Cuidado con los saltos térmicos del aire acondicionado y regular la medicación: los consejos para aguantar bien el calor

El Ministerio de Sanidad, en su “Plan del Calor”, hace hincapié en que “el calor nos afecta a todos, pero no a todos nos afecta de la misma manera”

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Una mujer se protege con
Una mujer se protege con un abanico del sol, en una fotografía de archivo EFE/ Ana Escobar

El calor ya ha llegado para quedarse y lo ha hecho unas temperaturas entre 5 y 10 grados por encima de lo normal para la época. Ante esta situación, se mantiene en el tiempo desde finales de mayo, el Ministerio de Sanidad ya ha activado este su Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos de exceso de temperatura sobre la salud 2025, más conocido como Plan del Calor.

Este año, Sanidad ha hecho hincapié en que “el calor nos afecta a todos, pero no a todos nos afecta de la misma manera”, en palabras de la ministra Mónica García. Así, como novedad el plan incluye tres tipos de factores de riesgo: sociolaborales, como trabajar al aire libre, residir en zonas no aclimatadas, la soledad o practicar deporte en horas puntas de calor; personales, como la edad o la adherencia a tratamientos médicos; y de salud, como la preexistencia de condiciones pulmonares, cardiacas o trastornos mentales.

La adecuación de los medicamentos

En este sentido, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recuerda que las altas temperaturas pueden influir en las terapias farmacológicamente prolongadas en el tiempo y en pacientes de edad avanzada, que suelen tomar varios medicamentos al día. Por ello, advierten de que en caso de ola de calor, algunos farmacos pueden agravar el síndrome de “agotamiento–deshidratación" o de golpe de calor. Entre ellos, se encuentran los que provocan alteraciones en la hidratación y trastornos electrolíticos, los que pueden afectar la función renal, aquellos cuyo perfil farmacocinético puede ser afectado por la deshidratación y los que pueden alterar la termorregulación central o periférica.

En este tipo de casos, se lleva a cabo una adaptación de los tratamientos con medicamentos en curso. La AEMPS recuerda que este proceso debe consultarse siempre con un profesional sanitario. “En ningún caso está justificado considerar desde el principio, y sistemáticamente, una reducción o interrupción de los fármacos que pueden interactuar con la adaptación al calor del propio organismo”, insisten.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Antes de tomar cualquier decisión terapéutica, es necesario evaluar completamente el estado de hidratación , lo que incluye evaluación clínica, evaluación de la ingesta de líquidos, medición del peso, de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial y del balance electrolítico completo con la creatininemia y la evaluación del aclaramiento de creatinina.

Atención ante los cambios bruscos de temperatura

El aire acondicionado, cada vez más presente durante los veranos. Luis Manuel Entrenas, jefe del servicio de Neumología en el Hospital Quirónsalud Córdoba, advirtere en un artículo que recoge la página web de Quirón que siempre se deben emplear estos equipos con precaución y mantener un equilibrio entre confort y bienestar.

Según el especialista, los cambios abruptos de temperatura al pasar del exterior caluroso a un ambiente climatizado suelen desencadenar problemas respiratorios, tanto en pacientes con patologías previas como en personas sanas. El aire acondicionado genera un ambiente frío y seco, lo que puede causar síntomas como sequedad nasal, dolor de garganta, fatiga, sequedad ocular y cutánea, así como alteraciones en la voz y aumento de alergias. Estudios citados por el doctor indican que un 35% de quienes permanecen largos periodos en espacios climatizados experimentan obstrucción nasal, frente a un 9% de quienes viven en ambientes ventilados de forma natural.

Entrenas matiza que el aire frío y seco puede provocar broncoespasmos e incluso crisis en pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), asma o bronquitis, además de aumentar el riesgo de infecciones respiratorias. También puede ocasionar contracturas musculares y cuadros vaso-vagales, con síntomas de mareo y sudor al exponerse a temperaturas mucho más bajas en interiores.

Para reducir riesgos, el neumólogo recomienda vestir ropa ligera, evitar cambios de temperatura superiores a seis grados entre el exterior y el interior, mantener el termostato por encima de los 24°C, beber agua, respirar por la nariz y no dirigir el flujo de aire directamente al cuerpo. Además, sugiere refrigerar la habitación antes de dormir y evitar el aire acondicionado en modo de recirculación.