El amigo del papa con el que fundó su gran proyecto educativo: “No tienes que dejar el juego y el humor para ser mayor. Y el humor de Francisco era impresionante”

El director de Scholas Ocurrentes, José María del Corral, conoció al papa Francisco cuando aún era Jorge Bergoglio. Juntos montaron lo que hoy es una red educativa global

Guardar
José María del Corral con
José María del Corral con una foto de uno de sus encuentros con el papa Francisco. (Paola Bruni)

“Para entender el fenómeno de la iglesia del papa Francisco hay que entender su origen. Si no, no se entiende al papa. Al papa Francisco se le entiende a la luz de Jorge Bergoglio y de la realidad que vivió Jorge Bergoglio. Sin Jorge no hay papa. Sin Bergoglio no hay Francisco”, asegura José María del Corral, quien pasó 20 años junto al arzobispo Bergoglio en Buenos Aires enfrascado en un proyecto educativo que ahora es global y que él dirige.

En estos días en los que el mundo mira ya al cónclave del que saldrá elegido el nuevo pontífice para los próximos años, se busca también conocer qué iglesia queda y cómo fue y de dónde vino Francisco, el papa que forjó su conciencia social en ese ‘fin del mundo’ ya tan citado, en su Argentina natal, y que continuó en su pontificado el proyecto que fundó junto a su colega y amigo, José María del Corral.

Era 2001 en Argentina cuando estalló la crisis social, política y sobre todo, financiera, que acabó desembocando en el conocido como corralito y que llevó al país a la desesperación: violencia y resentimiento crecían en las calles mientras los jóvenes acumulaban frustración y desencanto. Fue ese el caldo de cultivo en el que germinó la idea entre -por entonces desconocido para el resto del mundo- Bergoglio y Del Corral para crear un movimiento que ayudara a los jóvenes a recuperar la esperanza y la ilusión que habían perdido. Ese proyecto unía a jóvenes de diferentes estratos sociales y diferentes religiones en Buenos Aires y ha acabado siendo actualmente una red en 190 países en la que participan 446.000 escuelas.

Del Corral es el director de Scholas Ocurrentes y recibe a Infobae en la sede unos días después de la muerte de Francisco, en ese extraño periodo en el que en el Vaticano se sume en el estado de Sede Vacante y el legado del papa que se fue intenta proyectarse en el futuro del que será. Estamos en un piso lleno de plantas y flores en el que se mezclan pinturas, cuadros, fotos y cacharros, rastros de juegos y pinturas de niños, una cocina viva y una terraza que se asoma al ecléctico horizonte romano. Al fondo de la terraza, cumpliendo con la tradición argentina, están la barbacoa y todos los utensilios para hacer el asado de los domingos, en el que cuentan que alguna vez ha llegado a participar Jorge Bergoglio en una de sus visitas.

-----

-Pregunta: ¿Qué legado queda del papa Francisco? ¿A qué iglesia llegó Francisco y qué iglesia deja?

-Respuesta: Me parece que para entender primero a qué iglesia llega en Roma habría que pensar a qué iglesia llegó en Buenos Aires, donde todo esto nació, porque él llega a Buenos Aires, Argentina, en su país, en medio de una crisis que no solamente era económica, como fue el corralito bancario del 2001, sino que era una crisis social, política, como él decía. Estaba roto el tejido social y era una guerra de todos contra todos, de todos los sectores. Y además los dirigentes y los representantes no representaban a nadie. No había autoridad.

José María del Corral, director
José María del Corral, director Mundial de Scholas Occurrentes, junto al Papa Francisco en Roma. (Foto: Documental 'El Camino del ángel'/Sidera Media)

-P: Fue todo un gran desengaño y frustración para la población.

-R: Sí, claro. Y él asume en ese momento como sacerdote. Encima era jesuita. Asume la diócesis en Buenos Aires y lo primero que observa es que, en medio de ese ‘todos contra todos’, los que más sufrían eran los jóvenes porque perdían la esperanza y las ganas de todo. Él decía que muy pocos jóvenes podían agarrar un avión e irse, sino que la mayoría se quedaban y se quedaban ahí sin esperanza, se quedaban muertos en Argentina.

