forma de ampollas llenas de líquido claro que se vuelven turbio con el tiempo. Cuando estas se rompen, dejan una base roja húmeda sin costra gruesa.

Ambas formas pueden acompañarse de inflamación en la piel cercana y, en algunos casos, fiebre leve o malestar general. Es importante no confundir el impétigo con otras afecciones dermatológicas como el herpes, la varicela o ciertas dermatitis.

Prevención y tratamiento

Para evitar el contagio, los expertos señalan que es muy importante el lavado frecuente de manos, especialmente en niños, así como la limpieza inmediata de heridas o picaduras. Además, no se deben compartir objetos personales como peines, toallas o ropa y hay que evitar el contacto con personas infectadas hasta que ya no sean contagiosas: por lo general, 24 horas después de iniciar el tratamiento antibiótico.

También es esencial mantener las uñas cortas y limpias para evitar el rascado, así como lavar con frecuencia sábanas, toallas y ropa que hayan estado en contacto con las lesiones.

Cuando la infección ya se ha producido, el tratamiento del impétigo tendrá como objetivo eliminar la enfermedad, aliviar los síntomas y prevenir el contagio. Así, este incluye antibióticos tópicos, como la mupirocina o ácido fusídico, que se aplican directamente sobre las lesiones durante unos 5 a 7 días; antibióticos orales, que se utilizan en casos más extendidos o cuando las lesiones no responden al tratamiento tópico, y la higiene cuidadosa, lavando la piel afectada con agua y jabón antes de aplicar el medicamento.

Aunque es una infección molesta y llamativa, el impétigo no suele ser grave si se trata a tiempo; sin embargo, si no se trata adecuadamente, puede ocasionar complicaciones como celulitis, linfangitis o, en casos muy raros, afecciones renales como la glomerulonefritis postestreptocócica.