“Los adultos de hoy se han quedado inmaduros, incapaces de enfrentar el fracaso”: un psicólogo critica la tendencia de los padres a reclamar frente a las malas notas de sus hijos

Antiguamente, se consideraba al profesor como una figura de referencia. Ahora, su trabajo se cuestiona, al igual que la función de los colegios

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Un psicólogo critica la tendencia
Un psicólogo critica la tendencia de los padres a reclamar frente a las malas notas de sus hijos. (Imagen Composición Infobae)

La creciente ola de quejas por parte de padres frente a las malas calificaciones de sus hijos no es, según algunos expertos, un problema escolar, sino un síntoma de una crisis más profunda en la relación entre generaciones.

El neuropsiquiatra infantil Narciso Mostarda, director general del servicio de emergencias 118 en Italia y autor del libro Sociedad adolescente. Padres e hijos en la época de la identidad perdida, advierte que muchos adultos actuales han quedado anclados en una etapa inmadura, sin desarrollar las herramientas necesarias para ejercer una función educativa sólida.

“El problema no son los adolescentes, sino los adultos que no pueden ejercer su función educativa. Aquellos a quienes podemos definir como ‘adultescentes’”, ha explicado Mostarda en una entrevista concedida al diario Il Corriere della Sera.

El origen del conflicto: la inmadurez de los adultos

Según Mostarda, los padres de hoy (adolescentes hace 30 o 40 años) no han completado su transición hacia una madurez emocional plena. “Los jóvenes de hoy tienen que lidiar con figuras que no son capaces de gestionar los procesos relacionales de forma responsable. Por lo tanto, no siempre son adultos adecuados”, ha afirmado.

Este déficit en el desarrollo adulto genera un efecto dominó: los adolescentes no encuentran en sus familias modelos de referencia claros, mientras que los adultos proyectan sobre sus hijos frustraciones no resueltas.

“Seguimos atribuyendo a los jóvenes la responsabilidad de los errores de las generaciones anteriores”, ha señalado el especialista.

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Los adolescentes no encuentran en sus familias modelos de referencia claros, según el experto. (Adobe Stock)

La familia frente al fracaso escolar

En este contexto, el aumento de quejas por las notas escolares no responde a una preocupación educativa, sino a una incapacidad de los adultos para gestionar el fracaso, incluso el ajeno.

“Es un error ser líderes de sus hijos cuando fracasan, porque significa demostrar que no se es capaz de ayudarlos a gestionar el fracaso”, ha subrayado Mostarda.

El neuropsiquiatra ha sostenido que el proceso de maduración se basa también en la capacidad de los jóvenes para enfrentar juicios negativos y superar dificultades, algo que solo es posible si cuentan con el acompañamiento adecuado.

“Ante el fracaso, los padres deben apoyar a sus hijos, hacerles comprender que cometer errores es natural y que existen otras maneras de superarlos. Maneras que pueden seguirse con la ayuda de otras figuras de referencia, como los maestros o los hermanos mayores”, ha indicado.

Simplificar los procesos, proteger en exceso o justificar a los hijos culpando a terceros (como a los profesores), genera, según el especialista, consecuencias más graves: inseguridad, agresividad y una creciente incapacidad para enfrentar la frustración.

La “Generación S”: soledad y desconexión

Lejos de ser la causa de la crisis educativa, los adolescentes actuales aparecen, en el análisis de Mostarda, como víctimas de un entorno que los ha dejado solos. Por ello, propone hablar no de la Generación Z, sino de la “Generación S”, en referencia a los teléfonos inteligentes, las redes sociales, el sexting y la soledad.

“Los niños de hoy en día están cada vez más solos. Si no acompañamos a nuestros hijos estando cerca de ellos, escuchándolos y haciéndoles sentir seguros, habremos creado otra generación de adultos inseguros. Como la actual”, ha advertido.

El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes ha propuesto a las comunidades autónomas que en Educación Primaria y Secundaria no se utilice el teléfono móvil en horario lectivo. (Fuente: Ministerio de Educación)

Restituir el pacto educativo

La crítica de Mostarda no se limita al ámbito familiar. También aleta sobre la pérdida de legitimidad de figuras sociales clave como los docentes o el personal sanitario.

“Es el mismo fenómeno que, lamentablemente, también vemos en los hospitales: la ira se desata contra los mismos trabajadores que deberían cuidar de nuestra salud”, ha afirmado.

En el ámbito educativo, esto se traduce en la ruptura de un antiguo acuerdo entre la escuela y familia. “Antes, se consideraba al docente como una figura de referencia en continuidad con la familia. Ahora, su rol se cuestiona, al igual que el de la escuela”, ha recordado.

Para revertir esta situación, Mostarda ha propuesto “que las escuelas vuelvan a ser un espacio abierto, donde pueda haber un diálogo compartido y sereno entre profesores, alumnos y padres”. La clave estaría en reconstruir el pacto educativo interrumpido y reconocer de nuevo la competencia de los profesionales que acompañan el desarrollo de los jóvenes.

“Debemos asegurarnos de que los jóvenes puedan desarrollar las defensas necesarias para afrontar las frustraciones y las decepciones y evitar la inmadurez permanente”, ha concluido.