¿Qué es la rabia y cuáles son sus síntomas?: una enfermedad esporádica en animales y excepcional en humanos

Desde 1978, España ha ostentado el estatus de país libre de esta patología, un logro significativo en el ámbito de la salud pública

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Un perro muerde a una
Un perro muerde a una persona y le pega la rabia. (Canva)

Desde 1978, España ha ostentado el estatus de país libre de rabia, un logro significativo en el ámbito de la salud pública. No obstante, la aparición esporádica de casos en animales en Ceuta y Melilla, así como la eventual importación de casos humanos desde otros países, mantiene sobre alerta a las autoridades sanitarias. El caso reciente de un turista valenciano en estado crítico en la Unidad de Cuidados Intensivos pone de manifiesto los peligros latentes de esta enfermedad, que ha registrado solo dos casos en humanos en España desde el año 2000, ambos procedentes de Marruecos.

La situación actual española, de acuerdo con el Instituto de Salud Carlos III, resalta que los viajes a países donde la rabia es endémica constituyen el principal riesgo de importación del virus. Aunque estas eventualidades no representan una amenaza significativa para la población en su conjunto, requieren un seguimiento estrecho de los contactos cercanos al paciente afectado, evaluando si necesitan vacuna antirrábica o inmunoglobulina. El ministerio de Sanidad insiste en la importancia de tomar medidas preventivas al viajar a estos destinos.

Transmisión y síntomas

La rabia es una enfermedad zoonótica altamente letal, causada por diversos tipos de ‘Lyssavirus’ y presente en aproximadamente 150 países, lo que representa un grave desafío para la salud pública mundial. En Europa, los principales vectores del virus son los zorros rojos y otros pequeños carnívoros, mientras que en España, los murciélagos juegan un papel importante. El virus se transmite principalmente a través de mordeduras de animales infectados, o cuando su saliva entra en contacto con heridas abiertas no cubiertas.

Imagen de un murciélago. (Canva)
Imagen de un murciélago. (Canva)

El ciclo de vida del virus dentro del organismo infectado comienza con un periodo de incubación que varía de dos a tres meses, pero puede extenderse hasta un año en ciertos casos. El microorganismo penetra a través de los nervios periféricos, se desplaza a las neuronas y, eventualmente, al sistema nervioso central. Los síntomas iniciales incluyen fiebre y dolor de cabeza, acompañados de prurito (hormigueo o irritación en la piel) en la zona de la infección. A medida que el virus avanza, provoca confusión, agitación, hipersensibilidad y, finalmente, delirio y parálisis que suelen culminar en la muerte del individuo afectado.

Respuesta ante una amenaza latente

Ante la posibilidad de exposición al virus es crucial evitar el contacto con animales salvajes o aquellos cuyo estado sanitario sea incierto. En caso de mordedura, se recomienda lavar la herida de inmediato con agua y jabón, y buscar atención médica urgente. En España, la vacunación contra la rabia no se aplica de manera sistemática; sin embargo, ciertos grupos de riesgo, como veterinarios o trabajadores de laboratorio, deberían considerar la profilaxis preexposición.

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El tratamiento posterior se centra en frenar su propagación antes de que pueda afectar el sistema nervioso central. Lamentablemente, una vez que se desarrollan síntomas neurológicos, el tratamiento es mayormente sintomático y de apoyo, con pronósticos desalentadores que rara vez evitan la parálisis respiratoria y la muerte. La concienciación sobre la importancia de las medidas preventivas y la reacción adecuada ante potenciales exposiciones es vital para mantener bajo control esta enfermedad letal en España, asegurando así su continuidad como país libre de rabia.

*Noticia elaborada con información de EFE