Tendinitis aquílea: causas, síntomas y tratamiento

Practicar deportes que requieren cambios rápidos de dirección o el uso constante de tacones altos pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta condición

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El estrés excesivo al tendón
El estrés excesivo al tendón de Aquiles puede dañarlo (AdobeStock)

La tendinitis aquílea, también conocida como tendinitis del tendón de Aquiles, es una condición que afecta el tendón más grande y fuerte del cuerpo humano, ubicado en la parte posterior del tobillo. Esta afección, caracterizada por la inflamación del tendón, puede causar molestias significativas y afectar la movilidad si no se trata adecuadamente.

Las causas de la tendinitis aquílea suelen estar relacionadas con el uso excesivo o el estrés repetitivo del tendón de Aquiles. Algunas actividades como correr, saltar, practicar deportes que requieren cambios rápidos de dirección o el uso constante de tacones altos pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta condición. Además, el envejecimiento y la falta de calentamiento antes del ejercicio también pueden contribuir a su desarrollo.

Los síntomas de la tendinitis aquílea generalmente incluyen dolor en la parte posterior del tobillo, especialmente al levantarse por la mañana o después de períodos prolongados de descanso. El dolor puede mejorar con el movimiento inicial, pero empeorar durante la actividad física intensa. Otros síntomas comunes son la sensibilidad y la rigidez en el área afectada, así como la hinchazón leve.

Diagnóstico y tratamiento de la tendinitis de Aquiles

Para diagnosticar la tendinitis aquílea, los médicos suelen realizar un examen físico detallado, evaluando la zona afectada en busca de sensibilidad, hinchazón o deformidad. Además, pueden solicitar pruebas de imagen, como radiografías o resonancias magnéticas, para descartar otras posibles lesiones, como rupturas parciales o completas del tendón.

El tratamiento de la tendinitis aquílea generalmente se basa en la gravedad de los síntomas y puede incluir medidas conservadoras y, en algunos casos, intervenciones médicas más avanzadas:

  1. Descanso y actividad adecuada: reducir o evitar actividades que causen dolor y aplicar hielo en el área afectada puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el malestar.
  2. Medicamentos: el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs), como el ibuprofeno, puede ayudar a controlar el dolor y la inflamación.
  3. Terapia física: un fisioterapeuta puede prescribir ejercicios específicos de estiramiento y fortalecimiento del tendón de Aquiles para mejorar la flexibilidad y la resistencia.
  4. Soporte ortopédico: el uso de taloneras o plantillas ortopédicas puede proporcionar soporte adicional al tendón y reducir la tensión durante la actividad física.
  5. Inyecciones de corticosteroides: en casos graves, los médicos pueden recomendar inyecciones de corticosteroides directamente en el tendón para reducir la inflamación.
  6. Cirugía: en situaciones raras y persistentes donde otros tratamientos no han tenido éxito, la cirugía puede ser necesaria para reparar el tendón dañado.
Un fisioterapeuta examina el tobillo
Un fisioterapeuta examina el tobillo de una paciente (AdobeStock)

Cómo prevenir la tendinitis aquílea

Para prevenir la tendinitis aquílea, es fundamental mantener un programa de entrenamiento equilibrado que incluya ejercicios de calentamiento y enfriamiento adecuados, así como la utilización de calzado apropiado para la actividad física. Además, es importante escuchar las señales del cuerpo y buscar atención médica temprana si se experimenta dolor persistente en el tendón de Aquiles.

Aunque se trate de una condición dolorosa que afecta el tendón de Aquiles, con un diagnóstico adecuado y un tratamiento oportuno, la mayoría de las personas pueden recuperarse por completo y volver a sus actividades normales con un menor riesgo de recurrencia.