Discuten por una deuda sexual de 50 euros y acaba muerto en un ‘narcopiso’ de Santander: “Yo no he tenido nada que ver. Es una trampa”

El dinero puede traer problemas tan graves como un asesinato. El hombre acusado de matar a otro en un ‘narcopiso’ de Santander tras una discusión por 50 euros ha negado su implicación en los hechos. Sin embargo, ha reconocido que fue a la vivienda, en septiembre de 2022, a comprar droga, ya que llevaba “seis días consumiendo sin descanso”.

Según ha asegurado, se acercó desde una discoteca próxima a la casa, en la calle San Celedonio de la ciudad y en la que había “ocho personas”. Pero tras adquirir las sustancias y como “tenía mucho sueño”, se fue a descansar a una de las habitaciones, de modo que estaba “durmiendo” en el momento de la discusión y después fue despertado por la Policía: “Yo no tengo nada que ver con eso”, ha zanjado, durante el interrogatorio en el juicio contra él, en el que ha considerado que todo obedece a “una trampa” que le han tendido.

El sospechoso de nacionalidad extranjera, ha declarado, en último lugar, después de que lo haya hecho una mujer que estaba en el domicilio cuando se produjo la agresión, entonces pareja de la víctima. Considerada testigo ‘clave’, de los informes finales se desprende que se ha referido a los 50 euros como posible motivo de la disputa, pero no como una deuda de drogas, sino como una contraprestación por servicios sexuales. Y ha apuntado además a los “celos” como causa probable, ya que la pelea sería por ella y, de hecho, y según ha dicho, “se la estaban rifando”.

Tras finalizar, las partes han elevado sus conclusiones iniciales, manteniendo así el fiscal su petición de nueve años de cárcel por homicidio en grado de tentativa, así como que indemnice en 130.000 euros por las lesiones, operaciones y secuelas al perjudicado, que manifestó que le había “arruinado la vida”. Aseguró también que el procesado le amenazó de muerte antes de ser golpeado y que estaba “celoso” de él, pues “andaba como loco” detrás de su entonces compañera sentimental. La defensa ha solicitado su libre absolución, argumentando que las versiones de los testigos carecen de coherencia y persistencia, y que no queda claro quién cometió la agresión. Así como que se le aplique el eximente por ir drogado.

La Fiscalía sostiene que la agresión fue un intento deliberado de acabar con la vida de la víctima. Los informes médicos revelan que la persona agredida estuvo casi 300 días hospitalizada, incluyendo 31 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Para la acusación, los testimonios de varios testigos, pese a algunas contradicciones menores, mantienen una línea coherente y persistente que apunta directamente al acusado como autor de los hechos. Además, rechazan la versión de que el procesado estuviera dormido, recordando que los agentes policiales declararon haberlo encontrado vistiéndose cuando irrumpieron en la vivienda.

La acusación particular subraya, por su parte, la gravedad de la agresión, detallando que el acusado permaneció “sentado en una silla encima de la cabeza” de la víctima, lo que según ellos evidencia un “total desprecio por la vida” y la intención clara de causar la muerte. También desacreditan la defensa basada en la intoxicación por drogas, y recalcan que la víctima no pierde su condición por haber participado en una “peleita de gallos” que pudo haber desencadenado la violencia.

Por su parte, el abogado defensor ha insistido en la falta de pruebas suficientes para condenar a su cliente. Ha puesto en duda la coherencia de las declaraciones, señalando contradicciones significativas entre los testimonios recogidos en diferentes momentos —comisaría, instrucción y juicio— respecto al uso de armas, duración de la pelea o la localización de las heridas en la víctima. Según la defensa, estas diferencias no son menores, sino sustanciales, lo que pone en entredicho la versión oficial de los hechos.

El letrado ha cuestionado la acusación de “ánimo de matar”, señalando que no ha quedado claro quién fue el agresor y que algunos testigos podrían estar encubriendo al responsable real para “favorecerse a sí mismos”. En caso de que el tribunal considere condenar, la defensa ha solicitado que se reduzca la acusación a un delito de lesiones y se apliquen las eximentes de intoxicación y legítima defensa, argumentando que el acusado actuó para protegerse ante una supuesta agresión. El juicio continúa abierto mientras se espera que el tribunal analice todas las pruebas y testimonios para emitir una sentencia en los próximos días.

*Noticia elaborada con información de Europa Press