Es en medio de esa crisis en la que me convoca: yo trabajaba con escuelas muy ricas, como se dice en España, escuelas de chicos muy pijos, pero también con escuelas muy pobres, en barrios muy carenciados, como si fueran favelas, y siempre me gustó unir a los jóvenes de un lado y del otro. Entonces, en medio de eso me convoca y me pregunta cómo podemos hacer para que los jóvenes vuelvan a tener vida, vuelvan a creer que es posible un cambio y no estén muertos en la calle.

Entonces le propongo juntar chicos de distintos barrios y de distintos sectores: juntamos chicos de la zona donde había sido el atentado a la comunidad judía en la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) con chicos islámicos, chicos evangélicos, chicos católicos, chicos de escuelas concertadas, públicas y privadas. Así, una gran mezcla de chavales, de adolescentes. Y de esa mezcla surgió una ley hecha por los jóvenes, una ley para cambiar la educación y logró el consenso de todos los partidos.

-P: ¿Qué significó esa ley?

-R: Logró el consenso de todos los partidos políticos, la Ley 2169. Cuando Jorge Bergoglio empieza a ver que el cambio verdadero no pasaba por que venga un súper ministro de Educación con una ley, sino que empezaba por un cambio cultural que se hacía con los propios jóvenes adentro, no para ellos, sino con ellos, y de abajo para arriba, se empieza a entusiasmar, y creamos juntos un programa que se llamaba ‘Escuela de Vecinos’. Él como cura en Buenos Aires y yo ayudándolo a formar eso.

Y ahí entonces empieza a surgir una iglesia donde la educación no quedaba encerrada en las escuelas y mucho menos solo en las escuelas católicas, sino que salía a la calle a buscar a los jóvenes en sus distintas realidades y a escucharles. Y a partir de los dolores de esos jóvenes, que ellos mismos sientan que también estaba en sus manos poder solucionarlo juntos.

--------

José María del Corral y
José María del Corral y el Papa Francisco en la sede de la Scholas Occurrentes en Cascais. (Cedida)

Aunque en los planes, obviamente, no estaba que a Bergoglio lo nombraran papa, y el movimiento que echó a andar en 2001 se convierte oficialmente en Scholas el 13 de agosto de 2013, el mismo año que él empieza su pontificado. A partir de ahí se expande en los cinco continentes. En Madrid, por ejemplo, hicieron un encuentro con chavales de colegios públicos, privados y concertados y salió como gran problemática el bullying. En las jornadas, Del Corral nos cuenta que un chico muestra delante de la gente sus muñecas y dice frente a sus docentes lo que hasta ese momento no sabían, que había intentando siete veces quitarse la vida y que ahora se atrevía a contarlo.

Otro de los casos que más impacto tuvo en Francisco -menciona también el director de Scholas- fue la intervención que hicieron en San Antonio de los Cobres, provincia de Salta, en Argentina, donde 30 adolescentes se suicidaban al año en un pueblo que no sobrepasaba los 6.000 habitantes porque sentían que no había salida, que no había futuro para ellos, que estaban condenados. La mayoría lo hacían desde un puente llamado Puente de las Ilusiones, a veces los fines de semana, delante de sus propios compañeros.

ARCHIVO- El papa Francisco saludo
ARCHIVO- El papa Francisco saludo a la multitud desde el balcón central en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 13 de marzo de 2013. (AP Foto/Gregorio Borgia, Archivo)

Del Corral incide mucho en esa necesidad de conocer al papa a través de su pasado y de quién fue Bergoglio y la “realidad que vivió”. “Sin Jorge no hay Papa. Sin Bergoglio no hay Francisco”, afirma emocionado al recordar cómo esos encuentron que habían sacado a los jóvenes “dolores tan profundos” también conmovieron a Bergoglio y le convencieron de que en la cultura del encuentro estaba el camino.

“Nos manda hacer esta experiencia con palestinos e israelíes. Y ahí se crea la cátedra en Israel, como la que acaba de inaugurar ahora en su último viaje en Indonesia, donde la mayoría de los chicos de las escuelas son musulmanes”, explica Del Corral.

-------

-P: ¿Y qué es lo que engloba todas estas experiencias? ¿Cuál es la estrategia que Scholas sigue para que los chavales se suelten, cuenten sus experiencias y se integren de otra manera? Es decir, ¿qué es lo que os hace diferentes?

-R: Scholas hace que un chico pueda sentir lo que piensa y hace, y lo que permite es que los chicos hagan lo que piensan, lo que sienten. Sacar la educación de memoria del aula, ya que por suerte ahora tenemos la inteligencia artificial, así que hay que volver a educar en la humanidad. Lo que hace Scholas es simplemente recuperar que los chicos puedan ser humanos.

