El futuro de la princesa Elisabeth de Bélgica, en jaque tras la guerra de Trump contra Harvard

La formación universitaria de la primogénita de los reyes Felipe y Matilde de Bélgica podría verse afecta por las restricciones de Estados Unidos a estudiantes extranjeros en Harvard

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La princesa Elisabeth de Bélgica
La princesa Elisabeth de Bélgica en una imagen de archivo (Photo by DPPA/Sipa USA)

La princesa Elisabeth de Bélgica, heredera al trono y futura reina del país, podría enfrentarse a la posibilidad de abandonar sus estudios en la Universidad de Harvard debido a nuevas restricciones impuestas por la administración del expresidente Donald Trump sobre estudiantes extranjeros. La primogénita de los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, de 23 años, está cursando un máster de dos años en Políticas Públicas en esta prestigiosa universidad, reconocida como una de las más elitistas del mundo.

La administración Trump anunció esta medida con la argumentación de que Harvard está promoviendo la violencia y antisemitismo. Además, se acusó a la universidad de incumplir una solicitud para proporcionar información sobre estudiantes extranjeros, datos que podrían derivar en deportaciones. Como resultado, la capacidad de Harvard para inscribir estudiantes extranjeros fue revocada, afectando a más de 7.000 alumnos internacionales, aproximadamente el 25 % de su población estudiantil, tal y como ha afirmado la institución educativa en una demanda para revocar estas restricciones.

Harvard ha calificado esta decisión como un “efecto devastador” para la universidad y para los titulares de visas afectadas. En una demanda presentada para revertir las restricciones, Harvard señaló que estas acciones podrían perjudicar severamente a los estudiantes extranjeros, cuya continuidad en sus programas académicos está en riesgo.

FOTO DE ARCHIVO: Una vista
FOTO DE ARCHIVO: Una vista del campus de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos. 15 de abril de 2025. REUTERS/Faith Ninivaggi

La situación de la princesa Isabel

Elisabeth, la primera en la línea de sucesión al trono tras la reforma constitucional de 1991 que permitió la sucesión femenina, completó el primer año de su programa de posgrado, tras haberse graduado anteriormente en la Universidad de Oxford (Reino Unido). Su máster en Harvard, sin embargo, se encuentra ahora en incertidumbre debido a las medidas implementadas por el gobierno estadounidense.

Un portavoz de la monarquía belga ha declarado al diario estadounidense Politico que el impacto de la decisión en los estudios de la princesa aún no está claro. “Estamos investigando la situación. Se aclarará en los próximos días o semanas”, ha asegurado. Por su parte, el director de comunicaciones del Palacio Real ha comentado a Reuters que están analizando el panorama y que, por el momento, permitirán que la situación continúe desarrollándose antes de tomar cualquier decisión definitiva.

La princesa Elisabeth de Bélgica
La princesa Elisabeth de Bélgica en una imagen de archivo. (REUTERS/Johanna Geron)

Restricciones y tensiones entre el gobierno y las universidades

La prohibición es parte de una ofensiva más amplia de la administración Trump contra ciertas universidades norteamericanas, a las que acusa de ser focos de “ideología de izquierda y antisemitismo”. En el marco de esta estrategia, no solo se han revocado visas para estudiantes internacionales, sino que también se han anunciado recortes significativos de fondos federales que, según estimaciones, ascienden a miles de millones de dólares.

La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos en ese momento, Kristi Noem, indicó en una carta oficial que los estudiantes extranjeros inscritos en Harvard deberán buscar otras instituciones educativas para mantener su estatus migratorio. “Aquellos que no se transfieran estarán sujetos al estatus irregular de su visa”, advirtió. Las restricciones han generado preocupación no solo en Harvard, sino en toda la comunidad educativa internacional, dado el impacto que podría tener en miles de estudiantes que dependen de sus visas para continuar sus estudios en Estados Unidos. Además, plantea interrogantes para gobiernos extranjeros cuyos ciudadanos, como en el caso de la princesa Elisabeth, se han visto directamente afectados.