El síndrome de Stendhal, el “trastorno” de los museos: cuando ver una obra de arte provoca una emoción incontenible

Este estado de conmoción al observar algo extremadamente bello ha sido documentado por algunos psiquiatras, aunque no está reconocido como un diagnóstico clínico oficial

Guardar
Dos mujeres observan la obra
Dos mujeres observan la obra 'El nacimiento de Venus', de Sandro Botticelli, en la Galería de los Uffizi, en Florencia, Italia. (Claudio Giovannini/EFE)

Una mujer sobre una enorme concha marina, de piel pálida y largos cabellos de oro que se mueven por el soplo de Céfiro, el Viento del Oeste, mira a los ojos de un visitante sorprendido por encontrarse ante la belleza más absoluta. Es Venus, la diosa romana del amor, y las pinceladas de Sandro Botticelli que le dan vida en uno de los cuadros más importantes de la historia del arte continúan cautivando a millones de personas tras casi seis siglos.

Vinculado a esta obra está el síndrome de Stendhal, un estado de emoción aguda que algunos turistas experimentan al encontrarse frente a creaciones artísticas como El nacimiento de Venus. También al contemplar los impresionantes frescos de la Capilla Sixtina, el tríptico de El Jardín de las Delicias en el Museo del Prado de Madrid o la Venus de Milo en el Louvre, que hace viajar a un pasado enterrado de hace miles de años.

El síndrome de Stendhal, también conocido como estrés del viajero o síndrome de Florencia —pues el nombre proviene de la reacción que sufrió el escritor francés Stendhal durante una visita a esa ciudad rica en obras de arte— ha sido definido como un trastorno psicosomático transitorio que se produce tras observar algo que es considerado extremadamente bello. Sin embargo, esto no se refiere únicamente a nivel visual, sino también simbólico o histórico, algo que impacta profundamente porque representa un vestigio cultural de gran relevancia. Puede causar emociones intensas, aumento del ritmo cardíaco, temblores, palpitaciones, vértigos y confusión al encontrarse frente a frente con un arte, arquitectura o naturaleza que lleva a un sentimiento de sobrecarga emocional.

La Capilla Sixtina antes del
La Capilla Sixtina antes del Cónclave 2025. (Prensa Santa Sede)

Esta condición, que por algunos investigadores ha sido catalogada como “patología”, es más frecuente entre los turistas, debido a que están expuestos a más estímulos novedosos y a que el cansancio acumulado de sus largas jornadas visitando los lugares emblemáticos de la ciudad influye en el sentimiento de conmoción.

El arte como alteración e impacto

El síndrome de Stendhal se asocia sobre todo con Italia y, específicamente, con Florencia. Esto se debe a que el escritor francés Marie-Henri Beyle, cuyo pseudónimo, Stendhal, da nombre al estado, fue el que escribió sobre esta confusión extrema que experimentó al visitar la ciudad italiana: “Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme”, describió en 1817 en la obra Roma, Nápoles y Florencia.

Más de 100 años después, la psiquiatra Graziella Magherini, del Hospital Santa Maria Nuova (Florencia), describió clínicamente este estado como un trastorno psiquiátrico. La profesional había observado a 106 pacientes turistas que habían experimentado una serie de mareos, palpitaciones y alucinaciones después de contemplar obras tan importantes como el David de Miguel Ángel.

La estatua de 'David' de
La estatua de 'David' de Miguel Ángel se exhibe en la Galería de la Academia en Florencia, Italia, el lunes 18 de marzo de 2024. (Andrew Medichini/AP Photo)

Fue así como se fue dando forma a ese sentimiento excesivo al que uno se enfrenta al encontrarse frente a un arte que está por encima de la historia, la cultura y el hombre, un arte que ha pasado a formar parte de un estado de belleza y relevancia superior y que no necesariamente está enclavado en Italia: el Taj Mahal, en la India; Petra, en Jordania, o la Alhambra, en Granada (España), son algunos de los escenarios que pueden provocar sensaciones similares en los visitantes.

¿Es el síndrome de Stendhal verdaderamente un trastorno?

Varios expertos han puesto en tela de juicio que el síndrome de Stendhal realmente deba ser considerado un trastorno, pues, de hecho, no está reconocido ni en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), de la Asociación Americana de Psiquiatría, ni en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por tanto, no es un diagnóstico clínico oficial.

Además, sus síntomas son difíciles de diferenciar de otras afecciones más generales y comunes que afectan con bastante frecuencia a los turistas, como la fatiga, el jet lag o los ataques de pánico si, por ejemplo, hay demasiada gente en el museo que se está visitando. Por ello, muchos creen que se trata más bien de una reacción psicosomática en la que influye el hecho de que las personas se predispongan a sentirla, especialmente porque el síndrome de Stendhal ha pasado a convertirse en un fenómeno cultural y se ha romantizado por su vinculación con la belleza y la sensibilidad artística.

Sala de Las Meninas del
Sala de Las Meninas del Museo Nacional del Prado, Madrid (España). (Eduardo Parra/Europa Press)

“Estos síndromes, más que a una sintomatología clínica, deberían hacer referencia a la sensación de sorpresa y gozo estético que puede producirse en una persona ante la contemplación de ciertas obras de arte o paisajes, un sentimiento que al contrario del que se describe tradicionalmente, no es similar a una enfermedad, sino que provoca satisfacción en el espectador”, destacan Victoria Quirosa García, Laura Luque Rodrigo e Ismael Amaro Martos, del departamento de Patrimonio Histórico de la Universidad de Jaén, en su estudio La dolorosa contemplación de la belleza: análisis y revisión del síndrome de Stendhal.

Síndrome de Jerusalén y de París

Al igual que ocurre con el síndrome de Stendhal o de Florencia, existen otras condiciones extrañas que pueden afectar de forma temporal a los turistas en determinados territorios. Por ejemplo, en Jerusalén, algunas personas experimentan un trastorno psicótico transitorio que les lleva a sufrir alucinaciones religiosas o mesiánicas.

En París, además, se puede producir un estado similar marcado por la ansiedad, la desorientación, los delirios o una tristeza profunda. Este fenómeno, que afecta especialmente a los turistas japoneses, se produciría por un choque entre la idealización de la ciudad del amor y la realidad urbana de la capital francesa, agravado esto por la diferencia cultural y lingüística.

El Museo del Prado muestra por primera vez la parte trasera de 'Las Meninas'.

Como el síndrome de Stendhal, ni el de Jerusalén ni el de París están reconocidos oficialmente como trastornos psicológicos y muchos profesionales opinan que se deben a cuestiones como la fuerte carga espiritual y simbólica del lugar o la dificultad de adaptación a un entorno diferente.