-P: ¿Crees que eso es un objetivo común en el que se deberían centrar los sistemas educativos, sean o no católicos?

-R: Son para católicos y no católicos; si tienen plata o no tienen plata. Los chicos necesitan ser humanos y ahora estamos deshumanizando. Nos preocupamos tanto por la contaminación ambiental y no nos estamos preocupando por la contaminación de nuestra especie humana. Y lo que hace Scholas es volver a que los chicos respiren, volverlos a cuidar, volverles a dar un paso seguro, que vuelvan a tener un sentido en sus vidas. Y eso es lo que le gusta al papa, lo simple de Scholas.

EL Papa dentro del poliedro
EL Papa dentro del poliedro 'Hati Indonesia'. (SCHOLAS OCURRENTES)

-P: En el momento actual en el que vivimos ahora mismo, el diálogo interreligioso que estáis estableciendo en Scholas está de máxima actualidad. Seguimos en el gran conflicto de siempre, enquistados. ¿Qué conclusiones habéis podido sacar de este diálogo interreligioso que habéis hecho entre Israel y Palestina en Scholas?

-R: Acabamos de terminarlo. Bueno, la conclusión es la que hizo un chico de Israel que había estado en el servicio militar y había estado armado obviamente en pleno conflicto, y estaban acá juntos en este piso compartiéndolo con chicos palestinos que habían venido a vivir esta experiencia, y uno decía: ‘Nos hemos encontrado desde otro lugar, porque cuando llegaron, en vez de ponernos a discutir o hablar, nos pusimos a jugar’. [...] Bueno, esos chicos se odiaban, pero empezaron a jugar y jugando se volvieron a encontrar, se encontraron con la gratuidad de la vida. Hoy parece que todo tiene precio, incluso la vida. Cuando volvés a recuperar que la vida no tiene precio, que la vida es lo más genuino que hay, lo más lúdico... te das cuenta de que el juego no se pierde cuando salís del jardín de infantes, que no tenés que dejar el juego para ser grande. Y por eso el juego tiene que ver con el humor. Y el papa Francisco tuvo humor en plena internación y cuando le faltaba el aire. Los propios médicos lo primero que dicen es que era impresionante el humor de Francisco, aún en la crisis respiratoria. Ese humor, esa alegría que no es diversión, es lo que hace que palestinos e israelíes se puedan volver a encontrar y crear otro tipo de vínculo. Por eso digo que en vez de gastar tanto en armas, ojalá pudiéramos gastar, aunque sea un poquito, en mostrar que existe otra posibilidad de pedagogía. Existe otra manera de educar, que es educar no solo con la cabeza, sino con el corazón, pero juntos, cabeza y corazón juntos.

-P: Se parece mucho también al discurso de Francisco sobre lo que quería de la Iglesia y a dónde quería llevarla.

-R: Se parece. Lo que hacemos es aplicar pedagógicamente la propuesta de Francisco. Por eso decía él que Scholas ‘es mi legado, mi legado para los jóvenes’.

El papa Francisco, acompañado por
El papa Francisco, acompañado por José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes, sostiene un balón de fútbol que le regalaron en la primera reunión mundial de "Ecociudades Educativas", promovida por Scholas Occurrentes, en el Vaticano, 25 de mayo de 2023. (AP Foto/Andrew Medichini)

-P: ¿Cambió alguna parte de su discurso de cuando era arzobispo de Buenos Aires a cuando se convirtió en Papa? ¿O siempre tuvo muy claras sus ideas?

-R: Fue cambiando permanentemente en la medida que iba escuchando a los jóvenes. [...] El papa tuvo la capacidad como líder de aprender de los jóvenes y no ser demagógico con ellos, sino aprender de ellos.

-P: Al ser tú además una persona cercana a él, ¿el papa consideraba que esto era una prioridad?

-R: No solamente lo consideraba, creo que lo demostró en todos los años. Por eso esto nació mucho antes de que fuera papa y me pidió, y nos pidió, que siga más allá, porque él no quería una propuesta para un papa que empieza y termina. Él quería buscar una propuesta para que los jóvenes recuperen la esperanza y para cualquiera, sea joven, católico o no. En Indonesia o en Israel. Él se da cuenta de que el joven necesita un sentido en la vida.

