
La llegada de la sandía al supermercado es una señal de que el verano ya está aquí. De las frutas favoritas que comer en verano, en ocasiones, por una mala elección, acaba saliendo terrosa e insípida y es toda una decepción. Por suerte, Karla Walsh de All Recipes ha pedido consejo para elegir sandías a tres agricultores estadounidenses. Esos son sus trucos:
Los trucos para elegir una buena sandía
Dana Peters, inspectora de campo desde de Barney, Georgia (EE.UU.) lo deja claro: “Las sandías están más dulces y jugosas durante este periodo”, en referencia a la temporada que va del 25 de mayo al 1 de septiembre, que son los mejores meses de esta fruta. Así que la fecha importa y, en general, lo que llegue al mercado fuera de esa franja suele quedarse corto en dulzura y textura.
Una pista fundamental para esquivar el chasco la da la famosa “mancha de campo”. Se trata de una mancha o decoloración en la base, es decir, justo en la parte que ha estado en contacto con la tierra. Peters apunta que si la corteza es uniforme y no se ve esa zona, casi seguro la sandía está verde. Jerrold Watson, que lleva Watsonia Farms en Carolina del Sur, matiza que la macha de campo “debe ser de color crema amarillento o pajizo”. Cuando sale blanca, suele ser otra señal que indica que lo que hay dentro todavía no ha alcanzado el punto.

El peso también es clave: sandía buena, sandía pesada. Teniendo en cuenta que las sandías están compuestas mayoritariamente de agua (un 92% de su composición total, concretamente), cuanto más pese (en proporción a su tamaño), más llena de jugo viene. Este truco es sencillo: a la hora de elegir entre dos sandías iguales de tamaño, la mejor elección suele ser la más densa.
El siguiente paso: el sonido que hace con el clásico golpe. Se oye hablar mucho del truco de dar un par de toques para escuchar el “buen eco”. Lo correcto es un tono profundo y hueco, que revela una “carne” firme y jugosa. Si al golpear suena leve, probablemente se trata de una sandía sosa o ya pasada.
También hay pistas que se pueden apreciar a simple vista: la simetría, sin cortes ni abolladuras. Los pequeños arañazos no afectan el interior, pero las deformidades o marcas profundas significan, en general, que tiene algún golpe interno. El tallo también saca de dudas. La clave está en el color: el marrón es buena señal; y el verde, mala. Si la sandía sale del campo con el tallo aún verde, toca esperar y buscar otra, porque aún no ha terminado de madurar.
Las sandías que pasan días al sol o con calor directo se resienten, según los agricultores. Jones, fundador de The Chef Garden en Ohio, menciona un un aspecto que muchos pasan por alto: el brillo. Será siempre mejor si la fruta presenta un acabado mate que si es brillante. “Una superficie brillante puede indicar falta de madurez”, explica.
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