Un médico es condenado a 10 años de cárcel por diagnosticar falsamente a más de 1.000 pacientes: les decía que tenían una enfermedad grave para que se tratasen en su clínica

Con el dinero defraudado a las aseguradoras, el doctor costeaba un lujoso estilo de vida: propiedades en Estados Unidos y México, un jet y un Maserati

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Un médico en su consulta
Un médico en su consulta (Freepik)

Un reumatólogo de Texas, residente en la localidad estadounidense de Mission, ha sido condenado a 10 años de prisión y tres de libertad supervisada por un esquema fraudulento en el que diagnosticaba falsamente a pacientes con enfermedades crónicas, según ha informado en un comunicado de prensa la Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Justicia de Estados Unidos. El médico Zamora-Quezada, de 68 años, perseguía el objetivo de facturar pruebas y tratamientos que realmente no eran necesarios y toda esta trama involucró más de 118 millones de dólares en reclamos falsos y el pago de más de 28 millones por parte de aseguradoras.

Además, el doctor también falsificó los registros de los pacientes para respaldar esos diagnósticos falsos que realizaba. Por todo ello, ha sido declarado culpable de conspiración para cometer fraude a la atención pública y para obstruir la justicia, así como de otros siete cargos de fraude a la atención médica.

Tratamientos innecesarios y con efectos secundarios

Según las pruebas que se presentaron en el juicio, Zamora-Quezada les decía a sus pacientes que tenían artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune crónica que provoca inflamación de las articulaciones, causando dolor, rigidez y, a largo plazo, deformidades. Por ello, les administraba medicamentos tóxicos y les ordenaba pruebas innecesarias en sus consultorios: inyecciones, infusiones, radiografías, resonancias magnéticas y otros procedimientos.

Todas estas pruebas y tratamientos podían tener efectos secundarios potencialmente dañinos e incluso mortales. De hecho, tal y como explica la Oficina de Asuntos Públicos, algunos pacientes experimentaron “accidentes cerebrovasculares, necrosis mandibular, caída del cabello, daño hepático y dolor tan intenso que dificultaba tareas básicas de la vida diaria, como bañarse, cocinar y conducir”.

Hombre en una consulta médica
Hombre en una consulta médica (Freepik)

“Estar constantemente en cama, no poder levantarme solo, y estar bajo la infusión de medicamentos, me hacía sentir que mi vida no tenía sentido”, expuso uno de los pacientes que recibió el falso diagnóstico por parte del reumatólogo de Texas.

Además, para recibir el pago por estos costosos servicios, el doctor mentía a las aseguradoras sobre la enfermedad de los pacientes: “Abusó de la confianza de los pacientes y de los recursos públicos”, declaró el agente especial a cargo Jason E. Meadows, de la Oficina del Inspector General (HHS-OIG) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Durante el juicio, en el que se presentaron pruebas que establecieron que el médico había obrado para defraudar a las aseguradoras y enriquecerse, otros reumatólogos testificaron que, tras ver a cientos de pacientes que habían sido previamente diagnosticados con artritis reumatoide por Zamora-Quezada, determinaban que no padecían dicha afección. De hecho, explicaban que en la mayoría de los casos era “obvio” que el diagnóstico era falso.

Un lujoso estilo de vida

Con el dinero que consiguió gracias a estos delitos, la Oficina de Asuntos Públicos de Estados Unidos explica que financió una vida de lujos: había adquirido diversas propiedades inmobiliarias en todo el país, así como en México, además de un jet y un Maserati GranTurismo. Todos estos bienes han sido confiscados, al igual que más de 28 millones de euros del reumatólogo.

Detención del falso médico de Málaga

“El Dr. Zamora-Quezada financió su lujoso estilo de vida durante dos décadas traumatizando a sus pacientes, abusando de sus empleados, mintiendo a las aseguradoras y robando dinero de los contribuyentes”, declaró Matthew R. Galeotti, Jefe de la División Penal del Departamento de Justicia. “Su conducta depravada representa una profunda traición a la confianza hacia pacientes vulnerables que dependen de la atención e integridad de sus médicos”.