-P: ¿Cómo se aplica esto, por ejemplo, también a su geopolítica, al hecho de abrir camino a la Iglesia en zonas donde no existen casi católicos, nombrando cardenales en Mongolia o en lugares remotos donde hay muchísimos más musulmanes?

-R: Para mí eso tiene que ver con lo que él habla de la Iglesia ‘en salida’. Pero la Iglesia en salida debe tener una pedagogía, una manera de llegar. Uno puede decir que el propio Jesús tenía su pedagogía, ¿no? Su manera de enseñar a sus propios discípulos y apóstoles, un lenguaje. [...] El papa Francisco lleva esta experiencia que él tiene como cura, como cura de la calle, como cura que andaba en el metro, a su manera de ser papa. Y vive como papa esa misma realidad. Por eso se queda en su cuarto y se queda con sus zapatos negros. No se puso los rojos. Y eso es lo que juntos hicimos para traducirlo, para que los chicos puedan aprender eso. Y nos dijo siempre que no preguntemos de qué religión es el chico, sino que ‘primero démosle esa agua’. Porque todo chico tiene sed de agua. De un agua profunda que calme su sed más interior. Después vemos de qué religión. Eso es lo más importante. Empezar al revés.

-P: ¿Gracias a este mensaje sin tapujos hay posibilidad también de mirar a Asia como Francisco también quería?

-R: Creo que no es casual que la última comunidad de Scholas que él mismo inaugura sea la primera comunidad del sudeste asiático en Yakarta, Indonesia.

-P: ¿Por qué la Iglesia católica ha perdido también un poco la comba del mensaje con las iglesias evangelistas en Sudamérica?

-R: Porque siguió hablando un lenguaje que tenía más que ver con la cabeza que con el corazón y las manos, como él mismo lo ha dicho. Por eso él nos ha dicho y nos ha pedido que implementemos un nuevo lenguaje que no es más que el lenguaje original. Es decir, Jesús ponía saliva, ponía el ojo. Los milagros son signos y él hablaba con los signos. Nosotros nos hemos racionalizado como enciclopedistas en la educación. Y entonces los chicos dicen: ‘¿Para qué me sirve todo eso si pasa rápido?’ Y tienen razón. ¿Para qué sirve todo eso? Si yo tengo un chat que le digo: ‘Dime en qué año cuánta gente nació’, y me lo va a decir mucho mejor que cualquier docente. Entonces los docentes no estamos para eso. Los docentes estamos para volver a generar un espacio donde los chicos puedan volcar lo que realmente les preocupa, sus dolores, y para darles la esperanza de que ellos también tienen las herramientas para buscar las soluciones. Y creo que eso, eso de que los chicos sientan que pueden encontrar la solución, es lo más importante.

-----

José María del Corral tiene claro el proyecto educativo y la mirada que ha dejado Francisco en sus manos y ese objetivo de convertir a los chicos en poetas, a ayudarles a conectar con el corazón, con lo que sienten, con la música, el baile y la pintura, y con todo lo que la gente piensa que ya no es útil.

“Los jóvenes quieren encontrar el futuro en el presente. Es más, quieren encontrar la eternidad del presente”, reflexiona, antes de añadir que este mensaje es necesario en la actualidad, en la que cada vez hay más jóvenes medicados, con problemas de salud mental.

“Es un tema educativo, pero es un tema educativo que no es un debate dentro de la escuela. Es un tema de cultura. ¿Qué cultivan? ¿Qué les estamos dando de cultivar a los jóvenes? ¿Qué estamos dando de comer y de beber a los jóvenes? ¿O los contaminamos con una educación que no genera sentido o les damos una educación que vuelve a dar sentido a una vida?“.

-------

-P: ¿Qué querrías que sucediera para Scholas y para la Iglesia en el futuro? Ahora, con la elección del nuevo papa, que todavía no sabemos quién es ni quién será, ¿qué rumbo querrías que siguiera la Iglesia?

-R: Creo que lo importante para mí es que cada papa le vaya poniendo una impronta. A veces pienso que tal vez no habría un Benedicto XVI si no hubiera habido un Juan Pablo II. Y tal vez no habría un Francisco si no hubiera habido un Benedicto [...].

Entonces yo pido y deseo que Francisco también deje un papa que el mundo entero está pidiendo, que es esto de la sencillez y volver a construir la humanidad que nosotros nos hemos encargado de destruir. Hay que volver al origen, no hay que repetir la historia.