
Aunque un contrato laboral se finalice por decisión unilateral de trabajador, este tiene derecho a cobrar un importe de dinero por el finiquito. Pese a que no corresponde cobrar una indemnización, ya que no ha sido la empresa quien ha dado por terminada la relación laboral, sí existen una serie de conceptos a liquidar que la compañía deberá pagar al empleado.
Los aspectos a tener en cuenta
La base para el cálculo de finiquito es el salario pendiente. Cuando un trabajador abandona su puesto de trabajo a mitad de mes, la empresa deberá abonar la parte del salario correspondiente a los días trabajados. Para ello, se divide entre 30 el salario mensual para dar con la cifra del sueldo diario. Después, esta cantidad se multiplica por el total de días en los que se han ejercido las labores del puesto.
También habrá que tener en cuenta los días de vacaciones generados y no disfrutados en lo que va de año en el momento de la baja. Por cada uno de estos días, se deberá sumar al cómputo total el importe correspondiente al salario bruto diario. Igualmente, será necesario contabilizar de la misma forma el derecho a pagas extraordinarias generado en los meses del año transcurridos que todavía no se haya recibido.
Es importante tener en cuenta que, como cualquier otra nómina, el importe bruto del finiquito está sujeto a las mismas deducciones por cotizaciones a la Seguridad Social, IRPF u otros. El empleador debe realizar las retenciones necesarias en función de la situación fiscal y laboral del trabajador.
Diferencia entre baja voluntaria y despido
La baja voluntaria y el despido son dos formas de finalización de una relación laboral, pero con diferencias clave en derechos y responsabilidades. La primera es una decisión del trabajador de dejar su empleo, con la que se prescinde del derecho a cobrar una indemnización o la prestación por desempleo, salvo que haya una causa justificada (como acoso laboral).
El despido, sin embargo, se trata de una decisión unilateral de la empresa, que puede ser procedente o improcedente. En caso de despido, el trabajador tiene derecho a indemnización y, generalmente, a la prestación por desempleo si cumple con los requisitos.

Cuando un trabajador es despedido, tiene derecho a una indemnización, independientemente de si el despido es justificado o no. La cantidad depende del salario, la antigüedad en la empresa y el tipo de despido. El cálculo comienza con el salario diario, que se obtiene sumando el salario bruto de los 12 meses previos y dividiéndolo entre 365 días. Las pagas extraordinarias se incluyen, pero no otros conceptos como dietas o seguros.
La antigüedad es otro factor clave: a mayor tiempo trabajado, mayor indemnización. Además, el tipo de despido influye en la cantidad a recibir. En el caso de un despido objetivo, la indemnización es de 20 días por cada año trabajado, con un límite de 12 meses de salario. En un despido improcedente, el trabajador recibe 33 días de salario por cada año trabajado, con un límite de 24 mensualidades. El total se obtiene multiplicando el salario diario por los días correspondientes.
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