Estos son los cultivos que no deberías plantar juntos si quieres que crezcan adecuadamente

Al cuidar de cultivar un huerto o jardín, es importante no solo elegir bien las especies, sino también considerar la ubicación de cada una

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Plantas (Adobe Stock)
Plantas (Adobe Stock)

Ahora tienes más tiempo y has decidido que es el momento de volver a cuidar el huerto familiar. Así, después de comprar el abono adecuado y consultar con expertos, has comenzado a seleccionar las semillas más apropiadas para garantizar que los frutos crezcan fuertes y sanos.

Sin embargo, al cuidar de cultivar un huerto o jardín, es importante no solo elegir bien las especies, sino también considerar la ubicación de cada una. Y es que, aunque haya plantas que pueden convivir sin inconvenientes, otras no deben cultivarse cerca. Esto es lo que se conoce como el principio de compatibilidad de plantas, que se basa en la interacción entre las raíces, los nutrientes y las sustancias químicas que algunas plantas liberan al suelo.

Plantas en casa (Adobe Stock)
Plantas en casa (Adobe Stock)

Qué cultivos no puedes plantar nunca juntos

Los tomates y las patatas son los productos estrella de los huertos particulares. Sin embargo, nunca deben cultivarse cerca. Ambas pertenecen a la misma familia (Solanáceas), lo que aumenta la posibilidad de que compartan plagas y enfermedades, como el tizón tardío. Esta enfermedad les afecta de forma similar, lo que puede comprometer gravemente la producción. Además, el tomate puede liberar sustancias químicas que afectan el crecimiento de la patata, reduciendo la cosecha.

Entre tanto, las zanahorias y las cebollas tampoco se llevan bien. Las cebollas liberan compuestos sulfurados que pueden interferir con el desarrollo de las zanahorias. Por otro lado, las zanahorias pueden atraer a las plagas que afectan a las cebollas, como las moscas de la cebolla, que podrían dañar sus raíces. Esta incompatibilidad puede afectar tanto al sabor como al tamaño de ambas cosechas.

Asimismo, aunque la lechuga y el apio son comúnmente cultivados juntos, no es la mejor combinación. El apio tiene una necesidad de agua muy alta, lo que puede hacer que el suelo se sature y asfixie a las raíces de la lechuga. La lechuga, por su parte, prefiere suelos ligeramente secos, por lo que competir por los recursos hídricos puede limitar el crecimiento de ambas plantas. Además, el apio puede atraer insectos que también dañan las lechugas.

Por su parte, la albahaca es una planta que, aunque se utiliza comúnmente como compañera para muchas otras, no es recomendable tenerla cerca de los pepinos, ya que puede interferir en su crecimiento al liberar aceites esenciales que afecten a la fotosíntesis de esta planta. Además, los pepinos son susceptibles a enfermedades como el mildiu, y la albahaca puede atraer insectos que favorecen la propagación de estas enfermedades.

El ajo es una planta con propiedades repelentes de insectos, lo que puede ser beneficioso para otras plantas. Sin embargo, los frijoles no son una de ellas. Las raíces del ajo liberan compuestos que inhiben el crecimiento de los frijoles, lo que puede resultar en un rendimiento deficiente de la cosecha. Además, el ajo puede atraer plagas que también afectan a los frijoles, como los pulgones.

Finalmente, los pimientos y las berenjenas son otras plantas de la familia de las solanáceas y, al igual que los tomates y las patatas, no deben cultivarse cerca unas de otras. Estas plantas comparten muchas de las mismas plagas y enfermedades, lo que aumenta el riesgo de infección. Además, la competencia por nutrientes y agua también puede afectar negativamente al crecimiento de ambas especies.