Beber mucha agua y hacer comidas ligeras: las claves para proteger a las personas mayores en esta primera ola de calor del verano

Las personas que viven solas o dependen de otros para sus cuidados son una población de especial riesgo durante los calurosos meses de verano

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Una mujer mayor bebiendo agua
Una mujer mayor bebiendo agua (AdobeStock)

Las altas temperaturas representan un riesgo considerable para la salud, ya que un golpe de calor tiene el potencial de causar daños irreversibles en el cerebro y otros órganos vitales, así como la muerte. La población infantil y las personas mayores son los grupos más vulnerables a los efectos adversos de las olas de calor.

En el caso de las personas mayores, aquellas en particular aquellas que viven solas o dependen de otros para sus cuidados diarios son quienes necesitan mayor protección. La soledad y la dependencia incrementan el riesgo, ya que pueden dificultar la adopción de medidas preventivas o la solicitud de ayuda en caso de emergencia.

A pesar de la gravedad de los efectos que puede desencadenar un golpe de calor, la mayoría de los problemas de salud relacionados con las altas temperaturas pueden evitarse mediante la adopción de medidas sencillas y prácticas. La organización Cruz Roja ha difundido una serie de recomendaciones para minimizar los riesgos y disfrutar del verano con mayor seguridad. Estas pautas, basadas en el sentido común y la experiencia acumulada en la atención a personas afectadas por el calor, resultan especialmente útiles para quienes cuidan de personas vulnerables o desean protegerse a sí mismos.

Uno de los consejos fundamentales consiste en mantenerse alejado del calor durante las horas de mayor intensidad solar. Se recomienda evitar salir o realizar actividades extenuantes en los momentos más calurosos del día, buscar siempre la sombra y, en caso de ser necesario, permanecer entre 2 y 3 horas en un lugar fresco.

El entorno doméstico también juega un papel clave en la prevención de los efectos del calor. Para mantener el hogar fresco, se aconseja aprovechar el aire nocturno para ventilar y enfriar las habitaciones. Durante el día, conviene reducir la entrada de calor cerrando persianas y cortinas, así como apagar la mayor cantidad posible de dispositivos eléctricos, que pueden generar calor adicional. Estas acciones contribuyen a crear un ambiente más seguro y confortable, especialmente para quienes pasan la mayor parte del tiempo en casa.

La hidratación y la regulación de la temperatura corporal resultan esenciales para evitar complicaciones. Se recomienda vestir ropa ligera, transpirable y de colores claros, tomar duchas o baños fríos y beber agua de manera regular. Las comidas ligeras, como ensaladas, frutas, verduras, gazpachos o zumos, ayudan a reponer las sales minerales que se pierden a través del sudor y facilitan la digestión en días calurosos.

Cuando la permanencia en el exterior resulta inevitable, es fundamental buscar la sombra, utilizar sombrero, protección solar y gafas de sol adecuadas. El calzado debe ser fresco, cómodo y permitir la transpiración. Estas medidas no solo protegen la piel y los ojos de la radiación solar, sino que también contribuyen a mantener una temperatura corporal adecuada.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Una cuidado basado en la solidaridad

El cuidado personal debe ir acompañado de una actitud solidaria hacia familiares, amistades y vecinos, especialmente aquellos que pasan mucho tiempo solos. Las personas vulnerables pueden necesitar ayuda durante los días de calor intenso, por lo que resulta recomendable planificar visitas o contactos regulares para asegurarse de que se encuentran bien y cuentan con el apoyo necesario. Si se detecta que alguien está en riesgo, es importante ayudarle a obtener información y asistencia, aconsejan desde Cruz Roja.

En el caso de personas con problemas de salud, la consulta con el médico resulta imprescindible para determinar las medidas adicionales que deben adoptarse. Es fundamental seguir tomando los medicamentos prescritos y evitar la automedicación, ya que algunos fármacos pueden alterar la respuesta del organismo al calor o interactuar con otros tratamientos.

Ante cualquier malestar relacionado con el calor, la recomendación es detener la actividad que se esté realizando, buscar un lugar fresco y solicitar ayuda. La rapidez en la respuesta puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y la aparición de complicaciones graves.