Esta es la razón por la que la mayoría de los botellines de cerveza son marrones

Aunque pueda parecer un detalle menor, el color del envase influye directamente en la conservación del producto

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El motivo por el que
El motivo por el que las botellas de cerveza son de calor marrón. (Canva)

La cerveza no solo se elige por su sabor, cuerpo o estilo, sino también por cómo llega al consumidor: en botella, en lata, en vidrio marrón, verde o transparente. Aunque pueda parecer un detalle menor, el color del envase influye directamente en la conservación del producto.

En concreto, el vidrio marrón se ha impuesto históricamente como la mejor opción para proteger la cerveza de los rayos ultravioleta, responsables de alterar el lúpulo y provocar el temido efecto skunking, también conocido como ‘cerveza quemada’. Esta decisión no responde solo a la estética, sino también a la ciencia, la tradición y estrategias comerciales muy bien calculadas.

El vidrio como escudo frente a la luz

La cerveza, una de las bebidas más consumidas del mundo, es también un producto más delicado de lo que parece. La exposición a la luz solar, especialmente a los rayos ultravioleta (UV), puede desencadenar una reacción química en el lúpulo, uno de sus ingredientes principales.

Este proceso genera compuestos azufrados que recuerdan al olor de una mofeta o zorrillo. Este fenómeno afecta negativamente al sabor y al aroma de la cerveza, haciéndola menos apetecible incluso para los paladares menos exigentes.

Botellines de cerveza color marrón.
Botellines de cerveza color marrón. (Canva)

Por esta razón, en la década de 1930 muchas cerveceras adoptaron el uso del vidrio marrón, que filtra la mayoría de los rayos UV, actuando como una barrera natural para proteger la calidad de la bebida. Según la American Chemical Society, el vidrio de este color puede bloquear hasta el 98% de la luz ultravioleta, mientras que el vidrio verde o transparente deja pasar mucha más radiación, facilitando el deterioro del producto. Esta mejora técnica tuvo un gran impacto en la conservación de la cerveza y ayudó a estandarizar el envase que hoy consideramos típico.

No obstante, durante la Segunda Guerra Mundial, la escasez de materiales llevó a muchas fábricas a recurrir nuevamente al vidrio verde, más fácil de producir en aquel momento. Aunque menos eficaz, este tipo de botella se mantuvo en uso incluso tras la guerra, en parte por su fuerte asociación con determinadas marcas y estilos de cerveza. En países como Alemania, Bélgica o la República Checa, el vidrio verde ha quedado ligado a una tradición cervecera centenaria, aunque con una funcionalidad discutible, según el medio Focus.

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Percepción del consumidor y alternativas modernas

Hoy en día, gracias a los avances en la ciencia de los alimentos, algunos fabricantes han comenzado a utilizar extractos de lúpulo modificados químicamente para resistir la acción de la luz. Esta innovación permite que ciertas cervezas se embotellen en vidrio claro sin que se vean alteradas por el skunking. A pesar de ello, muchos consumidores siguen asociando el color marrón con un producto de mayor calidad o más artesanal.

Además de las botellas, las latas de aluminio se han posicionado como una opción cada vez más popular. No solo ofrecen una protección total contra la luz, sino que también son ligeras, fáciles de almacenar y completamente reciclables. Según un estudio del Journal of the Institute of Brewing, las latas conservan mejor el sabor original de la cerveza al impedir la entrada de oxígeno y radiación.