La razón por la que no deberías ducharte con agua fría durante una ola de calor, según expertos

El profesor Adam Taylor explica cómo interfiere el choque de temperatura en el mecanismo natural del organismo para regularse

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Una persona que sale de
Una persona que sale de la ducha. (Freepik)

Las altas temperaturas han llegado a España para no irse. En el ambiente parece haberse instalado desde finales de mayo en una dicotomía de tormentas y calor abrasador que no dan tregua. Y aunque aún no se ha producido ninguna ola de calor, sí que hemos atravesado episodios con termómetros marcado cifras por encima de los 35 grados en buena parte del país y de los 40 grados en la mitad sur de la península. Con este escenario, cualquier forma de refrescarse parece acertada, pero no todas lo son.

Adam Taylor, profesor de anatomía en la Universidad de Lancaster (Reino Unido), explica en un artículo publicado en The Conversation, que recurrir a una ducha de agua fría “parece un alivio, pero en realidad puede que no ayude al cuerpo a enfriarse en absoluto”. La razón se encuentra en el choque que provoca contra los mecanismos de refrigeración de nuestro organismo.

Taylor explica que la temperatura interna óptima del cuerpo humano ronda los 37°C. Este valor permite que todos los sistemas funcionen de manera eficiente. Cuando la temperatura central se eleva, el centro regulador de la temperatura en el cerebro envía señales a los vasos sanguíneos y músculos próximos a la superficie cutánea. El objetivo es activar mecanismos naturales que favorecen la disipación del calor.

Si la temperatura interna alcanza valores entre 39 y 40 grados, y permanece así durante demasiado tiempo, el riesgo de daño orgánico aumenta considerablemente. Para evitarlo, el cuerpo utiliza diversas estrategias para reducir la temperatura. Una de las principales es la irradiación de calor, que se libera hacia el entorno por radiación térmica y representa hasta el 60% de la pérdida calórica. Por otra parte, detalla, alrededor del 22% de nuestro calor corporal se pierde a través de la sudoración. Sin embargo, cuando la temperatura del entorno excede nuestra temperatura corporal, la sudoración se convierte en el mecanismo dominante.

Cualquier calor corporal restante se pierde a través de una mezcla de convección en el aire o líquido con el que el cuerpo puede estar en contacto y conducción en objetos sólidos con los que el cuerpo se roza. Para apoyar estos mecanismos, nuestros vasos sanguíneos cambian de diámetro. Los que están más cerca de la piel se dilatan para permitir que entre más sangre y puedan acercarse a la superficie relativamente más fría de la piel. Luego, el cuerpo trabaja para hacer circular la sangre, de modo que el calor del interior del cuerpo pueda moverse a la periferia para enfriarse.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Cómo interfiere el agua fría

Este mecanismo parece no ser suficiente a veces y optamos por una ducha de agua fría, pero puede resultar peligroso. “Cuando se expone al frío, los vasos sanguíneos cercanos a la piel se contraen, lo que reduce el flujo sanguíneo a estas áreas", detalla el profesor, que añade que de este modo fluye menos sangre a la superficie de la piel. “Esto mantendrá el calor dentro y alrededor de sus órganos en lugar de eliminarlo. Básicamente, estás engañando a tu cuerpo diciéndole que no necesita enfriarse, sino que en realidad necesita conservar el calor”, expone.

La exposición al agua a 15 grados puede desencadenar la respuesta de “choque frío”. Esto hace que los vasos sanguíneos de la piel se contraigan rápidamente y aumente la presión arterial, ya que el corazón ahora está bombeando contra una mayor resistencia. “Esta respuesta puede ser particularmente peligrosa en personas con afecciones cardíacas subyacentes, como la enfermedad de las arterias coronarias. La respuesta al choque frío también puede provocar latidos cardíacos irregulares e incluso la muerte al pasar de muy caliente a frío”, afirma, no sin añadir que “estos eventos son raros, y probablemente no sucederán si solo está tomando una ducha o baño frío en su hogar”.