Alerta en el río Guadalquivir después de que un pescador capturase 30 ejemplares de una especie invasora capaz de devorar a un perro

El sirulo es el pez de agua dulce más grande, llegando a pesar más de 100 kilos y alcanzando los dos metros de longitud

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Un pescador captura  30
Un pescador captura 30 sirulos en una tarde y pone en alerta a Sevilla. (Imagen: TikTok)

Un pescador sevillano ha capturado 30 ejemplares de sirulo (Silurus glanis) en una sola jornada de pesca en el río Guadalquivir, una cifra que ha puesto en alerta a la comunidad local después de que el hombre, Mauro, subiera el vídeo a sus redes sociales.

Así, numerosos pescadores de toda España han mostrado su preocupación por la expansión descontrolada de esta especie invasora en cuencas donde no debería estar presente, como el Ebro o el Tajo.

Las capturas se hicieron bajo el puente de las Delicias, en Sevilla, un punto conocido por ser el lugar de reproducción de los sirulos. “Sabes que la cosa se va a poner seria en un tiempo cuando en un día sacas 30 de este tamaño”, explicaba Mauro.

Sirulo capturado por Mauro en
Sirulo capturado por Mauro en el Guadalquivir, Sevilla. (Imagen: TikTok)

Un monstruo con bigote

Originario de Europa del Este, el siluro es uno de los peces de agua dulce más grandes que existen, capaz de superar los 100 kilos de peso y alcanzar los dos metros de longitud. Es, de hecho, el pez más grande de agua dulce. Suelen tener un color oscuro, a veces verde o azulado, y una aleta dorsal pequeña y cuerpo mucoso y sin escamas.

Sin embargo, su característica más llamativa son sus “bigotes”, seis barbillones peribucales que dan a los muchos peces de su familia el apodo de peces gato. Su dieta es variada y voraz, alimentándose de peces autóctonos, aves acuáticas, anfibios e incluso pequeños mamíferos que se acerquen a las orillas.

La introducción del siluro en cuencas como la del Guadalquivir ha provocado la disminución drástica de especies nativas emblemáticas como la carpa común, el barbo o la boga. Esta alteración del equilibrio trófico genera un impacto que va más allá de la pérdida directa de biodiversidad, afectando también a las cadenas alimentarias y al funcionamiento natural de los ríos.

Comparación de tamaño de un
Comparación de tamaño de un sirulo y una persona. (Imagen: TikTok)

La pesca como contraataque

Mauro, el pescador que difundió el video, explicó que para lograr estas capturas utilizaron cebos naturales como lombrices y asticot, técnicas especialmente eficaces para atraer a esta especie. Además, aclaró que no estaba solo en la jornada de pesca: junto a otros pescadores lograron capturar más de 40 ejemplares en total, lo que evidencia la alta densidad de siluros en el río Guadalquivir.

La pesca del siluro está permitida y promovida por las autoridades como una de las pocas herramientas disponibles para controlar su expansión. Esta especie está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, que prohíbe expresamente su suelta, transporte y comercialización para evitar su dispersión y mitigar su impacto en los ecosistemas autóctonos.

Puede llegar a comer perros pequeños

El impacto del siluro no se limita solo a los ecosistemas acuáticos. Se han documentado casos en los que ejemplares adultos han llegado a depredar animales pequeños como palomas o incluso perros. Un caso destacado ocurrió en 2018, cuando un siluro devoró un fox terrier en el río Tiétar, en Cáceres, según confirmó la familia del animal.

El sirulo devora todo lo
El sirulo devora todo lo que se encuentra: peces, aves, e incluso perros. (Imagen: TikTok)

En alerta desde 2011

El primer avistamiento de esta especie se hizo en el 2011, cuando se detectó un ejemplar en el embalse de Iznájar. No obstante, su rápida proliferación se debe a que la Junta de Andalucía prohibió, por entonces, su pesca.

Ahora, el sirulo es motivo de preocupación para autoridades y grupos de ecologistas, lo que ha motivado un estudio impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) y coordinado por la Universidad de Córdoba, en el que también participa la Universidad de Sevilla y el Instituto de formación e Investigación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA).