Enfrentamiento en un pueblo de 500 habitantes después de invertir 20.000 euros para “disuadir” a vecinos nómadas: “Quitaremos las piedras y entraremos”

Hasta 80 caravanas pueden llegar a reunirse en esta localidad, con numerosos árboles que resguardan en los meses de calor

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Comunidad nómada en Loché-sur-Indrois, en
Comunidad nómada en Loché-sur-Indrois, en Francia.

En el pintoresco pueblo de Loché-sur-Indrois, ubicado en el departamento de Indre-et-Loire, en Francia, se está librando una batalla silenciosa entre las autoridades y vecinos locales y las comunidades nómadas. Con una población de apenas 481 habitantes, este pequeño municipio se ve envuelto en una controversia debido a las recientes medidas adoptadas para prevenir la instalación no autorizada de estas comunidades en sus terrenos comunales.

Todo comenzó cuando el alcalde del pueblo, Nisl Jensch, decidió implementar un conjunto de acciones para proteger espacios como el área de recreo y el prado comunal. Estos sitios han atraído históricamente a las comunidades nómadas, especialmente en los meses de verano, cuando buscan refugio bajo la sombra de sus árboles. Sin embargo, el incremento en el número de caravanas en años recientes -pasando de ser unas pocas a más de 60 o incluso 80 vehículos- ha llevado a una saturación del lugar, generando quejas de los vecinos y usuarios habituales de las instalaciones.

20.000 euros del presupuesto municipal

La gota que colmó el vaso fueron las quejas de los lugareños y la imposibilidad de efectuar actividades habituales debido al número creciente de caravanas. En respuesta, Jensch decidió destinar 20.000 euros del apretado presupuesto municipal para llevar a cabo lo que describió como “trabajos disuasorios”. Esta inversión fue destinada a la colocación de grandes piedras y a la excavación de trincheras, con el objetivo de disuadir las instalaciones no autorizadas y mantener el acceso despejado para los residentes locales.

Loché-sur-Indrois, en Francia.
Loché-sur-Indrois, en Francia.

El alcalde explicó que, aunque cinco o seis caravanas no representaban un inconveniente, la problemática surgía con el amontonamiento de decenas de ellas. La ocupación total del espacio no solo obstruía el acceso legítimo, sino que también generaba ruido nocturno que reverberaba por el valle, molestando a los habitantes. Estos movimientos, aunque drásticos, fueron respaldados por dos peticiones ciudadanas que exigían medidas contundentes ante la falta de respuesta efectiva.

Los mandan a vertederos y depuradoras

Sin embargo, no todos están de acuerdo con estas acciones. Samuel Chabot, cabeza de una de las familias nómadas que regularmente visitan el área, expresó su frustración. Subrayó que las alternativas proporcionadas por el Estado, como la pequeña área en la vecina comuna de Villeloin-Coulangé, no son prácticas ni adecuadas. Las ubicaciones suelen encontrarse cerca de instalaciones no deseadas, como vertederos y estaciones depuradoras, haciéndolas poco habitables debido a los olores y la falta de sombra.

Chabot argumentó que su familia, una comunidad numerosa que requiere espacio para al menos 20 caravanas, se encuentra en una posición difícil. Criticó la disponibilidad limitada de los lugares y explicó que las condiciones son particularmente difíciles en verano, cuando las temperaturas elevadas hacen que las opciones asfaltadas sean insoportables para las personas mayores y los niños.

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Entrarán “de todos modos”

La falta de diálogo directo y efectivo entre las autoridades locales y las comunidades nómadas ha llevado a un ciclo de tensión y desencuentros. Chabot expresó que, ante la negativa consistente de los alcaldes para conceder permisos de instalación, la estrategia se reducía a ingresar sin autorización y negociar posteriormente. Destacó que si no se les ofrece un emplazamiento adecuado, no dudarán en retirar las piedras y ocupar el área: “Entraremos de todos modos después de quitarlas”.

El enfrentamiento en Loché-sur-Indrois resalta un problema más amplio que enfrentan varias comunidades en toda Francia, como en otros lugares: la integración adecuada y respetuosa de las comunidades nómadas en la planificación urbana y rural. Las medidas adoptadas por el municipio, aunque comprensibles desde el punto de vista logístico y residencial, reflejan una solución que pasa por alto la búsqueda de un entendimiento y equilibrio que beneficie a ambas partes.