
El legado que Coco Chanel ha dejado en nuestra sociedad es tan extenso como innegable. La diseñadora francesa mezcló el armario de los hombres y las mujeres y contribuyó a liberar la moda femenina. Y, por ende, también a ellas. Sin embargo, un aspecto menos conocido de su labor es que fue la precursora de una moda que actualmente todavía caracteriza la estética de Occidente: la piel bronceada.
Coco Chanel rompió con una tradición de siglos: la tez blanquecina como símbolo de la aristocracia y las clases altas durante buena parte de la Historia. De repente, la piel morena de los considerados “ciudadanos de segunda” (en otras palabras, quienes trabajaban en el campo) se convirtió en algo tan deseado como buscado.
La “invención del bronceado” trajo consigo los primeros fotoprotectores, aunque tendrían que pasar algunas décadas hasta que su aplicación se considerara necesaria. A medida que la sociedad ha ido obteniendo más conciencia sobre el cáncer de piel, las cremas solares se han perfeccionado y los profesionales de la dermatología han ahondado en los estudios sobre los efectos del sol en la salud.
Ser conscientes de los peligros de tomar el sol debe empujarnos a hacerlo de forma inteligente, pues una exposición solar controlada no solo es positiva para nuestra salud, sino también esencial. El doctor Esteban Daudén, académico de número de Dermatología de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), invita a broncearnos lo suficiente para producir la vitamina D necesaria, pero sin poner en riesgo nuestra salud.
-Pregunta: ¿Es posible tomar el sol de una forma segura?
-Respuesta: Tomar el sol no es necesariamente malo. Todo lo contrario. De hecho, la exposición solar es esencial para la síntesis de vitamina D en la piel, que permite mantener un metabolismo del calcio y fósforo correctos y una buena situación de nuestros huesos. Según el Grupo de Fotobiología de la Academia Española de Dermatología, se recomiendan “exposiciones solares directas, diarias, aunque breves, para aumentar los niveles de vitamina D en la sangre”. Una exposición solar adecuada también es beneficiosa para nuestro estado de ánimo a través de la estimulación de neutrotransmisores involucrados en los mecanismos de bienestar emocional.
El problema viene del exceso, por una exposición brusca (riesgo de quemadura solar) o a largo plazo por su efecto acumulativo (envejecimiento cutáneo y riesgo de inducción de tumores en la piel o fotocarcinogénesis). No podemos olvidar que en España la incidencia de cáncer de piel se ha duplicado en las últimas décadas.
-P: ¿Hay personas más sensibles que otras a los rayos ultravioletas?
-R: Efectivamente. Y la sensibilidad a las radiaciones ultravioleta depende en gran medida de la melanina, nuestro principal fotoprotector natural. A las personas se las divide en seis fototipos de piel: desde el I, que no se broncea nunca y se quema siempre, al IV, que se broncea siempre y no se quema nunca. Los fototipos V y VI corresponden a razas de piel oscura y son prácticamente insensibles a los efectos dañinos del sol.
-P: ¿Los protectores solares más baratos protegen peor que los más caros?
-R: El precio no es necesariamente motivo de una mejor o peor protección. La buena o mala fotoprotección viene dada por diferentes factores, principalmente la composición del producto. Aunque también es cierto que los protectores más caros suelen contener agentes con mayor tolerancia y están mejor testados. Es recomendable dejarse guiar por el consejo de expertos, principalmente médicos y farmacéuticos.
-P: ¿En qué debemos fijarnos a la hora de comprar una crema solar?
-R: A la hora de comprar un fotoprotector, debemos tener en cuenta los componentes del producto. Existen filtros solares químicos, físicos y mixtos y cada uno de ellos puede incluir varios posibles agentes. También debemos mirar el nivel de protección, basado en el Factor de Protección Solar (FPS); el excipiente, que dependiendo de la zona o la extensión a aplicar puede ser más útil una crema, emulsión, gel, champú, stick...; la capacidad de resistencia al agua; la cosmética, pues el tacto, brillo, color o la facilidad de aplicación deben resultar agradables; y el tipo de piel o fototipo, porque las pieles más claras necesitan filtros solares más potentes.
-P: ¿Qué significa el número del Factor de Protección Solar de nuestra crema?
-R: El Factor de Protección Solar o FPS es el número que hace referencia al poder de reducción de los efectos de la radiación ultravioleta de un fotoprotector sobre la piel. Podría decirse que representa el número de veces que habría que aumentar el tiempo de exposición para obtener el mismo efecto de enrojecimiento sobre la piel protegida. Dicho de otra manera, el tiempo que podría estar la piel sin quemarse, en comparación con el tiempo que tardaría en quemarse si no se aplicase protección alguna.
-P: ¿Con cuánta frecuencia debemos aplicarnos el protector solar?
-R: Se aconseja aplicar fotoprotectores con factores de protección altos (FPS 30-50) o muy altos (FPS 50+) al menos 15-30 minutos antes de la exposición solar y repetir lo necesario, generalmente cada 2 a 4 horas o después del baño. No olvidar que la fotoprotección es la mejor manera de tomar el sol de forma inteligente.
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